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Foto: Calle Esparza, centro de Tepatitlán

La sombra de la tortillería | Leyendas de los Altos de Jalisco

Diana Maribel Aceves Martin | 2° Semestre de Lic. en Contaduría Pública | 28 de julio del 2019

En la cabecera del municipio de Tepatitlán, Jalisco vivía un señor de muy escasos recursos, se llamaba Ramón y era muy humilde, sólo contaba con el bajo sueldo por trabajar en una tortillería llamada “Esparza”, ubicada en la calle del mismo nombre.

Ramón todos los días que iba a trabajar a la tortillería veía una sombra en el patio de ese lugar, ya que él era quien cocía el nixtamal para la tortillería; lo más curioso es que sólo él la veía, nadie de los que también trabajaban allí veía nada, ni siquiera el dueño, eso despertó más su inquietud.

Día tras día que pasaba siempre veía esa sombra, hasta que decidió enfrentarla y le pregunto: “¿Qué es lo que quieres o qué necesitas de mí?”, a lo que la sombra respondió: “Necesito que me ayudes a pagar una manda de rodillas, desde la Alameda hasta el Santuario del Señor de la Misericordia, que yo prometí en vida por un favor recibido y que nunca pude pagar, por eso mi alma no puede descansar, hasta cumplir esa promesa.

A cambio de ello, te ofrezco un tesoro que tengo escondido en este patio, debajo de esas macetas que están cerca de la pared, “sólo necesitas escarbar debajo de ellas y lo encontrarás” al escuchar esto el señor Ramón quedó muy sorprendido y sin dudarlo, decidió platicarle lo sucedido al dueño de la tortillería, ya que él sólo era un empleado más.

Ese mismo día se encontró al patrón, de nombre José de Jesús Gómez Esparza y corrió a comentarle lo sucedido, la reacción de éste fue la misma que la del señor Ramón pero, en ese momento José de Jesús no dijo nada a Ramón, quien decidió esperar a que su patrón le dijera qué hacían ante esa situación.

Como dueño de la tortillería siguió pensando con mucho interés en lo dicho por su empleado, así que sin decirle nada, decidió “pagar” la manda ese mismo día al salir del trabajo, para después ir por el tesoro y quedárselo en su totalidad ya que él era el propietario de la finca.

Tal como lo había planeado el señor José de Jesús se encaminó a la Alameda para realizar la manda que la sombra necesitaba, tal como la había pedido. Al llegar al Santuario del Señor de la Misericordia y haber cumplido la manda, feliz se fue rumbo a la tortillería para empezar a buscar el tesoro prometido que le daba tanta curiosidad y emoción encontrar.

Una vez en la tortillería, se fue hacia el patio al lugar que le señaló Ramón y que la sombra dijo estaba el tesoro enterrado; empezó por quitar las macetas y con una barra y un cincel comenzó a quebrar el piso o mosaico para posteriormente utilizar una pala y empezar a quitar la tierra.

Después de mucho rato, su pala no entró con facilidad a la tierra como todas las anteriores paladas realizadas, algo que hizo se llenara de emoción pues presentía ya estar tocando el tesoro.

Siguió cavando y ya sin tierra encima se topó con un cántaro que sacó y al abrirlo se encontró efectivamente con el tesoro que la sombra le había dicho a Ramón y quedó sorprendido por la gran cantidad de monedas de oro que contenía ese cántaro.

Al día siguiente, el señor Ramón se presentó como siempre a trabajar, sin saber de lo ocurrido; al llegar al patio se encontró con la sorpresa de que había escombros de tierra removida donde estaba el tesoro. En seguida fue con su patrón para preguntarle qué había pasado en ese lugar y su patrón le dijo que había escarbado pero que no había encontrado nada.

Esa versión sorprendió al señor Ramón porque desde ese día no volvió a ver esa sombra; también a partir de ese día, el señor José de Jesús empezó a sentirse mal de sus piernas, especialmente en las rodillas, al mismo tiempo que compraba propiedades y camionetas. Lo único que recibió el señor Ramón en esa semana fue $200.00 pesos más de su sueldo que normalmente recibía.

Dicen que la salud del dueño de la tortillería se fue deteriorando porque ese tesoro escondido no era para él; ese tesoro le correspondía a Ramón porque únicamente él veía la sombra y a quien le había comentado la existencia del tesoro…

“El portón de las leyendas”

Las narrativas, descripciones, historias, relatos y/o leyendas que aquí se publican, son algunos productos de aprendizaje del curso-taller “Expresión Oral y Escrita” que imparte el Mtro. Pablo Huerta Gaytán a estudiantes del Centro Universitario de Los Altos, de la Universidad de Guadalajara. En algunos casos en el texto se mezclan la imaginación, realidad y ficción para, a partir de la leyenda, llegar incluso al cuento.

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