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¿Qué sería de nuestro Tepa sin su nieve de yogurt? | Puro Sabor

Julio Ríos | @julio_rios | 18 de agosto de 2018

¿Qué sería de las serenatas de jueves por la tarde sin una nieve de yogurt en nuestro querido centro de Tepatitlán?¿Qué sería de un domingo, a las 6 de la tarde, sin paladear esta golosina con la esperanza de alargar un poquitín más el fin de semana que ya agoniza?

¿Qué habría sido de nuestra niñez sin el sonido del chocolate crujiente entre nuestros dientecitos y enseguida ese golpe fresco sabor fresa en nuestro paladar?

¿Qué sería del galán enamorado sin poder deleitarse con ese sabor irresistible al besar en una banca de la plaza de armas, a su Dulcinea, quien  todavía tiene  pedacitos de nieve en sus labios?

Los tepatitlenses lo sabemos bien. Amamos nuestra nieve de yogurt.

¿Nieve de Yogurt? Preguntan los foráneos con esa misma cara de extrañeza qué ponen cuando se sorprenden por un tamal con caldito o unas papas con revoltura…

Pero cuando la prueban, no sólo se les borra la «cara de fuchi», sino que se esfuma todo el escepticismo, y su mirada se empapa de un brillo especial como quién se enamora a primera vista.

Pero vayamos por partes.

La nieve de yogurt comenzó a venderse en Tepatitlán, por allá de 1982, aproximadamente. Fue en la popular fuente de sodas conocida como «La Fuente» casi junto a la Parroquia de San Francisco, donde la ofrecieron por primera vez.

La idea, obviamente no nació en Tepatitlán, sino en la Ciudad de México. No obstante en estas tierras alteñas le pusimos nuestro toque. La bañamos de chocolate y le pusimos una sorpresa en el fondo del vaso. Ese es el secreto. Pero en párrafitos más adelante hablaremos de eso.

En aquel establecimiento, la nieve de yogurt no era la única innovación. También trajeron los nachos, bañados en queso amarillo y acompañados de rueditas de chile jalapeño, lo cual no existía en Tepa en aquellos ayeres. También trajeron las papas a la francesa. Las tres ideas fueron un gran éxito.

Pero la nieve de Yogurt fue la que ganó el lugar más entrañable en nuestros corazones, porque se convirtió en la favorita de los niños. Y como en el fondo, nadie jamás deja de ser niño, entonces jamás dejamos de amarla.

Una buena nieve de yogurt es como las buenas películas. O como los buenos libros, o las buenas crónicas. El inicio es espectacular. Pero el final, lo es más.

Es que la nieve de yogurth (casi siempre sabor natural y fresa 🍓 y a veces de piña🍍 o durazno), te atrapa desde el inicio porque es bañada en chocolate y se le esparcen chispas, lunetas, coco, granola, pasitas, o lo que tu imaginación y paladar prefiera.

Y al final, también es espectacular porque en el fondo le pusieron algún untable o conserva, como cajeta, mermelada de fresa, o hasta nutella.

¿Pero cuál es el secreto de una nieve de yogurth como Dios manda? La respuesta es tan obvia como fundamental. La calidad de los ingredientes. Y eso no en cualquier establecimiento lo respetan.

El chocolate debe ser puro. Y no rebajado con aceites de coco como lo hacen en algunos lugares. La nieve debe ser muy consistente, pero no dura, no pasarse de congelada.

Y la clave, es el fondo. Se tiene que asegurar que el ingrediente final tampoco sea rebajado. Ya sea la cajeta o la mermelada.

Es por eso, que la explosión de los sabores , la combinación de agridulces, no tiene comparación.

Y también es por eso, otras nieves que se han traído a distintos establecimientos, sin yogurt, pero  inyectadas de galletas de chocolate trituradas como si fueran anabólicos, son sabrosas, pero empalagosas.

Por eso no han podido desbancar a nuestra entrañable nieve de yogurt como el clásico de clásicos en Tepa.

Así que vámonos a la plaza de armas, a comprar una nieve de yogurt.

Mi favorita: de fresa con lunetas , bañada de chocolate calientito que se endurece en instantes en cuanto acaricia al helado, y a comerla con una cucharita chiquita….yum, yum, yum… Hasta llegar al gran final: las últimas cucharadas de nieve mezclándose con un fondo de cajeta….

Todo esto, por supuesto, mientras suena la banda municipal y un niño gordito juega con un globo rebotón entre sus dedos, ahí, junto al Kiosco….

¿Verdad que qué sería de nuestro Tepa sin su nieve de yogurt?

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