Staff Kiosco Informativo | @KioscoInfo | 01 de mayo de 2017
Las obras del pintor tepatitlense Martín Ramírez, conocido como el van Gogh mexicano, serán expuestas en las galerías y el museo de sitio del Congreso de Jalisco, en Guadalajara.
La exposición, que organizan en forma conjunta el Ayuntamiento de Tepatitlán, y la diputada María Elena de Anda Gutiérrez, presentará reproducciones en tamaño real de la obra del pintor autodidacta nacido en 1895 en la ranchería de Rincón de Velázquez y fallecido en 1963 en un hospital psiquiátrico de California, Estados Unidos.
La exposición-homenaje se inaugurará el miércoles 3 de mayo próximo, a las 12:00 horas, en el recinto ubicado en la avenida Hidalgo 222, en el Centro Histórico de Guadalajara, con la presencia de autoridades municipales y del diputado presidente de la Mesa Directiva del Poder Legislativo, Ismael del Toro Castro.
La vida de Ramírez fue un gran misterio durante muchas décadas, hasta que varios investigadores serios comenzaron a recopilar información comprobada y verificable sobre su vida. Su obra consiste en poco más de 450 dibujos de gran formato
De acuerdo con un artículo publicado en Letras Libres por Víctor Espinoza biógrafo de este autor, Martín Ramírez salió en agosto de 1925 a Estados Unidos para buscar trabajo. Pero con la llegada de la Revolución Cristera, ya no podía volver, pues habría sido reclutado en algún bando armado. Además, se deprimió cuando su hermano Atanasio le informó que todas las propiedades que tenía fueron destruidas, y sus animales asesinados, durante el conflicto.
A esto se sumó la Gran Depresión de 1929. Muchos regresaron a México, deportados o por su propia cuenta. Pero Martínez se quedó. Se desconoce cómo sobrevivió hasta 1931, cuando la policía lo detuvo por estar en “estado emocional violento, destructivo y peligroso”, según Espinoza. En 1932 fue diagnosticado con ezquizofrenia incurable. En 1948 lo trasladaron al Hospital DeWitt, donde murió en 1963.
Ahí produjo su obra artística, utilizando cualquier material que recogía de la basura, pegándolo con pasta de papa. Usaba lápices de grafito y carboncillo, y pintura echa con cerillos. Pronto causó sensación entre artistas que acudían al manicomio a verlo pintar, entre ellos, Wayne Thiebaud y alumnos de la Universidad de Sacramento, y el profesor Tarmo Pasto, que adquirió buena parte de sus cuadros y los comenzó a incluir en exposiciones. Lo demás, es más que conocido.
“El Museo Guggenheim de Nueva York, el Museo del Instituto de Arte de Chicago, el Museo Nacional de Arte Estadounidense de Washington, el Museo de Arte de Filadelfia y el Museo de Bellas Artes de Berna, Suiza, entre otros, poseen dibujos de Ramírez en sus colecciones permanentes”, relata Espinoza.
El impacto de Ramírez, que seguro ni él imaginó, también se refleja en lo económico. En el 2005, en una subasta de la galería Christie´s de Nueva York, pagaron 95 mil dólares (casi dos millones de pesos) por la pieza conocida como la “Alamentosa”, una de sus obras maestras.
Todo este legado, podrá ser apreciado en la exposición que se estará abierta al público, del 3 al 31 de mayo, en el Congreso del Estado.