Por: Julio Ríos | @julio_rios | 22 de enero de 2024
Tepatitlán de Morelos.- Pocos periodistas han estado involucrados en la creación de los principales proyectos informativos en la historia moderna de Tepatitlán. Ramón Muñoz de Loza es una de esas figuras.
Creador del noticiero radiofónico más duradero y vigente y fundador del único periódico que se sigue imprimiendo en la ciudad, Muñoz de Loza también propuso la creación del primer noticiero de televisión en la historia de la ciudad (aunque nunca llegó a encabezarlo).
Se trata de tres proyectos que siguen vigentes. Pero sin duda, Muñoz de Loza es identificado -y temido por funcionarios y políticos- por su noticiario «Al Aire», que conduce todas las mañanas junto a Georgina González Ontiveros en la frecuencia del 96.7 de F.M., en Radio Alteña.
A eso se suma que Ramón Muñoz de Loza ha sido testigo de la transformación del periodismo en la ciudad, tanto el tránsito de los medios tradicionales a los digitales, conoció a la vieja guardia de comunicadores y también ha visto surgir a nuevos talentos, algunos de ellos se han formado en los medios de comunicación en los que este combativo y acucioso comunicador ha participado.
Un adolescente se forma entre la efervescencia política
Ramón Muñoz de Loza nació el 2 septiembre de 1970 en Tepatitlán. Tal y como se estilaba en esas épocas, comenzó muy joven en el periodismo, con apenas 15 años y era estudiante de secundaria.
En la década de los 80, la mesa estaba puesta para una irrepetible efervescencia periodística en Tepatitlán. Antes de esa época, existió un programa radiofónico que conducía el periodista José Alberto Casillas y que se transmitía en vivo desde el Hotel Palacio, mezclando comentarios noticiosos, con temas ligeros y participaciones musicales. En cuanto a medios impresos existía la revista Desarrollo Cultural fundada por Juan Carlos Báez Paredes, que también fue alto directivo en una universidad privada. El mercado informativo de noticias, estaba dominado por el periódico El Alteño.
Nos detenemos un poco en El Alteño. Fue fundado en noviembre de 1984 por iniciativa de la familia Álvarez del Castillo, dueña de El Informador y que pretendía establecer una red de periódicos regionales en las ciudades más importantes del Estado de Jalisco. En Tepatitlán el primer director de El Alteño fue el afamado abogado, notario y autor de varios libros, Cayetano Casillas y Casillas.
Ramón Muñoz de Loza se unió a El Alteño en febrero de 1985. Orgullosamente recuerda que su primera tarea fue como voceador del periódico, repartiendo los ejemplares todos los sábados.
«La primera camada de reporteros de El Alteño fue una generación dorada. En deportes estaban Hugo Vázquez, el de la imprenta, junto con Paco González, conocido como El Jilguero, que luego se convirtió en narrador de Primera División en Televisión Azteca y hoy en TUDN. Y en información de sociales estaban Gerardo Martín del Campo, fundador de Gerus Video y Oscar Navarro, que ahora es arquitecto. Todos ellos estaban por terminar la preparatoria. El director era ni más ni menos que el licenciado Cayetano, que también era el corresponsal de El Informador y sostenía una estupenda relación con Jaime Álvarez del Castillo, quien viene a Tepa junto con Isidro Vaca y arrancan el proyecto», recuerda en entrevista, el propio Ramón Muñoz.
«Y así comenzamos. En aquel tiempo existía y era muy fuerte la presencia del diario Ocho Columnas. Era muy, muy influyente en la región de Los Altos. Tenía su sistema propio de distribución y por ende llegaba temprano, siempre antes que el resto de los diarios y dedicaba varias páginas a la zona alteña. Tenía corresponsales en Lagos de Moreno, que eran los hermanos Gómez Mata. En Tepa era Chuy Flores, quien después se cambió a El Occidental y en su lugar luego entró Paco Murguía y se integra El Tabasco (Víctor Manuel Mendoza) como fotógrafo. Entonces se hacía una muy buena competencia profesional entre el diario Ocho Columnas y el semanario El Alteño, una sana rivalidad que se tradujo con calidad», comenta Ramón Muñoz.
«Era una época de sana competencia, cada quien trataba de presentar la mejor nota, la mejor entrevista, la mejor fotografía”, añade.
El Alteño se caracterizó por seguir la línea editorial de El Informador: información verificada, escasa nota roja, mucha política y la presentación de editoriales muy fuertes e influyentes entre la opinión pública. También se trajeron a Tepa, la mejor tecnología: Fotografía, diseño gráfico, diagramación digital e impresión con fotolito y en rotativa, pues El Informador estaba a la par de los mejores periódicos del mundo, en plena década de los 80.
Los reporteros de El Alteño recibían capacitación de grandes figuras del periodismo tapatío, como Javier Medina Loera, Fela Regalado, Enrique Gregory, Víctor Wario Romo y Ángel Fuentes Ambriz, quien luego se vino a radicar a Tepa, donde dejó escuela.
«Aquellas tertulias eran extraordinarias, eran personajes que se curtieron en el periodismo de estatal y nacional, de los finales de los 80, gente de abolengo, que tenía toda la experiencia, de la llamada talacha periodística, entonces aquello era un agasajo», recuerda emocionado el mismo Ramon Muñoz.
Para ese entonces, El Alteño abarcaba 16 municipios y contaba con corresponsales que no solo redactaban, sino también distribuían y vendían publicidad. Esto provocó que se convirtiera en el periódico de mayor penetración en Los Altos Sur y parte de Altos Norte, sobre todo a poblaciones donde la prensa estatal no llegaba.
Ramón Muñoz inició su carrera en una coyuntura políticamente revuelta. A Tepatitlán había llegado la alternancia por primera vez en la historia con un ayuntamiento panista encabezado por Mario Pérez Zermeño, algo que entonces era atípico en el país. Ramón Muñoz además abrió brecha al realizar entrevistas a personajes de la oposición partidista, algo que no era práctica frecuente en la época. Fue así como le dio voz a los panistas, pedemistas y luego a los cardenistas -mejor conocido como el «partido del ferrocarril»- y el del Partido Popular Socialista, de presencia testimonial en la región.
Otro hito que le tocó vivir a Ramón Muñoz de Loza, fue la instalación de la primer oficina de Comunicación Social en la historia de los ayuntamientos de Tepatitlán. Siendo alcalde Ángel de la Torre, designó en el cargo, ni más ni menos, que a José Pablo Vargas Soto, periodista egresado de la Escuela Carlos Septién García, con experiencia en Televisa México, particularmente en el programa Siempre en Domingo que conducía «El Gurú» de Celaya, Raúl Velasco (amado y odiado, pero nunca ignorado).
Vargas Soto convenció a Ángel de la Torre para ofrecer ruedas de prensa en Guadalajara, sobre todo para invitar a turistas a la Feria Tepabril y gracias a ello Ramón pudo vivir la experiencia de integrarse al mismo ecosistema que los medios tapatíos.
Un primer proyecto propio
A finales de los 80, Ramón Muñoz de Loza emigró a Guadalajara, para estudiar la licenciatura en ciencias y técnicas de la comunicación por el ITESO. Cuando terminó la carrera, regresó a Tepatitlán a inicios de 1994. En El Alteño, dos personalidades fuertes chocaron y llevaron a un punto de quiebre, que cambiaría la historia del periodismo en la ciudad.
«Cómo todos lo saben, dos personajes en el mismo periódico ya no cupimos, uno fue Miguel Ángel Casillas que era el director y tu servidor. Yo hice la propuesta para convertir El Alteño en bisemanario, así lo permitía el mercado. Su respuesta fue: yo soy el director y aquí mando. Si quieres crecer pues búscale. Me retiro de El Alteño y gracias al apoyo de algunos amigos inversionistas y periodistas que salieron de El Alteño para seguirme, fundé un nuevo periódico: Opiniones, en 1994».
Siguieron a Ramón en esta nueva aventura, dos experimentados lobos de mar: Alejandro Camacho, en los deportes y Jesús Flores, a la sazón, corresponsal de El Occidental, como subdirector del periódico.
La irrupción de Opiniones, provocó un parteaguas en el periodismo tepatitlense. Se dejó atrás aquel estilo de supuesta objetividad de El Alteño, que en realidad era plano y aburrido. En las páginas de Opiniones, aunque no eran de izquierda, sí había un periodismo crítico, más cercano al periodismo interpretativo que ya se practicaba en Estados Unidos desde la década de los 60, y que en México practicaron diarios como Uno más Uno, La Jornada o Siglo 21, con temas de investigación a profundidad, que tenían alcance regional ya que, por ejemplo, se abordaba algún fenómeno o problemática, entre todos los corresponsales de los municipios en donde circulaba el rotativo.
“En Opiniones, nunca manejamos nota roja, nuestro principio ético consistió en no pulverizar la imagen de la gente y tampoco apostamos por la sexualización de de las mujeres. Le apostamos mucho a la cultura, con una sección, el famoso Caballete, donde Guadalupe Ríos nos hacía el favor de coordinar esas semblanzas, de gente que se dedicaba al arte y que luego derivó en lo que fue la primera Exposición Regional de pintores de Los Altos de Jalisco, un caballete itinerante en por lo menos once municipios de los altos. Creo que el periódico Opiniones vino a ofrecer una alternativa diferente, no sé si mejor o peor, pero diferente y a raíz de eso todo cambio».
Por supuesto, El Alteño redobló la apuesta: se convirtió en bisemanario (irónicamente como lo había propuesto Ramón Muñoz) y posteriormente en trisemanario (aparecía martes, jueves y sábado). El relevo generacional se dio con jóvenes como Álvaro González Iñiguez, Rocío Carranza Alcantar (quien se quedó luego de la primera fractura) y posteriormente Miguel Ángel López Navarro y Julio Ríos. Como directores de orquesta fungían, José Pablo Vargas Soto y Ángel Fuentes Ambriz, experimentado reportero tapatío que llegó a Tepatitlán para hacer escuela.
Llegó el famoso error de diciembre de 1994 y como muchas empresas en el país y en la región, Opiniones también fue aplastada por la crisis económica y la apabullante inflación a inicios de 1995.
«A eso se sumó que yo era periodista, pero no empresario y cometí todos los errores que no debían cometerse. Aquello era insostenible y los socios que aportaron capital, también se retiran. Es así como en 1995 se termina Opiniones y una vez más, me quedé sin trabajo. Y con ellos, mis compañeros”, expone Muñoz de Loza.
Nace el Noticiario Al Aire
En enero de 1996, Ramón Muñoz de Loza necesitaba empleo. Fue así como tuvo la idea de proponer la creación del primer Noticiario de televisión en la historia de Tepatitlán. Pidió cita con Jesús Villaseñor, dueño y director general de Telecable Tepa para plantearle el proyecto, pero no hubo acuerdo y al final, Jesús pidió permiso a Ramón para implementar el formato con otros periodistas.
De esa forma, Alejandro Camacho, Chuy Flores y Joel Muñoz como conductor (quien posteriormente emigró a Guadalajara donde se sumaría a Grupo Reforma), arrancan el programa Cable Noticias Tepa, bajo la dirección técnica de Horacio Jiménez, originario de Teocaltiche y quien venía de trabajar para TV Azteca.
Muñoz de Loza se incorporó al área de la comercialización de seguros y en esa área, buscó a don Ismael Alvarado, dueño de Radio Alteña, para proponerle la creación del Noticiario.
Ismael Alvarado era un empresario tapatío que se fijó en Tepatitlán para invertir y crear una estación de radio que desde la década de los 60, ha tenido una penetración impresionante. Era abuelo de la popular conductora y regidora del municipio, Jualianne Harlent Mariat Alvarado Alvarado, mejor conocida como “Julie” Alvarado.
Don Ismael también se involucró en la Prensa escrita con el periódico L.A. (Los Altos), que se imprimía en Guadalajara, en los talleres del extinto diario El Jalisciense, propiedad del Gobierno del Estado.
Sin embargo, la estación no contaba con un noticiario. Y en la ciudad, desde el viejo programa de revista de José Alberto Casillas, ya no había un proyecto similar. Fue así como don Ismael aprovechó la información regional que publicaba en L.A. para difundirla a través de la radio a través de sus propios locutores. Don Ismael contaba con dos canales que nadie más tenía: la radio y la prensa.
Se entrevistó con don Ismael en sus oficinas de Guadalajara, en la calle Progreso y le presentó la propuesta de cinco minutos al aire solamente. El empresario dijo que pediría referencias de él y le comunicaría su decisión en unos días. Por supuesto, las referencias fueron positivas y el 19 de abril de 1996, comenzaron con Al Aire, solo cinco minutos grabados.
A las dos semanas, se fueron a media hora y al mes, Muñoz de Loza renunció a su trabajo en una compañía de seguros para dedicarse cien por ciento al noticiario, que desde entonces dura una hora. El proyecto cumplirá 28 años en este 2024.
Muñoz de Loza además combinó su actividad en “Al Aire”, con dos corresponsalías: la de Radio Universidad de Guadalajara y la de El Informador (que mantuvo de 1998 a 2006). Y en 2005, de nuevo fue pionero al crear el primer programa televisivo de entrevista a profundidad en la historia de Tepatitlán, el cual dirigía y conducía.
El 7 Días: el periódico más longevo en circulación
Desde el 31 de octubre de 1998 se ha publicado de forma ininterrumpida el semanario 7 Días, fundado por grandes personajes del periodismo alteño como Gustavo González Godina, Víctor Manuel Mendoza Ocampo «Tabasco», Conrado Vázquez Martín y Ramón Muñoz de Loza. Es el periódico más longevo de los que circulan en Tepatitlán, pues su antecesor El Alteño, desapareció en diciembre de 2003, y los esfuerzos posteriores se han dejado de publicar.
Este semanario, que en un inicio se creó con el sueño de convertirse en diario, es el único periódico que hoy por hoy tiene versión física y digital en Tepatitlán. Ramón Muñoz, también estuvo involucrado en la creación de este proyecto.
«En 1995 formamos la Asociación de Periodistas de Tepatitlán. Y entonces a iniciativa de Gustavo González Godina, él nos invita a varios periodistas a fundar un periódico. Se adopta el nombre de 7 Días, porque íbamos a salir cada semana. El proyecto fue exitoso porque traíamos mucha información de fuentes de los otros medios donde laboramos y nos dividimos las tareas de acuerdo a nuestras habilidades. Fue una sociedad interesante. Dejé la sociedad en 2007, aunque sigo participando, escribiendo mi columna sabatina».
Al Aire: espacio de rendición de cuentas y semillero de periodistas
Si hay algo que haga temblar a los funcionarios de Tepa, es lo que diga Ramón Muñoz en la mañana desde hace muchos años. Al preguntarle al entrevistado, solo se limita a admitir que su ejercicio informativo ha sido crítico.
“En Al Aire hemos intentado cuestionar a la función pública y al funcionario. La pregunta que hay qué hacer, la hacemos. Ya dependerá de la capacidad del político ver cómo responde. Si no trae bien el dato, o si tiembla o no sabe qué decir, es porque no ha hecho la chamba. Quien trabaja rinde cuentas. Y finalmente son los principios del periodismo, ¿No? Es lo que aprendí de mis maestros, pues afortunadamente tuve muy buenos maestros también en la talacha».
El noticiero “Al Aire”, también ha sido un semillero de periodistas que han incursionado en la radio, tales como Norberto Servín, Eduardo Castellanos, Marcela Castellanos, Paloma Sainz, Lorenzo Muñoz y Horacio de la Torre, quienes en algunos lapsos se encargaron de la conducción del noticiario o de publicar notas y reportajes en este espacio.
«Norberto se quedó cuando me fui por primera vez como funcionario al gobierno municipal, y después se quedó Lorenzo Muñoz. Yo regresé a la radio y luego de algunos años vuelvo a irme de funcionario. Entonces se queda Paloma Sainz, que venía de Telecable Tepa. Paloma ha hecho mancuerna tanto con Lalo Castellanos, a quien admiro por ser un joven muy culto y con Georgina González Ontiveros, que tiene experiencia en ESPN. Luego regresé y actualmente sigo haciendo mancuerna con Georgina”.
A casi tres décadas de informar de lunes a viernes, a las 8 de la mañana, y de observar y diseccionar la realidad política del municipio y la región, sin duda Ramón Muñoz se siente satisfecho. Sabe que no cualquiera puede relatar haber participado en proyectos tan icónicos para la comunicación en Los Altos de Jalisco. Y está consciente que nuevas generaciones vienen empujando, sobre todo en el tema digital.
“El periodismo alteño estará en buenas manos”, dice confiado mientras da otro sorbo al café.