Francisco Jiménez Reynoso* | jimenezabogado@gmail.com | 17 de febrero de 2017
A 100 años de haber promulgado la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como la particular del estado de Jalisco, veo un divorcio marcado entre gobierno y sociedad. Peor aún, un encono sin precedentes en el México contemporáneo.
La razón: una clase gobernante insensible a las necesidades del pueblo. Que vela por sus intereses sin importarle el sufrimiento de sus gobernados. Resultó muy penoso que en pleno “festejo” de los 100 años de la Constitución, llovieron los jitomatazos lanzados por un pueblo impotente, que comienza a alzarse en contra de un gobierno voraz e insaciable. El pueblo se los esta demandando…
La partidocracia, funciona como una aplanadora que devasta a la clase media y no se diga a la más vulnerable económicamente.
El pueblo de México ha sido paciente y hasta cierto grado sumiso. Y eso la clase gobernante lo sabe. Pero todo tiene un limite, y ese limite parece estar llegando a los ciudadanos que sienten agredida su inteligencia por las decisiones que el gobierno atenta contra sus más elementales intereses de sobrevivencia.
La Constitución promulgada el 5 de febrero de 1917, plasmó las principales demandas de la sociedad, en cuanto a lo económico y político, saldo que dejó la Revolución de 1910.
Al día de hoy, el 80 por ciento de la Constitución del 17, se ha reformado, para ir respondiendo a los desafíos contemporáneos de los mexicanos.
Fue el 31 de enero de 1917, cuando Venustiano Carranza, recibió las reformas a la Constitución de 1857, que daban vida a una nueva Constitución en México.
Los saldos de la revolución exponían a un pueblo cansado de la guerra, dispuesto a sujetarse a un gobierno que ofreciera Estado de derecho y garantías individuales a los ciudadanos.
La esencia del artículo 27 constitucional se mantiene en el texto vigente, que en aquel 29 de enero de 1917 se aprobó con la consigna de limitar que grandes hacendados acapararan la propiedad de una manera desmedida, pues la Revolución constitucionalista trae escrita en su bandera tierra para todos.
La elección de diputados constituyentes se llevó a cabo el 22 de octubre de 1916, con la garantía para los legisladores electos que no serían molestados por las opiniones que emitieren en el ejercicio de su cargo y gozarían de fuero constitucional durante el tiempo en el encargo.
De los 218 diputados constituyentes, 28% eran abogados, 24% militares, 9% médicos, 9% ingenieros, 7% maestros y 4% periodistas.
A 100 años del nacimiento de la Constitución, la Cámara de Diputados, es una Cámara plural, que tiene al menos 144 legisladores con estudios o diplomados en derecho. Pero pocos son constitucionalistas.
Algunos ciudadanos ya comienzan a cuestionar sobre los alcances de lo que establece el artículo 39 constitucional, que a la letra dice:
“La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.
¿Estaremos ya en los albores de una Nueva Revolución Mexicana?
Francisco Jiménez Reynoso, quien es escribe esta columna es Doctor en Derecho e Investigador de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. jimenezabogado@gmail.com
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