Francisco Jiménez Reynoso | @jimenezabogado | 08 de octubre del 2019
En el contexto de la democracia mexicana, hemos tenido diversos estadios en nuestra sociedad.
Hubo un tiempo en el que los poderes constituyentes, sentaron las bases en los poderes constituidos, en los que había entendimiento entre gobiernos y gobernados de quien era la autoridad. Dicho en otras palabras, las líneas divisorias entre la autoridad y la delincuencia, estaban trazadas y perfectamente delimitadas.
Hoy, lamentablemente las cosas han cambiado, y hemos llegado al extremo de que, en no pocos casos, es la misma delincuencia organizada la que está gobernando y marcando la agenda de la autoridad “constitucional”, si aún le podemos llamar así. En algunos casos, las autoridades en turno se han transformado en empleados de la delincuencia organizada, formando una simbiosis que hasta el momento ha resultado indisoluble.
Analicemos históricamente la evolución, crecimiento y empoderamiento en México de lo que es, ha sido y parece ser que será, la delincuencia organizada, que algunos analistas extranjeros han señalado con toda claridad que la delincuencia organizada en México está incrustada en las instituciones de gobierno, y para muestra basta un botón con el caso del ex ministro destituido recientemente Medina Mora, ese es el nivel de corrupción y alianza que hemos tenido históricamente en México.
El fenómeno en México ha transformado a nuestra sociedad, creando una narco cultura, lo que algunos señalan que tiene que ver con la apología del delito. También se ha generado el concepto practico de la narcopolítica, de la unión que hay entre gobiernos y delincuencia organizada informal.
El origen del narcotráfico en México es incierto y está rodeado de sombras. Mientras que muchos señalan como la teoría más solida de que fueron unos inmigrantes chinos llegados a México a principios del siglo XX con el equipaje cargado de sus conocimientos sobre el cultivo de opio y su dependencia a esta droga, otros creen que realmente el problema empezó décadas más tarde, cuando Estados Unidos, bajo la Administración de Franklin Delano Roosevelt, supuestamente impulsó el cultivo de la Amapola en México. El supuesto plan consistía en producir la gran cantidad de morfina necesaria para calmar los dolores de los militares estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial.
La historia del narcotráfico en México es convulsa y ha ido acompañada de un nivel de violencia extremo. Incluso en los años ochentas del siglo pasado, hubo y se respetaron los códigos de “ética”, en los que se respetaba a la familia, hijos y mujeres. Las vendetas, peleas y venganzas, recaían solo entre los contrincantes o adversarios directos. La “evolución” de la violencia en México, ha llegado al extremo… pues en Jalisco, no solo se ha ido avanzando en lo relativo al hallazgo de cadáveres en panteones (casas particulares, en sus patios), fosas (en espacios abiertos como campo abierto), fosas acuáticas (presas y lagunas), pozos (el de la primavera, el más grande en su género descubierto en América Latina), y los que se han encontrado al intemperie al pie de carretera (Tala).
El problema de la venta y consumo de drogas no es ninguna novedad, el general Lázaro Cárdenas, presidente de 1934 a 1940, legalizó las drogas durante el último año de su mandato y ordenó abrir dispensarios en los que médicos suministraban dosis a los adictos en el marco de un tratamiento para que superaran su dependencia, provocando que el mercado de los narcóticos se desplomara. Pero Estados Unidos se opuso en su momento. Y miremos como están ahora los norteamericanos al respecto.
Desde que comenzaron las primeras ofensivas reales contra la delincuencia organizada en los años 80 hasta nuestros días, los éxitos de los sucesivos Gobiernos han sido prácticamente inexistentes. Por el contrario, los cárteles se han multiplicado, sofisticado y expandido por gran parte de la geografía mexicana, ganando un gran terreno en lo económico, social y político. La pelea por el control de las plazas y regiones es feroz, y centímetro a centímetro.
La pregunta es, ¿quien esta gobernando de facto México y algunos estados, así como municipios de nuestro país? Es pregunta.
Francisco Jiménez Reynoso, quien es escribe esta columna es Doctor en Derecho e Investigador de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. Integrante del Observatorio de Seguridad y Justicia. U. de G. Para contacto: jimenezabogado@gmail.com
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