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Reseña: libro del siglo XX

Elba Gómez Orozco | 25 de octubre del 2020

Reseña: Arráncame la vida (Alfaguara, 1986). Autora: Ángeles Mastretta. Premio Mazatlán (1985). Adaptación cinematográfica (2008).

La presente reseña es acerca de una novela escrita en 1985 y publicada en 1986 por la editorial española Alfaguara y que surge de la pluma de Ángeles Mastretta, escritora mexicana nacida en el estado de Puebla. La obra, que es del género narrativo consta de 218 páginas, y veintiséis capítulos. Es una pieza novelística, que situada en un contexto histórico nos muestra el devenir de personajes y entornos acordes a la visión de la autora desde su conocimiento, tanto literario, adquirido en las aulas, como etnográfico, logrado a base observar costumbres y tradiciones de la comunidad en que sitúa su historia. Mastretta ha publicado más de una docena de libros, entre ellos hay novela, cuento, memorias y poesía.

Hablar de la primera novela de la poblana, es hablar de un material cuyo contenido de corte posmoderno evidencia lo común en la narrativa del siglo XX, en los que el feminismo llega a tomar carta de naturalización y la libertad de escribir sobre la cuasi emancipación de la mujer es materia obligada, más, siendo la autora del mismo género; y aún más, perteneciendo a la generación donde otras escritoras han retomado el tema. En el argumento de Arráncame la vida, parte de la trama descansa sobre el tema del machismo como fenómeno cultural que, aceptado y adoptado como dogma patriarcal, mantiene una hegemonía donde todas las vertientes tienden a normalizar la violencia de género. Sin embargo, para quienes conocen a la sociedad poblana y vivieron esa época no coinciden con el esquema de romanticismo que la autora imprime en la novela entre las clases sociales.

Arráncame la vida es un texto escrito desde la óptica del personaje de Catalina Guzmán, que a la sombra de Andrés Ascencio, da vida a la protagonista cuya presencia es central en el argumento, la autora presenta a Catalina como la cotidianeidad que no representa ni necesita cambios, una especie de metáfora que es utilizada cual catalizador para que incube el caldo de cultivo de la ansiada liberación femenina; y que, propiamente no se alcanza a ver en el personaje en cuestión puesto que en la historia, el acto más visible del privilegio femenino lo ocupa la tendencia de Catalina a la infidelidad. Como venganza, o una acción de rebeldía, la escritora nos presenta más bien a una mujer que se ha cansado de transitar entre la cocina, la recámara, y el confesionario, así, en ese orden. No hay similitud en las legítimas aspiraciones de el movimiento feminista y las particularidades del personaje.

El contexto histórico es el talón de Aquiles de esta novela. Aunque se ha dicho que está inspirada en la vida de Maximino Ávila Camacho, no hay similitudes o temporalidad en que nos digan que se habla de dicho personaje. Se sobreentiende que para escribir basado en la vida de alguien se tienen que conciliar un sinnúmero de intereses, desde asuntos legales, económicos o familiares y en este caso, según palabras de la autora, los descendientes de Ávila Camacho fueron muy precisos en puntos sensibles que pudieran trastocar la memoria del caudillo. Craso error de la autora al desestimar el entorno testimonial de personas que fueron testigos de la influencia política y militar de los Ávila Camacho en Puebla y lo que de ello se desencadenó. Las crónicas y la tradición oral poblana presentan una realidad alterna a la que nos presenta Ángeles Mastretta; obviando la presencia del personaje, la atmósfera es frágil.

El lenguaje juega un papel importante en cada obra, la hace verosímil, débil o falso según el nivel del conocimiento del mismo y su aplicación en el texto. Arráncame la vida se sitúa en este parámetro como débil, la autora no cumple con los elementos filológicos al estructurar en la trama los diálogos de los personajes. Hay, un patente desconocimiento de las hablas rurales y urbanas del Puebla de los treintas y cuarentas por parte de Mastretta; y que se hace evidente en la novela. No logra convencer, puesto que, en algunas líneas se percibe un lenguaje más actual, utilizado décadas después. Importante hacer notar que las diferentes clases económicas y sociales tienen maneras disímbolas en sus hablas, cuestión que pasa casi desapercibida en esta obra.

Sin embargo, justo es acotar, que esta novela cumple con su objetivo, dar a conocer al personaje femenino como principal eje rector de la obra, su lectura es ágil, interesante y aleccionadora en cuanto a concientizar a que la mujer puede ejercer su sexualidad como mejor le plazca. Tiende puentes para que otras, y otros autores exploren desde la perspectiva femenina toda la riqueza literaria que puede haber en una historia bien contada; el camino queda abierto, es cuestión de que los canales estén en concordancia para que suceda; Arráncame la vida es una muestra, y Ángeles Mastretta nos enseña la vereda.

Elba Gómez Orozco es escritora y editora, algunos de sus textos han sido publicados en medios estatales. Es autora de un poemario. Ha participado en colectivo en otras publicaciones. Es impulsora de las letras en Tepatitlán y la región de los Altos. 
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