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Mirador en Tepatitlán | Eduardo Castellanos

La era de los ofendidos | OPINIÓN

Enrique Espejo Águila | @El_Eságui | 23 de febrero del 2018

Una anciana solterona, con mentalidad muy puritana (es posible encontrarla por vecina en cualquier barrio de la ciudad), llama un día, alarmada, a la policía.

“Policía, hay unos niños bañándose en el arroyo que corre por mi casa ¡y están desnudos! ¿No podrían hacer algo contra semejante escándalo?”. Los policías acuden hasta el lugar de los hechos, explican a los niños el problema y estos, muy comprensivos, se desplazan corriente arriba, a un lugar más despoblado. Sin embargo, a los pocos minutos la policía recibe una nueva llamada de la misma señora: “Policía, ¡desde mi casa se siguen viendo a los impúdicos muchachos esos! ¡Incluso se pueden oír a veces sus escandalosos gritos! ¿No les habían advertido bien al respecto?”. De nuevo, la policía se hace presente donde los niños juegan y ríen, ajenos al sufrimiento de una respetable mujer. Como son buenos chicos, no tienen problema en volver a desplazar su lugar de juegos, está vez a un par de cientos de metros más del antiguo lugar. Pero, unos instantes más tarde, la policía vuelve a recibir una llamada de la anciana: “Policía, vuelvo a llamar por el mismo asunto. Y es que, si me subo a la azotea de mi casa y utilizo unos prismáticos, ¡sigo viendo a esos indecentes!”.

Lo anterior es mi peculiar parafraseo de un viejo chiste entre filósofos, el cual ha sido tomado por Fernando Savater en algunas de sus obras. Y, aunque pudiéramos considerar la situación como algo remoto y arcaico, como metáfora está presente en nuestros días de manera prolífica.

Ver un desnudo frente a nuestra casa, en la esquina de nuestro barrio, en la otra punta de la ciudad o en un rincón recóndito del mundo pero acercado a nosotros por internet, nos ha sumergirnos en un mundo de indignación, nos permite enarbolar la bandera de la prohibición por no estar acorde a nuestra moral, ¡y se tiene que respetar pues, todos tenemos derecho a una opinión… y eso es respetable! Comienza la era de los ofendidos.

Incluso, no siendo exagerados, no es solo la desnudez de un niño jugando en el río: desde el reciente escándalo político (si es que no hay otro al momento de publicar esto) de PRIetos que ya no aPRIetan, pasando por el trending #MeToo, surcando sobre el arte de la pintura con la castigada Hylas y las ninfas de John William Waterhouse, sin dejar de agradecer que Thérèse Dreaming  de Balthus no corriera la misma suerte. Y es aquí donde me quiero detener la polémica pues, deseo llevarla al terreno de la literatura, y no quiero ponerme la bandera de defensor de Thérèse Dreaming por miedo a que sea trampolín para Lolita de Nabokov.

Buscar razones para ofenderse en estos días es de lo más sencillo. Y, aunque no pretendo tomar postura en esos temas escabrosos, prefiero escapar de manera… un tanto elegante; buscar, apoyado en los libros, una lista de aquellos prohibidos a lo largo de la historia reciente de la humanidad, dejando para el final aquellos más absurdos, intentando mostrar así que la prohibición no es la mejor herramienta. Sugiriendo así que, esgrimir, como espada flamígera justiciera, posturas tan estáticas y PROHIBIR… pues no es tan buena idea, los remito a la lectura de 1984 de George Orwell: alguna vez me dijeron que las palabras realmente brillantes ya las dijo alguien antes que tú, y, cuando no sabes cómo decir algo, lo mejor es recurrir a esa mente extraordinaria; Orwell y su policía del pensamiento es mi postura.

Prohibir libros nació desde el momento mismo de la literatura. Como medio para plasmar ideas, son estás, las que al chocar con intereses “diferentes” causan molestia, siendo la mejor solución su prohibición o eliminación en piras de flamas de justicia para erradicar esos pensamientos falaces.

Pero ¿la prohibición funciona? ¡Mejor aún! ¿Presenta algún beneficio hacerlo?

Recientemente leí la biografía de Washington, con el objetivo de comparar las diferencias entre ambas naciones, centrándome en sus respectivos “nacimientos” re-descubrí algo que ya conocía: la ilustración tuvo un papel fundamental en la construcción de ambas naciones. Mientras en Nueva España se luchaba por escapar de la lista de libros prohibidos por la inquisición, fue en las Trece Colonias donde la ilustración se impregnó con mayor fuerza en las mentes de los padres fundadores, otorgando una Constitución que serviría de base para el mundo en general con los derechos del pueblo, y como documento base para las constituciones de América Latina.

España no se ve ajena a la problemática. Guste o no a nuestra madre patria, los siglos mantenidos bajo el yugo católico inquisidor los relegaron en el avance industrial y el pensamiento ilustrado. Las consecuencias podrían derivar en fuertes discusiones, aunque es un hecho que, de toda la unión europea, España se encuentra entre las naciones menos desarrolladas del bloque.

Puede pensarse que me anclo al pasado para defender antiguas y absurdas motivaciones, ajenas completamente a la época en que vivimos. Y podría contestar con la quema de libros por parte de los Nazis. La cual tampoco tuvo resultados relevantes y, por el contrario, ya en la actualidad ha servido como eje para obras artísticas que buscan la difusión de la literatura.

Incluso puedo llegar más lejos aún. Podría pensarse que en Occidente y en tiempos actuales se goza de una considerable libertad, aunque los primeros párrafos de esto texto demostraran los contrario. No obstante existen razones todavía más disparatadas para intentar censurar, moderar o prohibir, total o parcialmente, libros modernos, y no tan modernos. Aquí pretendo hacer una recolección de ellos, sumado a pequeños o grandes comentarios, la verdad es que me cuesta ser conciso con este tema.

  • El origen de las especies. Charles Darwin.
    (No es actual, pero sigue siendo uno de los casos por excelencia al tratar la prohibición)
    La teoría de la evolución causó confrontación con la Iglesia y su visión creacionista de ver al ser humano. Incluso lo sigue habiendo hoy en día pues “no puede demostrar de manera práctica lo que se indica en el libro”. Claro es más fácil creer que un creador celestial construyó todo en 7 días.
    Estudios recientes en moscas de fruta y ratones de laboratorio (animales ideales por su rápida reproducción y corta vida) demuestran las conjeturas de Darwin; la evolución.

 

  • El libro de cocina del anarquista. William Powell.
    Aunque el autor ha tratado de prohibir su publicación, pues se avergüenza de un libro que escribió a la edad de 19 años, durante la Guerra de Vietnam; conflicto con el cual no estaba de acuerdo. Este libro incluso muestra distintas formas de crear bombas qué, aunque de manera inexacta, son fáciles las correcciones para lograr la construcción de bombas… no es que yo lo hubiera intentado.

 

  • El guardián entre el centeno. D. Salinger.
    Mundialmente reconocido por ser el libro que estaba leyendo Mark Chapman, asesino de John Lennon.
    Anécdota personal: Lo leí y no terminé con ganas de asesinar a nadie. Pocos días después me encontré con una chica que lo leía mientras esperaba el camión. Supe que estaba por terminarlo por las pocas páginas que le faltaban y le hice la misma pregunta estúpida ¿ya sentiste las ganas de salir a matar a alguien?
    El camión pasó de largo. El libro me granjeo una taza de café, una buena charla y una nueva amistad. ¡No veo porque eso sea malo o motivo de prohibición!
    Sin embargo South Park, en poco más de 20 minutos, lo expresa mucho mejor de lo que yo pueda hacerlo, y replica gran parte de la conversación que tuve en ese café.

 

  • Mein Kampf. Adolf Hitler.
    Un libro que además de exponer la ideología política del nacionalismo, es una demostración clara de las intenciones a futuro que tenía tanto en lo político, social, racial y un sin fin de temas, todos plagados de violencia, colonialismo y antisemitismo. La clave para comprender a lo que se exponía el mundo ante un personaje así. Qué sus lectores fuera de Alemania no lo entendieran si me parece reprochable.
  • Actualmente son varios los países que castigan con multas o incluso algunos meses de cárcel a aquellos que impriman el libro. En Alemania, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta abril de 2015 la publicación estuvo prohibida por el Gobierno Federal. A pesar de que se podía comprar por Internet, muchas denuncias al respecto fueron la causa de que se interrumpiera su venta.

  • El año pasado, con la extinción de los derechos, salió a la venta una edición crítica llena de notas y explicaciones demostrando las falsedades y contradicciones del autor, convirtiéndolo de nuevo en éxito de ventas durante semanas.
  • Los alemanes lo tiene claro, no se trata de cubrir una obra en la oscuridad, sino de iluminarla y permitir sea la propia obra la que se hunda bajo su peso de falsedades, estupideces y mediocridad.
    ¡Quiero una copia de ese libro!

  Los versos satánicos. Salman Rushdie.

Desde su publicación en 1988 se ha encontrado en la polémica pues va contra el Corán.
Un libro que ya leí y que me aburrió desde el inicio. Pretende, en base a una historia un tanto absurda, dar a conocer los inicios del Islam y  los fundamentos del Corán, mostrando episodios y personajes relevantes del libro y la religión.

Prefiero, y recomiendo, la lectura de Bajo la sombra de la historia. Ensayos sobre el Islam y el Judaísmo, volumen I de Fernando Del Paso, en el cual podemos encontrar los relatos y fundamentos vertidos en Los versos satánicos de una manera clara y sin fantasía. Consiguiendo así una mejor comprensión de la religión Islamista.

Retomando la obra de Salman Rushdie, la manera poco seria de manejar los temas del Corán le ha significado una falta de respeto que provocó que el autor ser perseguido por el ayatolá Jomeini quien proclamó una fatwa (pronunciamiento legal en el Islam) en la que cualquier persona relacionada con la publicación sería ejecutada.
Traductores y editores fueron atacados luego de la publicación del libro en otros países; ocasionando la muerte del traductor responsable de la edición japonesa. La fatwa sigue vigente, y la recompensa alcanza los 3 millones de dólares por la asesinar a Rushdie.

  El código Da Vinci. Dan Brown.

Una de las prohibiciones más absurdas a mi parecer.
La búsqueda del Santo Grial, las sospechas de una relación entre Jesucristo y María Magdalena, así como una posible descendencia que alcanza a nuestros días, todo en un entorno de simbolismos convierte a esta novela en un referente del género del suspenso. Mucho más si consideramos el acceso que tenemos a internet, lo que nos ayudaría a tratar de descubrir los misterios “en tiempo real” mientras realizamos la lectura.

Sin embargo la novela ha sido también criticada pues hay ciertos aspectos que se alejan de la realidad, además de datos inciertos sobre historia y arquitectura (totalmente cierto). La Iglesia Católica también hizo fuertes críticas sobre el libro escrito por Brown. La novela está prohibida en Líbano por los aspectos religiosos de los que habla y porque es ofensivo para el cristianismo.

En defensa del absurdo que declaro, son los comentarios del autor a escasos meses de la publicación de la obra, parafraseando: es una novela de ficción, apoyada solamente en la historia, la arquitectura y la religión pero, sobre todo, en mi imaginación para crear las maquinaciones presentadas. NO debe tomarse literal.
Los lectores y la religión lo hicieron.

Y aquí es donde comenzaremos con los más absurdos. Con comentarios muy escuetos pues… son frustrante los motivos de la prohibición.

 Harry Potter y la piedra filosofal. J. K. Rowling.

Prohibida en los Emiratos Árabes Unidos, este libro fue censurado por, supuestamente, incentivar a la brujería. En occidente el St. Mary´s Island Church of England, colegio cristiano del Reino Unido prohibió su lectura por los valores alejados del cristianismo. Además hay muchos padres de familia, también en Estados Unidos, que han intentado prohibir los libros de la saga por ser violento y alejarse de los valores familiares.
Aunque claro, prohibirlo por brujería, no carece de razón.

 El diario de Anna Frank. Anna Frank.

Originalmente fue censurado parcialmente por su propio padre para eliminar los pasajes de mayor contenido sexual y algunas descripciones de la figura materna. Pensar que una adolescente describiera sus genitales o narrase su despertar sexual no se consideraba adecuada para la que iba a convertirse en el triste símbolo del Holocausto. Al parecer, estando por vencerse los derechos de autor, se analiza la posibilidad de publicar un diario integro. Lo cual despierta mi total intereses y estoy a la caza de esa obra.

 La biblia.

No el texto en sí, o algunas partes (para tranquilidad de nuestro jefe máximo), sino su traducción a algún idioma que no fuera el latín o el griego, estuvo prohibida en España hasta el siglo XIX. Eso de leer la palabra de Dios en un idioma que pudiese entender la gente quedaba para los herejes protestantes.
Y claro, como ya se mencionó, las consecuencias de dicha prohibición quedan ejemplificadas con el estatus de España dentro de la comunidad Europea.

 Twilight. Stephanie Meyer.

Prohibida en una biblioteca escolar en Australia porque el director del plantel tenía miedo (cabe aclarar que la novela habla sobre vampiros vegetarianos que brilla en la luz y se enamoran) con una obra de no ficción.
¡Carajo! No solo despotrico contra la obra (que es un asco) sino contra el director. Director y fans de la obra; la cuestión se hubiera zanjado con la recomendación de la trilogía de vampiros (Nocturna, Oscura, Eterna) de Guillermo Del Toro y Chuck Hogan; ahí encontraremos una interesante actualización del Drácula que conocemos: Vampiros que matan, destruyen, solo quieren conquistar el mundo y a los humanos nos consideran seres despreciables solo útiles por nuestra sangre ¡pero! Haciendo acopio de toda la tecnología moderna en su beneficio.

Caray, me sorprende que esta trilogía no estuviera prohibida ya… creo debo dejar de dar ideas.

   ¿Dónde está Wally? Martin Harford.

Aunque no es considerado un libro de literatura siendo estrictos, se adjunta a la lista por lo sorprendente de su censura. Prohibido en las bibliotecas de Michigan y New York por “contener elementos sucios en algunas de sus páginas”: en una de las imágenes, de manera muy pequeña, aparece una mujer en topless en la playa.

La Caperucita Roja. Charles Perrault y Peter Stevenson.

Siguiendo la tónica anterior. En algunos distritos de California, Estados Unidos de Norteamérica, la obra fue prohibida pues, entre los artículos que llevaba la niña en su cesta iba una botella de vino.

Alicia en el País de las Maravillas. Lewis Carroll.

En 1931 el gobernador de la provincia de Hunan, en China, prohibió el libro porque “los animales no deben usar el lenguaje humano, ya que es desastroso poner a los animales y a los seres humanos al mismo nivel”.

Curiosamente se sigue ignorando la claras tendencias pedófilas de Carroll en su vida privada. Lo que hace aún más sorprendente la prohibición de un libro por tan absurdos motivos y no porque fue escrito específicamente para una niña que… mejor no le muevo más.

Los viajes de Gulliver. Jonathan Swift.

Censurado en muchos países debido a los temas de corrupción política, los sentimientos anti-guerra y las injusticias de la colonización.
Libro que tengo en mi estante de pendientes. Adquirido solo porque ser parte de la literatura universal. Ahora tengo una razón más para acelerar su lectura. Interesante, eso es lo que genera la prohibición: curiosidad.

Muchas otras obras interesantes se quedan en el tintero. Incluso algunas que podrían presentar largos e interesantes debates al respecto. Sin embargo, en un juego de retroalimentación, me gustaría fueran los propios lectores de estas palabras los que mencionaran obras faltantes, o comentaran las mencionadas aquí, para crear un espacio de debate, ampliando aún más un tema que nos acompañara una buena temporada.

Solo agregar un par de frases recopiladas a lo largo de la investigación para esta nota, frases lanzadas como es obvio por personas de USA, país que ha demostrado tener la piel muy delgada y que se inclina peligrosamente a una época de puritanismo (aunque no lo he leído pues es difícil de conseguir, es una referencia recurrente) similar a la establecida en Las brujas de Salem de Arthur Miller.

«Puede ser por lenguaje obsceno o porque no le gustan las ideas políticas, sobre todo en el caso de los libros de no ficción»

«Se trata de obras de no ficción que presentan puntos de vista alternativos a cuestiones que la mayoría de los estadounidenses valora mucho, como el capitalismo o el libre mercado»

«Los padres de los estudiantes piensan que es una forma de corrupción o que es engañoso ofrecer estos puntos de vista alternativos, que tienen el peligro de cambiar la opinión de los estudiantes hasta el punto de contradecir la posición de los padres en religión y asuntos sociales»

Lenguaje obsceno no se ve en la televisión abierta o en la esquina de nuestras casas.

Ideas políticas contrarias no las encontramos en internet o en las conversaciones a la mesa de nuestra casa.
Puntos de vista alternativos que provocan un cambio. Todo debe seguir impoluto e inamovible.
Recordemos el caso de España.

Hipócritas, doble moralistas, estáticos, mente cerradas.
No, no es con ánimo de ofender, estoy recordando cómo nació esta nota y los sentimientos que afloraron al respecto. Todo a raíz de mi lectura actual: La cúpula de Stephen King. La cual recomiendo desde ya, aunque no he finalizado la lectura.

Un pequeño pueblo se ve aislado, sin razón aparente, por una barrera invisible a la vista pero que frena cualquier intento de entrar o salir, incluso el aire apenas logra transitar. Es entonces que el pueblo comienza a “organizarse” y ajustarse para sobrevivir. Al más puro estilo de Rebelión en la granja de George Orwell pero dejando de lado las metáforas en animales y siendo las personas quienes actúan… como normalmente ocurre en nuestro mundo: Lideres intentando tomar el poder, policía controlando la situación, chivo expiatorio a todo lo malo que pasa, gente perdiendo el control, adaptación al nuevo sistema de gobierno, prohibición.
Recomendación obligada.

Comenzar a prohibir, lo que sea, por más ofensivo que resulte, es un peligroso precedente, pues eso presenta la oportunidad para comenzar a prohibir algo un poco menos grave hasta llegar a un absurdo como la botella de vino y caperucita.

Aunque no estemos de acuerdo vivimos en un mundo capitalista y su peculiar manera de funcionar: Si algo no genera dividendos, si no presenta beneficio alguno, entonces desaparece lentamente. Si mostramos interés por algo, ya sea positivo o negativo, lo tendremos constantemente ante nosotros.

El que tenga reparos para leer un libro lo mejor que puede hacer es no leerlo. Ni siquiera para prohibirlo. Prohibirlo es una manera de darlo a leer.

Como siempre, me despido recordándoles mi blog donde podrán encontrar muchas más reseñas de libros y notas interesantes: Contra el promedio mexicano
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Siéntanse libres de hacerme saber sus comentarios, opiniones, críticas o hasta regaños, al tío Eságui todo eso le interesa para seguir mejorando el contenido.
Nos vemos en la siguiente.

 

Enrique Espejo es promotor de la lectura y escribe para el blog “Contra el promedio mexicano”
Kiosco Informativo respeta y defiende el derecho a la libre expresión. Las opiniones emitidas en este espacio son responsabilidad de los columnistas.

 

 

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