Lugar de reunión para los enamorados (por algo la gente lo identifica como Parque del Beso) alguna vez criadero de pequeñas especies animales (por lo que fue conocido como Parque de los Conejos), sitio para practicar deporte y también para saborear antojitos mexicanos este icónico parque es uno de los símbolos más añejos y apreciados de nuestra ciudad.
Si existe un espacio público que ha sufrido cambios en sus nombres, su estructura y sus costumbres, es este. Ubicado en la avenida Niños Héroes, entre Manuel Doblado y Guadalupe Victoria, diferentes obras han transformado su fisonomía a lo largo del tiempo.
Pero eso sí. Nadie le llama por su nombre verdadero. Todos lo conocen como el Parque del Beso o el Parque de los Conejos, pero muy pocos lo mencionan con su actual denominación oficial: Parque de los Maestros. Y muchos menos saben que su primer nombre formal, tal y como consta en actas de cabildo, fue «Parque Niños Héroes».
*Don José y sus conejos*
Era la década de los 50, Tepatitlán era apenas un pequeño pueblo que no llegaba a 20 mil habitantes . Aquellos rumbos donde hoy está el Parque del Beso solo tenían terrenos baldíos. Una señorita soltera llamada Celestina Martín era propietaria de aquellos predios, desde lo que hoy es la avenida Niños Héroes, hasta Residencial Guadalupe.
La piadosa mujer donó a la Iglesia Católica el terreno para la Casa de Ejercicios (construida por Guadalupe Pozos en 1955 en tiempos del Señor Cura Agustín Ramírez). Al Gobierno Municipal también le cedió el predio que se convertiría en el Parque de los Conejos.
Esto coincidió con la incipiente urbanización en aquella zona, que se detonó cuando la autoridad trazó una calle de tierra, que en poco tiempo ya no daba abasto pues también circulaban por ahí quienes iban al Colegio Morelos ubicado a la siguiente manzana.
Por ello la calle Niños Héroes fue empedrada. El terreno tenía lucir digno para no desentonar con la modernidad que llegaba a estos rincones y se pensó en construir un parque para el uso y disfrute de los vecinos.
La obra del Parque Niños Héroes finalmente se concretó en 1968, durante la administración del doctor Jesús González Martín, que entonces era presidente municipal.
Ahí en ese terrenito vivía un señor de nombre Don José, quien a petición del gobierno municipal, se dedicaba a cuidar el parque. Este personaje combinaba esta actividad con la crianza de pequeñas especies, entre ellas los conejos, los cuales andaban por todo el terreno y jugaban con los niños.
Era entonces natural que la gente comenzara a llamarle al lugar Parque de los Conejos, pues era uno de sus principales atractivos para el esparcimiento infantil. El nombre de Parque Niños Héroes prácticamente no fue usado por la población.
Con el tiempo el criadero fue eliminado, ya que en ese espacio se instalaron juegos infantiles como resbaladillas y columpios. Pero el nombre de Parque de los Conejos se quedó para siempre.
*Rinconcito para el romance*
En la década de los 70 las autoridades emprendieron otras obras de remodelación en el parque. Sin embargo el renglón anecdótico tuvo mayor peso, pues nació el segundo mote del parque.
Ante la falta de electricidad en aquellos ayeres, y al estar ubicado en lo que en ese entonces se consideraba como «la orilla» de la ciudad», el pintoresco parquecito se convirtió en lugar obligado para los romances furtivos.
Con la oscuridad como aliada y la hormona alborotada, las parejitas acudían en las noches para demostrarse su cariño. Esto por supuesto, provocó varias detenciones por parte de la policía municipal y que algunas señoras de los grupos de pastoral y catequesis pusieran el grito en el cielo.
Pero lo más importante fue el nuevo apodo que llegó para quedarse en este espacio público: Parque del Beso.
Ya a mediados de los años 70 el gobierno municipal colocó el alumbrado público, pero las parejitas continuaron acudiendo a este bonito punto de reunión.
*Defensa ciudadana del espacio*
El parque se ganó el cariño de los vecinos, y cuando en 1974 el entonces presidente Abelardo Loza intentó reubicar el Mercado Municipal al terreno de este . Aunque alcanzó a tumbar bancas, los habitantes de la zona realizaron una férrea defensa del espacio público, incluso con desplegados publicados en los periódicos de la época.
*La casa del basquetbol*
A principios de la década de los 80, el Gobierno Municipal emprendió otra serie de remodelaciones en este Parque, con la construcción de las canchas y la reubicación de los juegos infantiles.
La cancha de básquetbol fue toda una sensación. En la década de los 90, este parque reunía a los mejores jugadores de baloncesto en la ciudad.
Los aficionados del deporte ráfaga recuerdan con nostalgia aquellos torneos que organizaba el profesor Lamberto Bañuelos. Pronto las pequeñas tribunas del Parque del Beso fueron insuficientes para albergar a los espectadores y los partidos fueron trasladados al Parque Hidalgo.
Jugadores como «El Tren», «El Pippen», «El Jordan», «El Carrito», «El Giagia», «El Huesos», «El Kamala», «El Romántico», «El Mongo» o «El Güero», Alberto Estrada (El Nene), Fernando Álvarez, Beto Morfín, El Tolva, Manuel Montañes, El Tieso, Eduardo Becerra, Pepillo Muñoz, Nacho Muñoz Durán, Chava Cruz, César González de la Torre, Guillermo Pérez Martínez (El memorias), Arturo Pérez Martínez, Pedro Torres (Pedrin), Ramiro Martínez, Oliva, Braulio Diaz, El Divac, Oscar Alonso, Dr. Alberto Chaparro, Dr. Reymundo Núñez, Dr. Jorge Navarro, Ing. René Ramos Villareal, El Tábano, El Simpson, El Guayabas, El Melero, Alfonso Martín Gutiérrez, El Cebollo, José Luis Rodríguez Lujano, Octavio Casillas, El Cone, Pancho El Zurdo; Adrian y Pillo González entre otros, son recordados por sus estampas basquetboleras.
*Cambio de nombre y enésima remodelación*
Algunas fuentes refieren que la construcción de este parque se realizó durante el sexenio del presidente de la República, Adolfo López Mateos y que su esposa, la primera dama Eva Sámano Bishop, encabezó la inauguración. A la ceremonia acudieron contentos y con bolsitas de confeti en mano, niñas y niños escolares, acompañados de sus profesores, entre ellos Mario Pérez Zermeño.
Durante el trienio de Leonardo García Camarena se hicieron nuevas modificaciones. En el lugar se construyó un precioso monumento dedicado a los docentes en el que se plasma a una profesora con un educando.
Con una ceremonia solemne del Ayuntamiento, se le rebautizó con el nombre de Parque de los Maestros.
Aunque por supuesto, a la usanza tepatitlense, nadie lo menciona por su verdadero nombre. Y es que hay otros ejemplos de espacios públicos donde la gente adopta otros nombres distintos al oficial, como el Parque Bicentenario (todos le dicen Núcleo de Feria) o la Plaza Constitución (la gente prefiere mencionarla como Plaza de Armas).
Ahora en 2023, una vez más el parque sufrirá nuevas modificaciones. Con una inversión de seis millones de pesos, el Gobierno Municipal sustituirá el adoquín por concreto estampado de 10 centimetros de espesor y nuevas bancas, entre otras obras.
Lo cierto, es que este espacio se ha ganado el cariño en el corazón de los tepatitlenses. ¿Cuántas personas que hoy son abuelitos no acariciaron un conejito en ese parque? ¿Cuántas parejas no se dieron su primer picorete en esas banquitas? ¿Cuántos no han saboreado un taco de pastor, un hotdog, un churro azucarado o un cóctel de camarones por la mañana? ¿Cuántos no se han echado una cascarita de básquetbol?
Sea Parque del Beso, de los Conejos o de los Maestros, los tepatitlenses han hecho suyo este lugar icónico y especial.
*Fuentes para la elaboración de este texto*
Periódico Época de Los Altos número 88. 21 de Mayo de 1999
Relatos del ex presidente municipal Jesús Muñoz Hernández y del arquitecto José Guadalupe Ríos Córdoba y el ex regidor Oscar Miguel Rivera Hernández.