jueves , 16 mayo 2024
Foto: Padre Anastacio Rábago Ramírez

EL Padre Rábago | CRÓNICA

Por: María Martha González Hernández

Hoy compartiré un acontecimiento que dejó marcada la fecha del 20 de noviembre de 1966. Como la corriente de agua que se propaga por las calles de Tepatitlán en tiempos de tormentas, así de efusiva se regó la noticia que afligió a toda la población que por la tarde de ese día se anunció el fallecimiento  en una forma por demás extraña de un sacerdote muy querido, el padre Anastasio Rábago Ramírez.

Ese día, al ingresar el párroco a su domicilio situado en la calle Esparza número 150 se desplomó sin conocimiento, nunca se supo la verdad, hubo diferentes versiones; se decía que había visitado a un enfermo llevándola al Santísimo a una casa donde también tenían unos perros feroces que atacaron al padre Rábago por lo cual había tenido un gran susto, también se decía que alguien lo habría invitado a comer y le ofrecieron comida en mal estado. A la población nunca se le informó algo conciso, los habitantes de Tepatitlán se volcaron a su domicilio a velar su cuerpo.

Fue un cuadro muy triste ver aquel ataúd franqueado por cuatro cirios y abajo del mismo el fiel compañero inseparable, su perro, que gemía de una forma lastimera.

Tepatitlán estaba de luto, el padre Rábago fue un clérigo aceptado y querido por todas las clases sociales, al Santuario del Señor de la Misericordia siempre se encontraba atestado de niños, jóvenes y adultos, el capellán tenía un carisma inimitable.

La noche de su funeral  la gente estuvo orando e implorando al Creador ¿sería por él? ¿o por la necesidades particulares? Ya en ese momento se hablaba de las concesiones particulares por su intercesión.

Al día siguiente por la tarde se le dio el último adiós a tan querido sacerdote, se escoltaron sus restos en procesión hasta la salida de Tepatitlán rumbo a Lagos de Moreno, lugar de su nacimiento, hasta ahí permitieron las autoridades que se le acompañara, en adelante irían sólo vehículos.

Tepatitlán quedó en un luto estremecedor, había muerto el padre Rábago.

Los textos que aparecen en este apartado fueron escritos por alumnos que participaron en el curso-taller de redacción literaria que fue impartido por la escritora Elba Gómez Orozco, como parte de las propuestas cuturales que ofrece el Gobierno Municipal de Tepatitlán a través de la Dirección de Arte y Cultura. 

 

 

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