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De como la Villa de San Francisco se convirtió en Tepa: ciudad diversa que cumple 140 años

Fotografías tomadas de la página de turismo de Tepatitlán

Julio Ríos | 20 de septiembre de 2023 

Tepatitlán de Morelos.– Quien hubiera imaginado que la pequeña Villa de San Francisco, enclavada en la región Altos Sur de Jalisco, se convertiría en una de las diez urbes más pobladas de nuestro Estado de Jalisco y entre las 200 más habitadas del país y que este 20 de septiembre de 2023 celebra jubilosa 140 años de haber sido elevada a la categoría de ciudad. Una fecha que curiosamente muchos ignoran.

Aquella pequeña comunidad fundada por misioneros franciscanos en el siglo XVI, fue creciendo de forma acelerada, al grado de opacar a su vecina, la Villa de San José de Bazarte (que aún existe pero ya devorada por Tepatitlán).

Hoy Tepa es una ciudad en la que florecen empresas del sector agropecuario y de la transformación y que cuenta con una oferta cada vez más nutrida en el sector de los servicios y el entretenimiento, además de ser un polo para la atención médica de alta especialización.

Pero también una ciudad con sus propios factores de identidad. Desde la gastronomía local representada por las sabrosas carnitas, y los antojitos como el tamal con caldito y las papas con Revoltura; pasando por la melodía icónica de “Las Alteñitas”, las grandes figuras como el matador José González “Carnicerito”, así como los artistas y deportistas emanados de esta tierra roja y por supuesto, el arraigo religioso, pero que afortunadamente hoy en la sociedad, en los hechos, se combina con el reconocimiento de la diversidad.

De la fantasía de Mapelo a la certeza de la fundación de la ciudad

La historia de San Francisco de Tepatitlán, comienza a escribirse en 1530, cuando llegaron las tropas españolas encabezadas por el capitán Almíndez Chirinos, a estas tierras habitadas por Tecuexes. En aquellas épocas, se creó una encomienda que primero fue propiedad de Juan de Oñate y que de acuerdo con la investigadora del CIESAS, Carmen Leazuriaga Montes, abarcaba Zapotlán de los Tecuexes (hoy Zapotlanejo), Atzacatlán, Acatique (hoy Acatic) y Tectpatitlán, donde los indígenas se encontraban asentados en el Cerrito de la Cruz, y fueron sometidos por tropas españolas y evengalizados por misioneros franciscanos.

Desde entonces, se ha ido documentado el crecimiento de esta ciudad, aunque algunos lo han entremezclado con fantasías, como la del supuesto caudillo indígena Mapilli (Mapelo) y quien según la leyenda habría combatido con fiereza a los españoles hasta el último momento. Incluso una figura de Mapelo está plasmada en una ventana del Palacio Municipal, aunque no se ha comprobado su existencia de acuerdo a los parámetros que exige el rigor histórico.

Otro motivo de polémica, es la aseveración que han realizado algunos escritores sin preparación histórica, respecto a que Tecpatitlán significa lugar del cuchillo sagrado. De acuerdo con la doctora Carmen Icazuriaga Montes, quien estudio en La Sorbona, en Francia, la traducción más apropiada del náhuatl apunta a que Tecptatitlán significa “Lugar entre Pedernales”.

Retomando el relato: fue así como se fundó el pequeño poblado de San Francisco de Tecpatitlán, en el paso del camino real Guadalajara-Zacatecas. Muchos creen erróneamente que el patrono es el Señor de la Misericordia, pero en realidad es San Francisco de Asís, además de que obviamente, en ese tiempo aún no se había aparecido el “encueradito”.

Efervescencia y crecimiento

La Villa de San Francisco de Tepatitlán contaba con un alcalde ordinario y cuatro regidores durante el virreinato, y luego en 1780 pasó a convertirse en subdelegación. Ya en la época de independencia, Tepa se convirtió en departamento, perteneciente al tercer cantón, gracias a un decreto del 27 de marzo de 1824.

La doctora en geografía por la Universidad de Sorbona, Carmen Icazuriaga Montes escribió sobre el boom tepatitlense: “Fue a partir del siglo XVIII cuando la Villa de Tepatitlán empezó a desarrollarse significativamente, debido a una segunda oleada de inmigración a la región- que se dio en toda la Nueva España- de campesinos sin tierras, precedentes de regiones como Asturias, Galicia, Vizcaya, a quienes se les otorgaron tierras en pequeña propiedad ya que se habían suprimido oficialmente las encomiendas”.

Por su parte, el Periodista José Alberto Casillas en su libro “Historia de Tepatitán”, relata que los primeros servicios tuvieron que ver con atención a los viajeros, tales como los famosos mesones. Ahí se quedaban quienes venían de paso de Guadalajara hacia Zacatecas. Además, los domingos había una efervescencia comercial en el centro del pueblo ya que los habitantes de rancherías venían a hacer sus compras a Tepa, escuchaban misa, comían algún antojito y volvían a sus moradas.

Fue así como en los registros del archivo municipal de Tepatitlán, en 1857 ya se daba cuenta de oficios como zapatero, rebocero, albañil, curtidor o talabartero, escribió Leazuriaga Montes. Y añade que en las guías de comercio, se registraban productos como telas, ropa, hilos, cigarros, aguardiante, papel o pasta alimenticias y en 1866 ya había establecimientos como 24 telares, 21 zapaterías, 3 platerías, 4 zapaterías, 7 panaderías, 3 sastrerías y varios molinos.

Y aunque en Tepatitlán a la fecha hay muchas personas que aún reniegan de Benito Juárez (a quien consideran casi demoniaco) la misma autora documenta que con las Leyes de Reforma promulgadas en 1859, las tierras de la Iglesia Católica pasaron a manos de unos cuantos ricos que se convirtieron en prósperos dueños de Haciendas. Con la bonanza económica, estos hacendados alternaban su residencia entre el rancho y la ciudad, sobre todo en tiempo de secas, aunque durante el temporal, preferían quedarse en el rancho pues las brechas eran lodosas y por lo tanto intransitables.

Nombramiento como ciudad: derivado del poder político, económico y religioso

Con todo, Tepatitlán fue acumulando poder político y económico, aunque estos recaen casi siempre en las manos de las mismas familias. Por eso es común ver a figuras provenientes de estas elites encabezando las empresas, los organismos de la iniciativa privada y los cargos públicos, como si ejercieran una especie de derecho de sangre al estilo monárquico.

En cuanto a lo comercial, Leazuriaga Montes describe a Tepatitlán desde mediados del siglo XIX, como un “centro de poder económico y eje de las relaciones de intercambio de productos entre la ciudad y el campo”, y beneficiario deuna estrecha comunicación con la cercana capital, Guadalajara.

Además de convertirse en un centro político-administrativo, fue un vasto polo religioso, ya que de la Parroquia de San Francisco de Asis dependían varias poblaciones como Valle de Guadalupe,  Cañadas de Obregón o Acatic. Durante décadas, esta demarcación católica era la que administraba los sacramentos y marcaba la línea a los capellanes y sacerdotes de los distintos santuarios y templos de la región, por lo que el señor Cura en turno tenía gran poder de decisión, como si se tratara de un Obispo de facto. No es casual que la arquitectura de la Parroquia refleje el mismo poderío de una catedral, por sus dimensiones y sus estilizados acabados.

Ante tal crecimiento era natural el siguiente paso: el 20 de septiembre de 1883, se publicó el decreto firmado por el Gobernador de Jalisco, Maximiliano Valdovinos (de paso fugaz, por cierto) y en el que se elevaba a ciudad a la Villa de San Francisco de Tecpatitlán, para convertirse en Tepatitlán de Morelos, en honor al Siervo de la Nación (quien por cierto nunca pisó estas tierras).

Incluso, el uso del sufijo “Morelos” ha dado lugar a otro mito. Hay quienes afirman que se endilgó a la ciudad supuestamente para congraciarse con un gobernador de Jalisco de nombre José Antonio Morelos, quien había dejado el cargo un año antes, en 1882. Pero no es así, sino que se trata de un homenaje al caudillo de la independencia, cuyo monumento está en la plaza del mismo nombre en el centro de la Ciudad.

Identidad y desarrollo

Durante los primeros años del desarrollo de Tepatitlán como ciudad, no existía como tal una identidad de lo alteño. Esta fue acuñada ya en el Siglo XX, cimentada en el Conflicto Cristero, en el que efectivamente varios personajes tuvieron una participación muy activa. El principal de ellos, el abogado Anacleto González Flores, ideólogo del movimiento, quien fue asesinado el 1 de abril de 1927 y beatificado el 20 de noviembre de 2005. La principal avenida de la ciudad lleva su nombre.

No obstante, aunque para un sector identificado con el catolicismo fue motivo de orgullo durante muchos años, la identidad de los tepatitlenses no debería limitarse a lo ocurrido en el Conflicto Cristero, a pesar de que en la página oficial del Gobierno Municipal se le dedica gran parte de la sección sobre la historia de la ciudad, a esa guerra.

Aquí podemos hacer un paréntesis: urge que la historia deje de escribirse desde la perspectiva de las élites y aterrizar a lo que le ocurre a las personas comunes en lo cotidiano, donde también hay muchas historias que contar a partir de lo que se vive sus rancherías, barrios, cantinas, cenadurías, o el talento de sus músicos, pintores, deportistas y activistas.

En la segunda mitad del Siglo XX, Tepatitlán comienza a crecer como un importante motor agropecuario, a pesar de sus tierras flacas. El principal producto es el huevo de plato. Esta industria nació  en los años 40  y creció en las siguientes décadas, ya que varios personajes modificaron el viejo modelo de la gallina de traspatio, para lograr una paulatina producción masiva, pero sin dejar el modelo familiar, según relata la investigadora del Centro Universitario de Los Altos, Gizelle Guadalupe Macías González.  La industria avícola es tan exitosa, que hoy Tepatitlán es el principal en Jalisco, con 443 mil toneladas al año, casi el doble que San Juan de Los Lagos.

A partir de la década de los 80 y 90, se gestaron varios cambios profundos en el Tepatitlán, propios del tránsito de un pueblo a una ciudad media. Se dio la alternancia política con el triunfo en 1982 del panista Mario Pérez Zermeño (uno de los primeros municipios de Jalisco donde el Partido Revolucionario Institucional fue derrotado) y comenzaron a llegar empresas que establecieron sucursales y  franquicias, además de la construcción de grandes avenidas, centros comerciales y nuevos fraccionamientos.

También se generó un cambio de paradigma en el pensamiento tepatitlense, gracias a la creación unos años antes de la Preparatoria Regional de Tepatitlán, de la Universidad de Guadalajara y la fundación del Centro Universitario de Los Altos. En esa década, la mancha urbana se expandió casi un 20 %, aunque florecieron los asentamientos irregulares.

En 1990, la densidad poblacional era de casi 63 habitantes por kilómetro cuadrado y en 2010, registraba casi 93. Y en la cabecera aún más: 237 persona por cada kilómetro. De 1990 a 2020, según los censos del INEGI, la población aumentó de poco más de 50 mil a 150 mil, es decir, el 36.5 % de toda la región de Los Altos Sur.  

Actualmente, cuenta con 336 localidades, la más poblada es la cabecera, y le siguen las delegaciones de Capilla de Guadalupe, San José de Gracia, Pegueros, Capilla de Mipillas, Mezcala y Tecomatlán, y las agencias municipales de San José de Bazarte y Ojo de Agua de Latillas.

Ciudad orgullosa de su pasado, que se encamina al futuro

Hoy Tepatitlán es una ciudad diversa. Si bien, los derechos de las mujeres y de la población LGBTQ siguen siendo vulnerados, cada vez hay más conciencia entre los jóvenes respecto al carácter cosmopolita que existe en una ciudad en ascenso. Así lo muestran las marchas del 8 de Marzo y del orgullo por la diversidad, que cada año suman a más personas.

Ahora conviven diferentes expresiones urbanas y culturales que se manifiestan tanto en la forma de vestir como en la de hacer arte, ya sea en la música, la pintura, el teatro o la poesía. Una ciudad donde el estereotipo del rostro rubio y los ojos azules afortunadamente ya no es el único, aceptado socialmente, sino que ahora se reconoce y se normalizan todas las demás formas de belleza.

Y eso no significa que se olviden el orgullo por ser de Tepatitlán, ni el recuerdo de los grandes personajes, tales como el doctor José de Jesús González Martín, el alarife Martín Pozos, el historiador José Cornejo Franco, el inventor Mariano Esparza, los pintores Martín Ramírez y José Inés Casillas, los futbolistas Gregorio “Tepa” Gómez y Rogelio González Navarro y el que fue en su momento el mejor torero del mundo: José Loreto González López, mejor conocido como “Carnicerito”.

Así como grandes políticos, tales como los ex gobernadores de Jalisco oriundos de Tepatitlán, José Antonio Romero y Ramón Navarro López, así como Aureliano González Álvarez, que fue Gobernador de Chihuahua. Los benefactores don Juan Villalpando y Ana María Casillas Cruz, los periodistas Francisco de Paula Villalobos, Juan Flores García y José Alberto Casillas, así como el humilde campesino Pedro Medina, a quien se le apareció el Señor de la Misericordia. Y otra pléyade de figuras aún con vida, que algún día serán homenajeados, como la infatigable maestra rural Luz María  “La Prieta” Aguirre Navarro.

Y también está su gastronomía, su música y sus símbolos, en una ciudad donde aún se puede vivir tranquilo, pasear en familia, escuchar a la Banda Municipal mientras se comeuna rica nieve de yogurt o unos duros con revoltura en la Plaza de Armas, o se puede paladear un tamal con caldito en una cenaduría y al siguiente día desayunar una torta de Meregildo, una gordita con barbacoa o un chocomilk con huevos de codorniz en el Mercado Centenario y en la tarde, un buen plato de carnitas.

Una ciudad que vibra en todo lo alto en cada feria Tepabril, no solo por las actividades musicales y culturales, sino en el recorrido de la fe, con la imagen del Señor de la Misericordia, que aún sigue siendo querida y amada por las personas que aquí nacieron o que enamoradas de este terruño han querido quedarse para siempre.

Una ciudad que cumple 140 años, pero que entra ya de lleno a las transformaciones tecnológicas y sociales propias del siglo de la revolución digital. Una sociedad tepatitlense, orgullosa de sus valores, pero que al mismo tiempo reconoce su diversidad y lucha por erradicar esos viejos y rancios prejuicios que durante años obstaculizaron su crecimiento.  

Tepa cumple 140 años como una ciudad que se encamina al futuro.

 

Fuentes utilizadas para este texto:

  • Casillas, José Alberto (1987) Historia de Tepatitlán, Tomo 1. Edición propia.
  • Gobierno Municipal de Tepatitlán. (2022). Síntesis Histórica de Tepatitlán. Recuperado de tepatitlan.gob.mx/historia/
  • Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado de Jalisco, (IEEG). (2021). Tepatitlán de Morelos. Diagnóstico del Municipio. Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco
  • Instituto Municipal de Planeación de Tepatitlán, (Implan). (2019). Plan Municipal de Desarrollo. Tepatitlán: Gobierno Municipal
  • Leal Moya, Leticia. Coord. (2017). Diagnóstico de la Región Altos Sur de Jalisco. Tepatitlán: Centro Universitario de Los Altos
  • Leazuriaga Montes, Carmen (1996) Origen y desarrollo de Tepatitlán como centro rector. Revista Estudios Jaliscienses, 25, Pags. 50-63
  • Macías González, Gizelle Guadalupe (2018). Empresas familiares avícolas en Los Altos de Jalisco, México. Trayectorias, gestión y perspectivas de continuidad. México. Editorial Miguel Ángel Porrúa
  • Muriá, José María. Coord. (2003). El Desarrollo Urbano de Tepatitlán de Morelos. Zapopan: El Colegio de Jalisco

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