jueves , 21 noviembre 2024
Imagen: Voz Imparcial

SAQUEADO: EL INCIERTO DESTINO DEL PEYOTE MEXICANO (parte IV)

EL MERCADO

Por: Víctor Rivera

Este interés que ha despertado el peyote en núcleos psicodélicos, en movimientos neoindigenistas, así como en aquellos de la ola New Age ha abierto un mercado de consumo global. No se compara con el de otras sustancias. Sin embargo, a manera de robo hormiga, el levantamiento de peyote está impactando en México.

Ilustración: Italia Sánchez

 

Ilustración: Italia Sánchez
Ilustración: Italia Sánchez
Ilustración: Italia Sánchez

Entre agosto y septiembre de 2014, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), la Profepa realizó el aseguramiento de un total de 271 ejemplares de Lophophora williamsii que no contaban con la documentación reglamentaria. Los ejemplares pretendían ser enviados de manera ilegal, con información falsa respecto al producto que fue declarado y de la identidad de la persona que realizó el envío. El destino de los cactus era China y Suecia.

https://www.google.com/maps/d/viewer?mid=1bQGR8rQQe2EPjrKZdwbDOHSc8r1iUxCu&hl=es-419&fbclid=IwAR3j4Xczj6QjLhOFttb0blZns7sflNTXUFgUPC8YWjLXotyKgD6h-WODxDM&ll=26.172999743561373%2C-103.2798857&z=5

“De acuerdo con la experiencia de 2014, los ejemplares de peyotes fueron enviados a través de paquetería desde Veracruz, con destino a Hong Kong, China y Suecia pasando por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México… Cabe aclarar que todo tipo de exportación con fines comerciales u ornamentales, que se realice con estos ejemplares se realiza de manera ilegal”, dijo la Profepa, consultada sobre estas incautaciones.

Existe el tráfico pero no hay un modus operandi claro. De hecho, investigadores reconocen que no existe un patrón que marque las rutas que sigue el peyote luego de su extracción; aunque la Profepa señala tener identificados diversos sitios de venta de variadas especies de cactáceas que son supervisados de forma periódica.

Respuesta de Profepa a solicitud de información.

Se encuentra a la venta como planta de ornato en tianguis; como hierba en los mercados, incluso como sustancia que forma parte de ungüentos para dolores musculares en farmacias naturistas.

Aunque la dependencia sepa del saqueo al peyote y confirme que supervisa esos sitios de venta, sus datos no muestran un interés por medir el fenómeno.

A través de transparencia, la Profepa reporta en el último lustro (de 2016 a 2020) un total de 89 peyotes asegurados: 17 en 2016, en 2017 y 2018 ninguno, 16 en 2019 y 56 en 2020.

Ilustración: Italia Sánchez

 

Ilustración: Italia Sánchez
Ilustración: Italia Sánchez
Ilustración: Italia Sánchez

Para esta investigación se elaboró una base de datos para contabilizar las cantidades de peyote que han sido decomisados y/o asegurados en ese mismo periodo.

La estructura se construyó con casos de aseguramiento o decomisos reportados en comunicados oficiales ya sea por la Profepa, por la FGR (Fiscalía General de la República) o incluso aquellos que aparecieron directamente en notas de prensa de distintos medios del país.

Sin embargo, los datos no coinciden con lo confirmado por la Profepa. En el mismo lapso de 2016 a 2020 se cuentan 670 peyotes decomisados, además de 12 kilos 510 gramos de peyote molido. A pesar de que estos números apenas si dan una muestra de que el saqueo existe, no miden ni una cuarta parte del fenómeno si se comparan con los indicadores que algunos investigadores presentan. 

https://public.flourish.studio/visualisation/8123476/

Para esta investigación se elaboró una base de datos para contabilizar las cantidades de peyote que han sido decomisados y/o asegurados en ese mismo periodo.

La estructura se construyó con casos de aseguramiento o decomisos reportados en comunicados oficiales ya sea por la Profepa, por la FGR (Fiscalía General de la República) o incluso aquellos que aparecieron directamente en notas de prensa de distintos medios del país.

Sin embargo, los datos no coinciden con lo confirmado por la Profepa. En el mismo lapso de 2016 a 2020 se cuentan 670 peyotes decomisados, además de 12 kilos 510 gramos de peyote molido. A pesar de que estos números apenas si dan una muestra de que el saqueo existe, no miden ni una cuarta parte del fenómeno si se comparan con los indicadores que algunos investigadores presentan.

Aquí se confrontan los datos de la base de esta investigación frente a los que tiene la Profepa.

Pedro Nájera es uno de ellos. También es casi un nómada del desierto. Acude entre una o dos veces al mes y dura allá varios días. Es un ingeniero agroecólogo y ha estudiado el saqueo al peyote desde hace años. Su insistencia en el tema lo ha llevado a establecer un sistema de medición. Está molesto, porque reitera que quienes lo extraen del desierto no se dan cuenta de todas las afectaciones que están generando.

“Sin duda las personas representan un peligro para este ecosistema. Cuando se saca un recurso estructural de la naturaleza, las personas creen que el ecosistema se sigue viendo igual, pero en la realidad todo se modifica y empieza a suceder un cataclismo medioambiental que no perciben, entonces siguen explotando la zona. Eso mismo pasa en el desierto: la gente va y se pone a cazar peyote, lo extraen y no notan el impacto. Como el peyote no es un árbol entonces no se nota la deforestación”, dice.

Cuando se saca un recurso estructural de la naturaleza, las personas creen que el ecosistema se sigue viendo igual, pero en la realidad todo se modifica y empieza a suceder un cataclismo medioambiental que no perciben»

 Pedro Nájera.

En su artículo Sobre el uso y abuso del peyote, Pedro Nájera expone que en lo que respecta a la Native American Church (NAC) se estima que está compuesta por un aproximado de entre 250 mil a 500 mil integrantes que participan en las ceremonias de peyote.

Cada ceremonia consumen entre dos y cuatro peyotes por persona, hay quien consume más. En este caso, la NAC termina por demandar al año un millón de peyotes como estándar mínimo. Por lo tanto, Nájera proclama que este índice de demanda “no puede ser en absoluto una práctica sustentable que asegure la supervivencia no solo del peyote, si no, de la cultura misma”.

 

Por otro lado, estima que cada año los grupos de Fuego Sagrado y Camino Rojo consumen hasta 180 mil peyotes, la NAC alcanza como máximo los 156 millones de peyotes, los wixárikas 405 mil y los coras sólo entre 20 y 50 peyotes al año.

Nájera insiste: “Este tipo de prácticas se debe terminar tajantemente ya que solo ayuda a crear una percepción errónea del valor intrínseco y cultural del peyote; se puede frenar mediante métodos de concientización y educación dentro de las escuelas. El impacto del saqueo del peyote sí es considerable, los sitios donde hay turismo se está disminuyendo en un 40 por ciento en las poblaciones, eso en promedio; en lugares donde hay extracción para comercio, las poblaciones han caído en más del 80 por ciento y hay puntos donde podría decirse que hasta el 100 por ciento; hay invernaderos en el desierto que se dedican a sembrar productos de exportación, les dicen jitomateras. Ahí se hizo un cambio de uso de suelo por completo y están desaparecidas las poblaciones de peyote”.

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