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Treinta horas caminando por el Señor de la Misericordia

Cinthya Gómez | @escriboenlaluna

 

25 de abril de 2016.- El Cristo de brazos abiertos de poco más de un metro de altura que Rubén Gutiérrez López de 27 años, carga en su espalda, es su acompañante en la manda que comenzó este mediodía en su recorrido por la fe al Señor de la Misericordia.

Así, con todo y cruz, él caminará treinta horas. La hazaña, Rubén la ha repetido cada año, desde hace diez años, y comienza siempre en la central camionera de Tepatitlán.

Y no es el único que espera a que salga el próximo camión expreso a Guadalajara. Junto con él, por lo menos un centenar de peregrinos hacen fila, para también trasladarse y emprender la caminata del Señor de la Misericordia desde un punto a ochenta kilómetros de distancia del Santuario ubicado en Tepatitlán.

Los fieles tienen distintos puntos de partida en la Zona Metropolitana de Guadalajara, pero Rubén avanza desde San Pedrito, en Tlaquepaque.IMG-20160425-WA0036

Rubén salió apenas ataviado con unos ligeros zapatos deportivos, un pantalón corto, playera azul claro, gorra, lentes de sol y una mochila con apenas lo suficiente para pasar la noche caminando y llegar mañana por la tarde al Santuario del Señor de la Misericordia. “Nomás cargamos la bendición de Dios”, dijo confiado el peregrino.

Incluso para alimentarse, el peregrino es llano. No lleva ni una galleta o una manzana, es más, no lleva ni una botella de agua. Pues apuesta a la generosidad de las familias que durante el trayecto brindan de beber y de comer a los fieles caminantes del Señor de la Misericordia.

La cruz que Rubén carga a su espalda, es la imagen de un Cristo de madera y cerámica a brazos abiertos que pesa por lo menos veinte kilogramos. Veinte pesados pero también livianos kilos.

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Rubén y su familia que también hará la caminata por el Señor de La Misericordia

La lleva porque es una “manda que debe”. No explica sobre qué es su voto, pero sí que es muy importante para él. Y es que, desde que emprendió su primera caminata en 2006, no ha cambiado el motivo hasta ésta su décima Caminata del Señor de la Misericordia.

Su técnica para cumplir y no desgastarse es venirse caminando “despacito”. Así, asegura que el calzado no canse y no le saque ampollas en los pies.

Pero antes que la comodidad dice que la seguridad al caminar por las carreteras es lo más importante ya que dice “es peligroso invadir los carriles en cualquier momento”.

En 30 horas cumple su cometido. Y no, no corre. Su experiencia lo dice, no hay prisa por llegar, sabe que el Señor de la Misericordia reposa en su Santuario a pesar de todo y lo único que él necesita es llegar a salvo.

Sus más de diez caminatas le han enseñado a saber por dónde caminar, a qué horas cruzar por ciertos tramos y en qué momentos emprender el paso duro.

Si “Dios quiere” llegará mañana a las seis o siete de la tarde. Sano y salvo y con una meta más cumplida por la fe, su fe al Señor de la misericordia.

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