domingo , 23 febrero 2025

El pulque resiste en Tepatitlán: tradición entre espumas y memoria

Staff Kiosco Informativo| 06 de febrero de 2025

Tepatitlán de Morelos.- Bajo la sombra de una lámina y con el aroma terroso de la ranchería Santa Ana impregnando el aire, el pulque se resiste a desaparecer. En este rincón de Tepatitlán, donde los magueyes ya casi son piezas de ornato y no de tradición, Gamaliel Sánchez mantiene viva la herencia de una de las bebidas más ancestrales de México.

«Ahorita se está acabando la tradición del pulque, joven, ya hasta el jarro se está vaciando solo», dice Gamaliel con resignación, mientras sirve un vaso espumoso de esta bebida fermentada, que no solo es buena para el alma, sino también para la panza. Con más de quince años dedicados a la elaboración del pulque, su historia es un testimonio de resistencia en un territorio donde el agave azul ha desplazado al maguey salmiana, la planta que le da vida al pulque alteño.

El pulque, que alguna vez fue bebida sagrada de los dioses prehispánicos y el elixir diario de los campesinos, ha sido relegado por la modernidad y los intereses comerciales.

«El tequila está sustituyendo al pulque. La gente ya no siembra maguey, y sin maguey, no hay pulque», explica Gamaliel. Un maguey salmiana requiere siete años de maduración antes de que se pueda extraer su aguamiel, un tiempo que pocos están dispuestos a esperar en tiempos de cosechas exprés y ganancias inmediatas.

Pero quienes aún prueban esta bebida saben que su valor va más allá del sabor. «Tiene muchas propiedades, te ayuda con la digestión, fortalece el cuerpo… y además, es una bebida natural», dice Gamaliel con orgullo. La miel de aguamiel, un producto derivado, se ha convertido en una alternativa para él, ya que cada vez menos personas buscan pulque, pero sí remedios naturales para la tos y la salud intestinal.

En Santa Ana, el pulque se toma de manera tradicional. «Aquí la gente lo pide fuerte, mediado o tiernito. Pero lo mero mero es con pico de gallo: tuna agria, cebolla, chile asado y poquita sal. Cuando no hay tuna, se usa naranja agridulce», cuenta Gamaliel, reviviendo con sus palabras la costumbre que generaciones enteras han disfrutado en Los Altos de Jalisco.

Sin embargo, el futuro del pulque en la región es incierto. «Mis hijos lo toman, pero no creo que sigan la tradición. ¿Dónde lo van a conseguir cuando yo ya no esté?», se pregunta. Su llamado es claro: «Si la gente que tiene terreno sembrara maguey, podríamos rescatar nuestra bebida. Es parte de nuestra historia«.

El Día Nacional del Pulque nos recuerda que aún hay tiempo para salvar este legado. Para aquellos que nunca lo han probado, la invitación está abierta: vengan, conozcan su sabor, su historia y su importancia. Porque cada jarro que se sirve es un acto de resistencia contra el olvido, y porque en cada sorbo de pulque se bebe un poco de México.

 

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