Por: María Dolores Julia Pérez Ledesma
He aquí una llama, mi alma
no ambiciona brillar, a mi pesar, soldado,
cargado de pecados, de ajenos intereses
¿qué es la vida de quien no conozco? ¡nada!
Impávido amartillo, otra luz que apagar
honda miseria queda a mi paso,
rostros ajenos imploran piedad, yo sereno
trago saliva que amarga mi culpa.
Fuego y acero sofocan el miedo
sangre y pólvora empapan mis labios,
aparto la vista ¿qué más da?
Al fin, soldado a mi pesar.