domingo , 28 abril 2024

SAQUEADO: EL INCIERTO DESTINO DEL PEYOTE MEXICANO (parte X)

PRESERVACIÓN

Por: Víctor Rivera

Hablemos de hikuri: La verdadera oportunidad del peyote

Lisbeth Bonilla, Kupiri, empezó a sentir una cierta perturbación cuando comenzó a escuchar sobre la disminución de poblaciones de hikuri en el desierto. Fue cuando se preguntó qué podría hacer para atender el asunto, pero inicialmente se sintió limitada.

Así nació la organización Hablemos de Hikuri, como una inquietud para intervenir en el problema, también como una oportunidad de intercalar la ciencia con la tradición y abonar para evitar que la especie desaparezca.

Voz: Lisbeth Bonilla, Kupuri, Hablemos de Hikuri. Producción: Jonatan Orozco.

“El proyecto nace después de yo acompañar dos peregrinaciones, de escuchar las pláticas de otros wixaritari y sobre todo de lo que platicaba mi abuelo de cuando era joven y había más hikuris; al estar en internet y encontrar noticias sobre las ceremonias que se hacen en las ciudades, las problemáticas de las jitomateras, las minerías, me empezó a interesar mucho el tema. Comprendí más la importancia de esta planta y lo que significa en la religión wixárika. Lo sentí muy valioso y sagrado, como que yo quería aprender más”.

El objetivo principal de Hablemos de Hikuri es que como grupo se abone a educar y concientizar sobre el peyote. La misión primordial es llevar información de valor a la comunidad wixaritari de San Andrés Cohamiata y que se abra el diálogo con los jicareros y con toda la gente.

Entre los objetivos de Hablemos de Hikuri destaca el boletín donde se busca documentar a las personas sobre el impacto del saqueo en el desierto, así como el estado del peyote derivado de la extracción ilegal.

“Que los propios wixaritari estén más conscientes de cómo lo están usando y que tengan información sobre lo que le pasa al hikuri, cuáles son sus amenazas y que nosotros seamos el puente para explicarles lo que está pasando alrededor del hikuri. Que sea la comunidad quien decida cuidarlo y reforestarlo”, explica Lisbeth.

Junto con ella, en esta organización, también colabora Pedro Nájera, que ha estado comprometido en sus investigaciones con la defensa del peyote. Con el apoyo de Nájera, lo que buscan es hacer una especie de censos durante diversos periodos para conocer la presencia de peyote en la vida silvestre, precisamente para tener una cuantificación propia del saqueo.

Además, recolectan semillas de la cactácea que son esparcidas por las zonas donde el peyote se da de manera natural. Principalmente en Wirikuta.

«Comprendí más la importancia de esta planta y lo que significa en la religión wixárika. Lo sentí muy valioso y sagrado»

Lisbeth Bonilla, Kupuri

Pedro Nájera detalla que se trabajan trípticos en tres idiomas y con perfiles de información distinta: en lengua wixa para las comunidades wixaritari, en español para los mestizos mexicanos y en inglés para los turistas extranjeros.

Uno de los planteamientos que tiene la Profepa es crear una red colaborativa de habitantes que sean conscientes del fenómeno de saqueo para evitar que desaparezca el peyote o se siga extrayendo de manera ilegal. Con mucho ímpetu y trabajo propio Hablemos del Hikuri han comenzado a hacerlo sin que dependencias del gobierno manifiesten interés en sumarse.

“No vemos interés de las autoridades por proteger el hikuri ni siquiera a elevarlo como cactus en peligro de extinción. Si estas organizaciones que quieren que se legalice lo logran, el ambiente no está para que suceda esta gran demanda. Para eso deberían crear primero viveros de donde se pueda tomar el consumo delpeyote”, relata Lisbeth Bonilla.

https://youtu.be/jPkUd2JeDH4

Hablemos del Hikuri habló con AJ+ sobre su labor de defensa del peyote, así como el significado que tiene esta planta sagrada para los wixárika.

Comenta que la intención es llevar el conocimiento científico con lo wixárika. “Lo que promovemos es que cuando se vaya a cazar el hikuri dejen semillas allá para que la naturaleza actúe. Eso es lo que queremos aprovechar. Que las semillas se queden en su casa, en Wirikuta y allá nazca. Y también que en los centros ceremoniales tengamos hikuris en invernaderos, pero cuando crezcan llevarlos a wirikuta que es su casa. Queremos que la misma gente vea cómo nace y crece”.

Recuerda que en un inicio hubo resistencia por parte de los líderes de San Andrés Cohamiata, “como que pensaron que yo iba a hacer algún proyecto para venderlo, se preguntaron mucho el por qué yo una mujer estaba proponiendo esto, para las autoridades el hikuri no debe ser tocado, son muy recelosos y se les comprende por lo que se le significa. Al final se hizo una consulta y las autoridades determinaron que teníamos permiso de trabajarlo y reportarlo todo a la Unión Wixárika que son los vigilantes de los animales y las zonas sagradas”.

Aunque el camino que ha emprendido Hablemos de Hikuri avanza lento, es una iniciativa que podría abonar a lo propuesto por otros especialistas que buscan proteger al peyote. Sobre todo que tienen la intención de llevar información para que la sociedad comprenda más el impacto que tiene un fenómeno de extracción.

Pedro Nájera sentencia: “Buscamos crear este vínculo de diálogo para concientizar a las personas y a su vez hacemos trabajo científico desde la parte biológica, estamos evaluando la fluctuación de las poblaciones de peyote en varios lugares del desierto chihuahuense, esto incluye a Wirikuta, con el fin de crear un plan demanejo biocultural no comercial con fines rituales para el aprovechamiento del peyote”.

Perspectiva del desierto de Wirikuta, zona sagrada de los Wixaritari. Foto: Víctor Rivera.

David es un conversador nato. Al llegar a su puesto que está en la circundancia de la plaza principal de Real de Catorce explica las propiedades de algunas de las piedras que vende junto con su esposa, a quien llama compañera.

Es un hombre delgado, que acaricia los dos metros de altura con un argot limitado en palabras, pero con el ímpetu de un juglar. Cada ocasión en la que se refiere a una piedra la califica primeramente como “preciosa”. Luego toma una revista, donde aparece un catálogo con todas las bondades de los minerales y disecados que vende.

Habla un poco pausado, es rubio y pareciera tener un perfil sudamericano. Fácilmente podría cubrir el estereotipo de un argentino. Dice con cierto orgullo ser “chilango”. Se detiene de manera constante en sus emociones discursivas, pareciera como si pensara un poco lo que dirá y luego se suelta.

“¿Ya fuiste al Cerro El Quemado?”, me pregunta. Hace la pausa típica en él y se suelta: “es lo más hermoso que podrás vivir. El desierto es mágico. Puedes ver la vida desde allí. Hay paz y espíritu. Si vives la experiencia como debe ser, encontrarás en la vida una explicación de lo que somos. Podría decirse que encontrarías una explicación astral. Cuando estás allá y consumes el Hikuri con la consciencia que demanda, puedes pasar días sin probar alimento. Hay un Marakame en el desierto que debes encontrar cuando estás en lo más álgido de la experiencia. Convivir con él y consumir el Hikuri te responderá muchas preguntas.

David no es wixárika, pero consume comúnmente el peyote. Declara que la planta merece respeto y que para la preparación un interesado debe hacerlo con mucho tiempo previo. Porque el grado de consciencia es fundamental: “Tienes que empezar a conectarte contigo, con tu aura, con tu espíritu. Al final de cuentas el viaje que recibes es parte de lo que eres y uno tiene que disfrutarlo, no sufrirlo”.

«aquí todos acceden al peyote, pero no todos le tienen el respeto que merece»

David, comerciante Real de Catorce

La noche del encuentro con David fue fría. Él se frotaba de manera constante las manos y soplaba por una abertura que dejaba al unirlas. Luego decía que el frío de aquella no era tan fuerte como cuando el invierno tiene atrapado a Real de Catorce.

Al tomar un colgante con forma de fósil, David se acerca y dice que esa sería una excelente opción para llevar. Que a él mismo le sorprende pensar en la cantidad de tiempo que tiene ese animal y que el espiral que enreda su figura es una metáfora perfecta del paso del tiempo.

David hace una pausa y vuelve a hablarme del peyote. Me pide de favor que viva la experiencia. Alza la cabeza al cielo y mira la luna. Argumenta que una vez que coma hikuri nunca veré una luna mejor. Que nunca olvide cómo fue antes del hikuri, porque después, la luz que dibuja la aureola del satélite me hará sentir la energía que emana a la tierra… “solamente que cuando lo hagas, ve con los Marakames, aquí todos acceden al peyote, pero no todos le tienen el respeto que merece. Los wixarikas sí lo tendrán y a ellos les gusta compartir su conocimiento del mundo”.

La noche se cubrió de nubes y el frío cobró velocidad. De pronto se le empezaron a ver las venas al cielo con los rayos que advertían una tormenta. Durante la madrugada de aquel día llovió.

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