Staff Kiosco Informativo | @KioscoInfo | 05 de enero de 2018
Aunque la frase “Rolar el pack” suena chistoso, en la realidad, puede ser el comienzo de una pesadilla.
La frase, cada vez más frecuente en el argot juvenil, es la llave para solicitar el envío de imágenes íntimas, de personas con poca ropa y hasta de pornografía, Según un artículo publicado por la Universidad de Guadalajara, el término es aún desconocido por la mayoría de los alumnos, lo que la vuelve casi invisible para ellos.
“En la preparatoria, mi mejor amiga estaba en un grupo en el que se rolaban packs, o sea, imágenes sobre otras personas, pero que no sabían que su foto era vista por más gente. Otra amiga se la envío a un pretendiente y ese chico reenvío la foto al grupo donde estaba otra compañera, que fue quien me la mostró. Y de ahí se fue regando. La que había comenzado la cadena no sabía que habían mandado sus fotos. Pero después le decían cosas muy fuertes y ya mejor no iba a clase, y cerró su face y su snap”, relata una alumna de bachillerato, sobre lo que le ocurrió a una compañera suya.
Un pack es una modalidad potencializada del sexting (textear sobre sexo), es un “paquete” de dos o más imágenes. Para intercambiarlas, algunos jóvenes han creado grupos privados en redes sociales. Y de acuerdo con especialistas consultados, alguien del grupo puede traicionar la confianza de los involucrados y difundir las fotografías sin consentimiento de las afectadas. Como consecuencia, surgen el bullying (acoso escolar) y, en el peor de los casos, hay riesgo de ser víctima de la trata de blancas.
“En chicas de secundaria, por ejemplo, de alguna forma u otra empiezan a rolarse entre las redes sus propias fotografías y llega el momento en que no las pueden parar y les lleva a problemas emocionales fuertes”, afirmó la doctora María Antonia Chávez Gutiérrez, investigadora del CUCSH y Presidenta de ObservarLaTrata, organismo latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas.
La doctora Janny Amaya Trujillo, profesora del Instituto de Gestión del Conocimiento y Aprendizaje en Ambientes Virtuales de UDGVirtual, dijo que en la era digital existe una pérdida de control sobre la propia imagen y sobre los contenidos o mensajes que se comparten en la intimidad, creados para un momento puntual con una persona específica y que fácilmente se vuelven replicables y divulgables.
Chávez Gutiérrez añadió que, en ocasiones, aunque en el grupo nadie traicione la confianza de quien comparte el pack, puede suceder que haya violación a la seguridad informática y un tercero sustraiga las imágenes.
Según la Policía Cibernética, es relativamente “fácil que una persona, que quiera obtener ese tipo de fotografías, acceda a la red y las robe. Ni siquiera tienes que darle tu permiso o que le proporciones de manera voluntaria tus imágenes, sino que ellos tienen acceso a éstas”, relató Chávez Gutiérrez.
Esas fotografías, además, han sido herramienta para extorsionadores o tratantes de personas, añadió.
“Muchas de esas imágenes son captadas, junto con los datos de las personas –apuntó Chávez Gutiérrez–. Entonces, a las chicas las extorsionan. Les hablan y les dicen, ‘tengo las fotografías que tu compartiste y si no haces esto que te pedimos, vamos a hacerlas públicas en redes más amplias, o se las enseñamos a tus papás’. O ‘a partir de esta información tuya que yo tengo, harás cualquier actividad en contra de tu voluntad o hasta tener que dar un servicio sexual’, y pueden ser sujetas de secuestro o desaparición, pues tienen conocimiento de sus propias vidas”.
Para la doctora Amaya Trujillo, el enfoque prohibicionista o de inhibición de la práctica no es lo más conveniente, sino que, en lugar de limitar, se debe de educar.
“Lo que hay que coartar no es la práctica, no es eso lo que hay que censurar. Lo que hay que promover es la responsabilidad y la conciencia de las implicaciones de esta práctica, por una parte, y por otra, poner sobre la mesa un asunto crítico no solamente en estas prácticas digitales, que es el consentimiento”, agregó la también maestra en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, Cuba.
Chávez Gutiérrez concluyó que así como se le pone candado a la puerta de la casa, se le debe poner también a la información personal.
“La delincuencia avanza rápidamente y la puerta para entrar más sencilla, es la tecnología. Entre más íntima sea la información, mayor riesgo. No es un juego. Esto es muy delicado”, denunció.
Acciones en UdeG
El Sistema de Educación Media Superior, de la Universidad de Guadalajara, realiza acciones puntuales en las preparatorias para crear conciencia entre los jóvenes sobre los riesgos de compartir estas imágenes.
Los orientadores educativos imparten charlas en los planteles con el objetivo de fortalecer la identidad, aumentar la autoestima, manejar conflictos, fomentar valores y fortalecer las relaciones interpersonales, entre otros puntos.
Se organizan conferencias y charlas con expertos en el tema, quienes sensibilizan a padres de familia sobre el impacto de dicha práctica. Las preparatorias trabajan en conjunto con la Coordinación de Seguridad Universitaria y el Departamento de Psicopedagogía, de la Secretaría de Educación Pública, en la implementación de diversas estrategias.
Además, se desarrollan campañas preventivas y ciclos de proyección de cortometrajes y videos con la comunidad, y desde 2014, la Unidad de Orientación Educativa de cada plantel, a través de sus tutores, trabaja en el desarrollo de factores protectores en los alumnos, entre otras acciones.
Con información de la Universidad de Guadalajara. Texto de Julio Ríos. Prensa UDEG