Por: Víctor Rivera
UN CENTRO PARA RESGUARDAR AL PEYOTE SAQUEADO
El estado no se plantea ni siquiera opciones de inserción o estudio de las especies de peyote por estar prohibido su manejo en el Código Penal. Cuando la Profepa decomisa o asegura cualquier ejemplar de flora o fauna, su objetivo principal es regresarlos a su entorno natural. Con el peyote no.
Los hikuris recuperados por la Profepa o la FGR y que siguen con vida son llevados al Jardín Botánico de la UNAM. Existen varios motivos de que no se puedan reinsertar a su entorno natural. El doctor Salvador Arias Montes, especialista en cactáceas y jefe del Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM, comenta que no pueden entrar a un programa de reincorporación por no haber permisión en el manejo de peyote y otras razones son de carácter biológico.
«Cuando se hace reintroducción de un ser vivo se tiene que hacer al sitio original de donde se trajo»
Dr. Salvador Arias Montes
“Cuando se hace reintroducción de un ser vivo se tiene que hacer al sitio original de donde se trajo. Prácticamente todas las plantas de peyote vienen de sitios diferentes. Claro, sabemos que son del norte de México, del altiplano, pero esa zona ¿cuántas hectáreas no tiene? Son miles. Biológicamente es improcedente que yo meta una planta que fue recolectada en Real de Catorce y que yo la quiera poner después en un área de Matehuala, aunque esté a 100 km de distancia hacer eso contraviene la organización natural de la planta, porque no proceden de la misma localidad. Desconozco dónde fueron recolectadas, por lo tanto yo no puedo a ciegas dejarla en cualquier lugar o en cualquier área natural protegida. En el altiplano hay varias áreas naturales protegidas. Yo no podría hacer eso porque estoy llevando individuos que no corresponden a esa población. Si lo hago, la dinámica de las poblaciones se verían alteradas si introduzco individuos que no son nativos de ahí. Eso es muy importante en proyectos que tienen que ver con la introducción de seres vivos. Esta pregunta no se responde igual para todos los seres vivos. Distinto sería si yo metiera peyote a un área donde no hay un solo peyote, para hacer una nueva población. Pero esa sería una estrategia diferente por cuestiones de procesos ecológicos”.
“No es propietaria ni la albacea ni depositaria para que pueda hacer algo con ellas, nosotros no podemos usarlas ni hacer proyectos de investigación con ellas, simplemente somos custodios de un equis número de plantas que históricamente han llegado a nosotros por alguna de estas dependencias”, ratifica el doctor AriasMontes.
Sin embargo, no todos los ejemplares que se decomisan reciben una segunda oportunidad de vida. Esta dependencia reporta que de 2014 a 2021, se han recibido sólo 255 peyotes (en 2014, 171; en 2015, 6; en 2016, 18; en 2017, 2; en 2018, 58; y de 2019 a 2021 ninguno). Lo que quiere decir que el resto de lo decomisado ha sido incinerado.
A pesar de que el Jardín Botánico de la UNAM es un espacio donde los hikuris saqueados pueden recuperarse, la verdad es que la afectación de extraerlas se mantiene en el ecosistema, ya que desaparecen de su entorno natural.