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El primer inquilino del panteón de Mezquitán | Leyendas de Jalisco

*Ana Rosa Enríquez Íñiguez@KioscoInfo | 16 de abril de 2018

En Guadalajara, existió una famosa Botica Alemana, de las mejor surtidas de la ciudad y la más frecuentada por los tapatíos de esa época. Situada en las calles López Cotilla y 16 de Septiembre, atendida por el señor Enrique Weitenaver.

Al morir su fundador, el Sr. Juan Jaacks (también de origen alemán) adquirió el próspero negocio de la Botica. Pero, para el Sr. Jaacks esto era muy poco, pues aspiraba a negocios más lucrativos, así que cuando le propusieron la administración de algunas minas y terrenos, no pensó mucho su decisión.

Fue el 31 de Octubre de 1896 cuando acompañado por el licenciado Gregorio González, partió rumbo al poblado de Ajijic para concretar la oportunidad que tenía de aumentar su capital, desconociendo que por este motivo, iba a encontrarse cara a cara con la muerte.

Ya en su habitación, descansando y pensando sobre el millonario negocio que acababa de cerrar, sus pensamientos se interrumpieron, al escuchar que tocaban la puerta; se dirigió hacia ella para atender el llamado, y cuando abrió, tres hombres lo asesinaron vaciando sus pistolas, dejándolo muerto sobre un gran charco de sangre.

Trasladaron su cuerpo para ser velado en Guadalajara por familiares y amigos. A pesar de la tristeza que reinaba en el lugar, uno de los familiares tuvo el valor de hablar, y con voz alta dijo a los presentes estar enterado de buena fuente que el pasado 29 de octubre salió un decreto y en su artículo 2° dice: “el primer cadáver que se inhume en el terreno tomado para este fin, no causará derechos de inhumación”. Esto quiere decir que si enterramos a Juan en el nuevo cementerio municipal, nos va a salir gratis. Todos decidieron llevarlo a ese panteón (de Mezquitán) y así ahorrar algo de dinero.

Como había de merecerlo, lo llevaron en una elegante carroza fúnebre jalada por hermosos caballos, inició el cortejo rumbo al barrio de Mezquitán, entre rezos y lágrimas de los familiares y amigos que caminaban lentamente siguiendo a la carroza.

Por otro lado, los miembros de una familia muy humilde iban a enterrar a uno de los suyos que había fallecido la noche anterior. También querían aprovechar lo del decreto, pues no tenían dinero suficiente para los gastos funerarios; estas personas pobres, iban por la calle de Federalismo, cargando el humilde ataúd sobre sus hombros.

Ambos cortejos iban a la par, pero por calles paralelas, caminaban lentamente cruzando las calles, mientras los vecinos y transeúntes de la zona, se quitaban el sombrero en señal de respeto y rezaban por ambos muertitos.

Uno de los miembros de la comitiva de Juan se dio cuenta que por la otra calle iba otro fallecido y pidió a los demás apresurar el paso para llegar primero y así ser ellos los que aprovecharan la oferta.

Los familiares del humilde difunto, también se dieron cuenta que era muy probable que les ganaran el entierro gratis, entonces, los dos grupos cuadra que pasaban, cuadra que aceleraban el paso, prácticamente iban todos corriendo, querían pasar primero el puente que estaba a unos metros de la entrada al panteón.

Como Juan Jaacks iba en carroza, tuvo mayor ventaja y fue el ganador, no se pagó su inhumación. Fue así como se convirtió en el primer inquilino del Panteón de Mezquitán.

 

Este es un espacio de rescate cultural de las leyendas más tradicionales de Los Altos y de Jalisco, llevado a cabo por el Mtro. Pablo Huerta Gaytán del Centro Universitario de Los Altos en colaboración con los alumnos de Tepatitlán, de municipios de la región y de otros lugares de México, para rescatar parte del vasto y rico patrimonio cultural mexicano.
Las narrativas que aquí se dan a conocer, son colaboraciones exclusivas y parte de algunos productos de aprendizaje del curso-taller “Expresión Oral y Escrita”, que imparte el Mtro. Pablo Huerta Gaytán a alumnos del 2º semestre de la Lic. en Contaduría Pública, del Centro Universitario de Los Altos, de la Universidad de Guadalajara.
Hay quienes ven a la leyenda como resultado de hechos reales a los que se agregan interpretaciones de enseñanzas válidas y hacen que la historia resulte más interesante. Pueden existir muchas versiones ligeramente diferentes de una misma leyenda porque su transmisión inicial ha sido oral.

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