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Luz Marleny Pérez de la Torre* | @KioscoInfo | 24 de mayo de 2019
Cuenta la leyenda que hace muchos años existieron unos bandidos que se dedicaban a robar y a desfalcar a cualquier persona, sin importar si éstas eran ricas o pobres.
Estos bandidos robaban los trenes, desviaban las vías del tren obligándolos a detenerse y después subían armados a los camiones y les quitaban a los pasajeros todas sus pertenencias sin importar quién fuera.
Un día, estos bandidos decidieron robar un tren que pasaba por el pueblo de Atotonilco. Desviaron las vías del tren y entonces se subieron a robar a todos los que se encontraban dentro del tren. Se dice que el dinero que robaron de este tren sumaba una gran cantidad, eran miles y miles de pesos.
El dinero que los bandidos lograron juntar de todos sus robos lo decidieron guardar en una cueva que se encontraba en la punta del Cerro de Picachos.
Los años pasaron y a estos bandidos los mataron, pero, se dice que el dinero que tenían guardado en la cueva, aún se encuentra dentro de ella. Por ello han sido varios los hombres que han intentado entrar a esta cueva para tomar el dinero, pero a la fecha no hay persona alguna que lo haya podido lograr. También se dice que esa cueva está maldita porque el dinero que se encuentra dentro de ella, es dinero mal habido.
Cuenta la historia que todo aquel que entre a esa cueva, jamás volverá a salir y que han sido pocos los individuos que han logrado salir con vida.
Un hombre llamado José Pérez, cuenta que es uno de los pocos que han logrado salir con vida de esta cueva. Hace aproximadamente ocho años este hombre era robusto y de aspecto algo descuidado nació y toda su vida ha vivido en el rancho de Picachos. Decidió entrar a la cueva con la esperanza de encontrar los millones de pesos. Pero confiesa que al entrar, se encontró con varios cadáveres localizados no muy lejos de la entrada y se cree que estos cadáveres seguramente también entraron en busca del dinero.
Cuenta José Pérez que él siguió caminando para encontrarse con el dinero pero que antes de comenzar con su búsqueda escuchó los relinchos y el trote de caballos. Afirma que al escuchar estos relinchos sintió un miedo como nunca antes lo había sentido.
Asegura que quedó paralizado por el temor que estaba sintiendo y por ello, aunque su cuerpo se lo pedía a gritos, él no lograba moverse de su lugar. Afirma que miró desde el fondo de la cueva la silueta de un hombre montado a caballo que se acercaba a él con velocidad. Dice que éste era un hombre vestido de negro, con tejana y barba serrada. Los caballos que se estaban acercando a él, no tocaban con sus patas el suelo y daba la apariencia como si estuvieran flotando.
José cuenta que antes de que ese misterioso hombre lo alcanzara, él logró correr hacia fuera de la cueva, escapando del aparente sujeto montado a caballo. Cuenta que fue tan mala la experiencia que tuvo en esa cueva que prometió jamás volver a entrar.
Creen que tuvo demasiada suerte al salir con vida de ese lugar ya que han sido muchísimas las personas que han entrado y jamás se ha vuelto a saber de ellas. Algunas versiones aseguran que ese hombre montado a caballo, podría tratarse de un demonio que se encuentra cuidando el dinero mal habido y oculto en la cueva o incluso que se podría tratar del mismísimo satanás.
