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Elba Gómez Orozco | 18 de octubre del 2020
El estridentismo surgió como un movimiento mexicano vanguardista en 1921. Creado, de acuerdo a la necesidad que en la posguerra, México y el resto del mundo requerían, este colectivo tenía como principio rector la lucha contra el academismo y el patriarcado que ejercía en ese momento la literatura mexicana. Con influencia vanguardista europea, el colectivo aspiraba que el movimiento concebido como multidisciplinario se rigiera por el cosmopolitismo, progreso y urbanidad conque la comunidad cultural internacional presentaba sus corrientes artísticas. El fundador del Estridentismo fue Manuel Maples Arce, escritor y poeta, quien conjuntó en el grupo a artistas de otras disciplinas. Pintores, músicos, escritores y fotógrafos formaron parte de los estridentistas, nombres como Diego Rivera, Tina Modotti, los hermanos Fermín y Silvestre Revueltas, Manuel M. Ponce, Jean Charlot, Germán Cueto, Arqueles Vela y Xavier Icaza formaron parte de este grupo. Como todo ente que agrupa personas importantes, el movimiento pasó de ser un fiel observante de la Estética a ser un bastión político, económico y social. Aunque tuvo una vida corta (1921/1927), el Estridentismo dejó un importante legado dentro de la literatura mexicana.
Uno de los exponentes de esta corriente es Arqueles Vela (1899/1977), de quien sus biógrafos no se han puesto de acuerdo si nació en Guatemala o en México. Sin embargo, la mayor parte de su vida y su obra la realizó en México. Académico, periodista y escritor. Se integra al movimiento estridentista como uno de los iniciadores. La obra de Vela es en sí, la muestra de la corriente que adoptó el grupo. Desde el ejercicio periodístico al que se dedicó por muchos años y en el que editaba una columna de opinión, dura, crítica, con sustento y que circuló en rotativos como El Demócrata, El Universal y El Nacional, aunque pocas veces firmó bajo su nombre, era sabido que atrás del seudónimo de Silvestre Paradox estaba el intelecto de Arqueles. En el ámbito académico, fue catedrático en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y la Escuela Nacional de Maestros, miembro de la Sociedad Internacional de Críticos de Arte. Dentro del género literario, la participación de Vela fue pródiga, incursionó en narrativa, poesía y ensayo. El legado del escritor y su trascendencia en la literatura mexicana es el que nos ocupa en este texto.
El estilo vanguardista en el que la Literatura fue trasformada por Vela se perciben en toda su obra, fiel a los principios del movimiento estridentista, su obra, muchas veces ubicada en la ficción y que iban dirigidos hacia una narrativa de contenido más social eran fruto del experimento cosmopolita que Arqueles había adquirido en Europa. En la narrativa y como fiel exponente de su obra tenemos la novela La señorita etcétera, que publicada por primera vez en 1922, es un texto que no se adhiere a las estructuras convencionales, innovadora en su esencia y argumento, una novela en la que el personaje existe sin existir y que el desdoblamiento sugerido evoca el Cubismo por la superposición de sus planos: se quedaba allí, eternizada. Se esfumaba… No me quedaría de ella sino la sensación de un retrato cubista… así escribiría el autor. En esta historia no hay sucesos extraordinarios, sino que la cotidianeidad es la que la hace extraordinaria. El concepto de Estética en La señorita etcétera reside precisamente en el relato de esa cotidianeidad.
Siguiendo con el análisis de esta novela, encontramos elementos vanguardistas en el lenguaje del autor, en la trama ya se maneja el concepto de feminismo, que en la fecha en que fue escrita, la sociedad en general en México no estaba informada, ni familiarizada con el movimiento feminista; tampoco con el uso del aparato telefónico, y que el autor trataba de hacer patente desde el estridentismo: Era feminista. En una peluquería elegante, reuníase todos los días con sus “compañeras”. Su voz tenía el ruido telefónico del feminismo… describiría así Vela a su personaje. La redacción de esta obra es abundante en adjetivos que vistos a la luz de un siglo después suenan innecesarios en la trama: El café llegó a ser mi otro yo. Todos los días, todas las noches, después de la cotidiana vagabundez de mi trayectoria, aburrido de encontrar las mismas siluetas escrutadoras en las callejuelas, de contemplar la estúpida fachada de las casas y la sonrisa boba de las ventanas, me refugiaba en el café… sin embargo, el sello de Arqueles Vela es precisamente ese, el adjetivar los sustantivos.
Otras obras importantes en la narrativa de Vela son: El café de nadie, Un crimen provisional, Cuentos del día y de la noche, Luzbela Novelerías entre otros títulos. Su voz ensayística también se hizo presente al dejar publicados algunos ensayos de los que han sido referencia obligada en cátedras periodísticas: Elementos del lenguaje y didáctica de la expresión, un ensayo que ejemplificó el quehacer literario fue sin duda Fundamentos de la literatura mexicana, estos y otros ensayos igualmente importantes cuentan en su trayectoria. Si en narrativa y ensayo hizo trabajos que siguen vigentes en lírica no se quedó atrás, los poemas producto de su sensibilidad nos muestran el deseo del rompimiento con lo tradicional, con las reglas establecidas. Hizo de su prosa un estilo único, podría gustar o no a sus contemporáneos, sin embargo, la sonoridad de sus poemas, hicieron que éstos perduraran en el gusto literario. Uno de sus poemas La canción de los que dice el viento muestra la rebeldía hacia la métrica, que, utilizando este recurso, lo hace de una manera reduccionista en un texto visualmente novedoso:
(fragmento)
Flotan ecos de una voz extinguida
que en la noche serena
va diciendo mi pena;
mi juventud ya ida,
el dolor de pensar
y de vivir y de
anhelar
no sé
qué.
Arqueles Vela Salvatierra sigue vigente, su legado a la literatura mexicana es considerado como uno de los principales dentro del movimiento estridentista, y estéticamente, su obra es considerada como un compendio que dentro de la Estética cumple con los elementos requeridos por esta.
