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Cuando el diablo se apareció en una discoteca de Tepa | Leyendas de Los Altos 

Staff Kiosco Informativo  | 20 de septiembre de 2024

En la cultura popular alteña, hay una historia que se relataba ampliamente a inicios de los 90, sobre la supuesta aparición del diablo en una discoteca de la entonces ultra conservadora ciudad de Tepatitlán.

En aquel año recién se había estrenado la película Lambada, una cinta de escaso valor artístico y que se llevó malas críticas de los especialistas cinematográficos, pero que fue un éxito de taquilla por su contenido erótico. Dirigida por Joel Silberg y protagonizada por J. Eddie Peck y Melora Hardin, figuras que fueron olvidadas rápidamente en Hollywood, la película de 104 minutos cuenta la historia de un muchacho que tiene una doble vida: profesor de secundaria en el día y bailarín de lambada en un club nocturno. El filme fue proyectado en el extinto Cine Alteño, a pesar de las quejas del párroco, que en ese tiempo fungía como el gran censor del pueblo.

Es en ese contexto que se da la leyenda de la supuesta aparición diabólica en la discoteca. De acuerdo a los relatos orales, los hechos fantasiosos habrían ocurrido de la siguiente forma:

Cuando el diablo se apareció en la disco

En una discoteca muy famosa de la época, una noche de fiesta se presentó una mujer extremadamente atractiva.

Su belleza era tal que todos los hombres querían bailar con ella. Uno de ellos, un joven apuesto y carismático, tuvo la suerte de ser elegido por ella para bailar.

La pareja se movía con gracia por la pista de baile, y todos los presentes los observaban con admiración. Sin embargo, conforme avanzaba la noche, el joven comenzó a notar algo extraño. La temperatura a su alrededor parecía aumentar y un olor a azufre empezó a impregnar el aire. Al mirar más de cerca, se dio cuenta de que los pies de la mujer no eran normales, sino que parecían pezuñas.

Asustado, el joven intentó alejarse, pero la mujer lo sujetó con fuerza. En ese momento, su apariencia comenzó a cambiar: su rostro se volvió monstruoso, aparecieron cuernos en su cabeza y una cola larga y escamosa se deslizó por debajo de su vestido.

Los presentes, horrorizados, vieron cómo la mujer se transformaba en el mismísimo diablo que rasguñaba la espalda del muchacho, dejando surcos de sangre y la camisa convertida en jirones.
El joven logró liberarse y corrió fuera de la discoteca, mientras la figura demoníaca desaparecía entre una nube de humo y azufre.

Una leyenda copiada, misógina y clasista

Un análisis rápido de esa leyenda, nos arroja un relato misógino y clasista, además de poco original, ya que Tepa no es la única población donde se ha difundido.

La leyenda del diablo en la discoteca es bastante popular y se ha contado en varias ciudades de México, como León, Celaya, Puebla, Guadalajara y Monterrey, con distintas variaciones y adaptándola a las discotecas famosas de cada población. Algo así como las leyendas de La Llorona, El Callejón del Beso o El Sombrerón, que tienen sus versiones en distintos pueblos.

Además es un relato misógino porque reafirma el estereotipo que culpa a las mujeres de todo pecado. La leyenda de «la aparición del diablo» era también una forma de inhibir la vida nocturna de las y los jóvenes.

También reflejaba clasismo, pues la supuesta irrupción demoniaca se le achacó a una discoteca dirigida a las clases populares.

En 1990 había tres discotecas en Tepa: «Le Chateau«, dirigida al público «fresa», al que acudían jóvenes de familias de alto poder adquisitivo (o algunos que solo presumían serlo); «La Andrómeda», dirigida a la clase media y la otra, a las clases mas populares, llamada «La Jackie«. Hay variaciones de la leyenda, pero ninguna de esas versiones situaba a la aparición diabólica en la discoteca para «buenas familias», sino en las otras dos.

Finalmente hay que recordar que se trataba de una época en la que incluso los párrocos se atrevían a opinar lo que podía proyectarse o no en los cines o incluso se daban lujo de boicotear conciertos. Como ocurrió con una presentación del entonces principiante Ricardo Arjona que terminó cantando ante un auditorio Morelos vacío, por la mala publicidad fabricada desde los púlpitos por la polémica letra de la canción «Jesús es Verbo, No Sustantivo».

Otro capitulo fue la reacción escandalosa por un concierto de Maná en las que algunos asistentes lanzaron prendas diversas al escenario. Esto provocó que durante algún tiempo se pusieran en pausa los conciertos de rock en la ciudad, aunque también hay que decir que no tardó mucho tiempo en que se retomaran.

Con todo, la leyenda del diablo en la discoteca, es un relato transmitido de boca en boca que forma parte del patrimonio cultural intangible en Tepatitlán, aunque cada vez se conoce menos.

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