A pocos días de haber sufrido un aparatoso percance en la Plaza de Toros de “Las Ventas” en Madrid, el michoacano Isaac Fonseca se presentó en el primer festejo de la feria de San Fermín en Pamplona y lo hizo de manera contundente al abrir la puerta grande.
Esa tarde, el novillero mexicano se alzó como el máximo triunfador con la obtención de cuatro orejas, lo que sin duda presagia un futuro prometedor para la tauromaquia mexicana.
La prensa ibérica de inmediato volteó hacia el joven coleta con la expectativa de ver a un digno representante de la antigua colonia y que en el ruedo se había impuesto a los locales.
Sin embargo hay que tomar las cosas con calma y que el llamado “Torbellino” no se convierta en un ventarrón. Ya en la fiesta brava nacional ha habido casos de matadores con solera y que desgraciadamente no han podido ocupar un lugar en el escalafón. Situaciones similares en las que resultan triunfadores en España y a su regreso a México para tomar la alternativa, comienzan a perder el brillo conquistado del otro lado del Atlántico por alguna misteriosa razón.
En este rubro, tenemos que mencionar las trayectorias de Ignacio Garibay y Antonio Bricio, quienes poseían la combinación perfecta de arte y raza para ponerse de frente con los astados españoles y salir con sonados triunfos de los cosos en la península.
En casos como los expuestos, podemos retomar al maestro Pepe Alameda con aquello del “imprescindible supuesto”, ya que el derrotero hizo caso omiso de sus éxitos como novilleros y sembró la discreción en ambos matadores en el retiro.
No es el hilo negro. Es una etapa distinta la novilleril y la del doctorado, que cobra carreras y más cuando no se dimensiona la magnitud del triunfo siendo un joven de 18 años.
La suerte en este momento le sonríe a Isaac Fonseca, al que le ha ido de maravilla en España, mientras que en México ya tiene la presión de parte de una afición ávida de figuras taurinas.
Desde este portal le deseamos una carrera llena de triunfos al torbellino michoacano y que siga así, una vez tomada la alternativa.
Porque podemos presumir de tener en México a los novilleros triunfadores de los últimos 40 años. Pero también es cierto que desde 1972, ningún matador azteca ha podido abrir la puerta grande de Las Ventas. De ahí su importancia.