viernes , 16 mayo 2025

¿Con qué autoridad moral Ernesto Zedillo habla de democracia? | Opinión

Por Oscar Miguel Rivera Hernández | 16 de mayo de 2025

Ernesto Zedillo fue presidente de México entre 1994 y 2000. Llegó a la candidatura del PRI después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, y lo cierto es que desde entonces su imagen ha estado rodeada de dudas y sospechas. A Zedillo no lo eligió el pueblo, sino el “dedazo” de Salinas de Gortari, y llegó a la presidencia en medio de una de las etapas más oscuras del priismo.

Hoy, más de dos décadas después, Zedillo aparece de nuevo en los medios, especialmente en las revistas Letras Libres y Nexos, para advertirnos que la democracia en México está en riesgo. Habla como si él hubiera sido ejemplo de transparencia, justicia y bienestar para el pueblo, cuando en realidad su sexenio fue todo lo contrario.

Durante su mandato ocurrieron tragedias que no podemos olvidar: las matanzas de Aguas Blancas, Acteal y El Charco, donde decenas de personas inocentes perdieron la vida. En vez de proteger los derechos humanos, su gobierno reprimió, persiguió y silenció a quienes pensaban diferente. ¿Eso es democracia? No lo creo.

Uno de los escándalos más grandes de su gobierno fue el Fobaproa, ese rescate bancario que convirtió una deuda privada de los banqueros en deuda pública, o sea, en deuda que seguimos pagando todos los mexicanos. En lugar de rescatar al pueblo, Zedillo rescató a los mismos empresarios que habían financiado las campañas del PRI. Prometió “bienestar para las familias”, pero solo benefició a la suya y a la de sus amigos.

Zedillo ahora cuestiona si Claudia Sheinbaum estaría dispuesta a tomar decisiones “impopulares” como lo fue el Fobaproa, como si eso fuera motivo de orgullo. ¿Salvar a los bancos a costa del pueblo mexicano fue una decisión valiente? No, fue una traición a la nación. A 25 años de ese fraude disfrazado de rescate financiero, seguimos pagando una deuda que empezó en 687 mil millones de pesos y que ya ha costado más de 2 billones solo en intereses. Hoy debemos más de un billón de pesos por culpa de esa decisión que él mismo defiende.

Además, Zedillo acusa a la actual presidenta de querer eliminar la independencia del Poder Judicial con la reforma que permitirá que los jueces y magistrados sean elegidos por el pueblo. Dice que eso es una “farsa vergonzosa”, pero se le olvida que él mismo, el 1º de enero de 1995, despidió de un plumazo a los 26 ministros de la Suprema Corte de Justicia, dejó paralizado al máximo tribunal del país durante un mes y luego impuso a 11 nuevos ministros totalmente a modo. Eso sí fue un golpe a la democracia.

¿Cómo se atreve a hablar de autoritarismo si él mismo gobernó de forma autoritaria? En su sexenio, la represión contra el EZLN y contra los pueblos indígenas fue brutal. Prometió diálogo y dio violencia. Así fue su gobierno: disfrazado de modernidad, pero lleno de corrupción, desigualdad y represión.

Zedillo critica a Claudia Sheinbaum por defender una reforma judicial que busca democratizar el sistema, pero él nunca hizo nada por democratizar el país. Validó el fraude electoral del 88, ignoró los reclamos del pueblo, y consolidó el modelo neoliberal que tanto daño le hizo a México. Durante su gobierno, la pobreza creció, la desigualdad se disparó y la economía quedó en manos de intereses extranjeros.

Además, su repentina aparición en medios afines a los grupos conservadores como Letras Libres y Nexos no es casual. Es parte de un intento coordinado por deslegitimar al nuevo gobierno que apenas comienza. En lugar de dejar que el pueblo decida, estos personajes insisten en sembrar miedo y desinformación.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha sido clara: no hay marcha atrás en la transformación del país. Y tiene razón al decir que Zedillo no tiene autoridad moral para hablar de democracia. Él representa lo peor del pasado, ese pasado que tanto daño le hizo a México. Su sexenio no fue recordado por construir una mejor nación, sino por proteger a los poderosos y darle la espalda al pueblo.

Zedillo también dice que siente que hay represión a la disidencia. ¡Vaya ironía! Cuando él fue presidente, usó al Ejército y a la policía federal para reprimir a comunidades enteras. Hoy, porque alguien lo contradice, se siente atacado. No está acostumbrado a que el pueblo tenga voz.

Yo pienso y se percibe entre la sociedad que, se viven tiempos distintos. La gente, según comentarios de una gran mayoría, la Cuarta Transformación, se ha buscado devolverle al pueblo el derecho a decidir. Por eso la reforma judicial es tan importante; porque busca acabar con los jueces corruptos, con el amiguismo, con el tráfico de influencias. Por fin se quiere que el Poder Judicial sea del pueblo y para el pueblo. Y eso, por supuesto, incomoda a quienes siempre se beneficiaron del sistema anterior.

Por eso, cuando escucho a Zedillo hablar de democracia, recuerdo todo lo que no hizo cuando pudo. Recuerdo los muertos de Acteal, el Fobaproa. Recuerdo que consolidó un modelo económico que dejó en la miseria a millones y, sobre todo, recuerdo que él no representa el futuro, sino un pasado al que no debemos volver.

Hoy más que nunca, necesitamos mirar hacia adelante y apoyar los esfuerzos por construir un México más justo, más democrático y más humano. Porque, parafraseando al mismo Colosio: “Vivimos en un México que exige justicia y ansía un trato equitativo”.

Check Also

Deporte e innovación, ejes del desarrollo en Lagos de Moreno

Staff Kiosco  Informativo | 15 de mayo de 2025 Lagos de Moreno, Jalisco .— Con el objetivo …