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Juglarías, un mérito de los estudiantes | CRÓNICA & GALERÍA

 

Cinthya Gómez | @escriboenlaluna

17 de junio de 2016. Desde temprano, la Alameda de la calle Hidalgo comenzó a recibir a los carros alegóricos con representaciones de “Hamlet”, el “Quijote de la Mancha”, “Romeo y Julieta”, “La Gitanilla”, “Sueño de una noche de verano” y otras alusiones a la literatura de Shakespeare y Cervantes que este año formaron parte del desfile inaugural de Juglarías, el evento cultural de la Prepa Tepa.

Para donde quiera que se mirara, los árboles de papel china, el pasto de aserrín, los caballos de fibra de vidrio y los vestidos de tafeta recreaban antiguas escenografías teatrales. A estas se les añadía el toque de modernidad, pues a donde se volteara, había chicos tomándose “selfies”, mandando whatsapps, o escuchando reggaetón.

Las hadas, o las brujas bailaban mientras otros terminaban de pintarrajearse sangre o delinearse los ojos, de apretarse el vestido o terminar de pegar el último retazo de tela a la tarima prestada.

Algunos de los alumnos que llegaban junto al carro, venían “en vivo”, o sea sin dormir. Ya que durante toda la noche y madrugada del domingo, lo dedicaron a pulir los últimos detalles, para que su creación tuviera la mejor calificación. 

Una chica manda whatsapps mientras espera que inicie el desfile Juglarías 2016
Una chica manda whatsapps mientras espera que inicie el desfile Juglarías 2016

Ingenio a lo juvenil con Shakespeare como favorito.

Cristina Gómez, del tercer grado de la mañana, señaló que su grupo se basó en el primer escrito del dramaturgo inglés, “Venus y Adonis” para representar su cuadro alegórico en el que invirtieron más de seis mil pesos.

“Lo consideramos importante por ser la primera obra del escritor; este año reciclamos bastantes cosas y tuvimos muchas prestadas de otros carros”, dijo.

En promedio, cada salón participante en el desfile de carros alegóricos invirtió montos que van desde los 5 mil pesos hasta los 14 mil 500 pesos.

Pero si los recursos económicos, se contrastan con algunos de los resultados, el talento de los preparatorianos es oro molido.

Los carros de Juglarías cumplen con una costumbre ajena y añeja, que de poco en poco han arraigado: Cada representación por más austera o ostentosa que sea, siempre lleva algo prestado, algo viejo, algo regalado y algo azul. Sí, como si de una novia se tratara.

Lo prestado corresponde a las tarimas, muebles y utilería que los chicos sacan de sus hogares para completar los escenarios. Lo viejo, está en todo aquello que los jóvenes suelen reciclar. Lo dado, en ocasiones no va más allá de retazos de tela, madera o metal, con los que los jóvenes literalmente hacen magia. Y lo azul llega casi siempre sin querer, ya sea en algún vestido o un pañuelo.

Lo de alegóricos, les viene bien a cada uno de los carros de este año. Pues este 2016, a pesar de que suprimieron el renglón hollywoodense, sobraron las representaciones de Macbeth, Sueño de una noche de verano, Cleopatra y la Gitanilla, sin embargo, todas fueron personalizadas de diferente manera según los recursos, imaginación e ingenio de cada grupo, luciendo así unas más ricas que otras.

Alumnos de la Prepa Tepa repartiendo carteles
Alumnos de la Prepa Tepa repartiendo carteles

Patrocinio a cambio de propaganda 

Además de las Julietas, o los Sanchos Panzas, los carros que desfilaron por las calles del centro de la ciudad, explotaron otro potencial: el publicitario. Las empresas locales de transportes, metales, de la construcción, alimentación, madereras y muchas más aprovecharon que apoyaron a los jóvenes en la realización de su proyecto artístico para exhibir su marca en lonas, panfletos y tarjetas a los espectadores.

Los montos económicos de los apoyos iban desde los 100 pesos hasta los 3 mil pesos, según fuera la fuerza de gestión de cada grupo.

Como en el salón de Zuria Vázquez Estrada, quien cuenta que en su salón reunieron poco más de cinco mil pesos tocando puertas y vendiendo rifas. Al final lograron que les patrocinaran la madera y el traslado en grúa.

En promedio, según algunos de los entrevistados, los patrocinios tenían potencial, y en otros casos únicamente se remitían a ser en especie a cambio de propaganda.

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Alumnos de la Prepa Tepa

Manzana de la discordia y concordia

Durante dos semanas, algunos talleres y cocheras de la ciudad albergaron las tarimas o las preparaciones previas para la fabricación de los escenarios de los carros del desfile inaugural de Juglarías. Motivo idóneo para la convivencia fuera del salón de clases.

Aunque este proyecto cultural es año con año la causal de varias discordias grupales, Juglarías es siempre la excusa perfecta para unificar a los salones.

El trabajo en equipo con el fin de realizar un trabajo en común, la gestión de recursos, la venta de rifas, las desveladas grupales, y las ensuciadas, al final valen la pena.

Iliana Plascencia Serrano, concejal y alumna del segundo grado matutino, aseguró que cada uno de sus compañeros aceptó dar de su bolsa para construir el carro alegórico.

“Invertimos como 7 mil pesos. Los del salón dimos 4 mil pesos, y de patrocinios conseguimos el resto. Todos nos movimos. Lo más difícil fue la construcción del castillo, ahí nos llevamos la mayor parte del tiempo (…) Representamos una obra de Shakespeare. La elegimos porque es una obra con muchos personajes para que participaran todos los alumnos. Todos nos desesperamos. Si hubo muchos problemas, pero solucionamos todo hablando”, comentó la estudiante de segundo semestre.

Incluso, asegura la alumna de la prepa Tepa que hasta los padres de familia se involucraron en la realización del escenario.

Y a pesar de que el evento académico cultural lleva ya 16 años realizándose, Juglarías, sigue siendo eso, la excusa perfecta para salir de lo cotidiano y hacer de lo ordinario algo extraordinario.

“Estos últimos días fueron de levántate a las cinco de la mañana y duérmete a las doce, algunos venimos en vivo. Si hubo discordias. Pero el trabajo finalizado es el que nos vuelve a unir y decir ¡Qué viva Juglarías por otro año más!”, finalizó Cristina Gómez.

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