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01 de noviembre de 2016.- La disposición de no guardar cenizas de difuntos en las casas de los familiares sólo busca respetar la dignidad de quienes alguna vez fueron personas y no conlleva intención de preservar el negocio de la venta de nichos para la Iglesia Católica, explicó el Cardenal de Guadalajara, Francisco Robles Ortega.
El pasado 25 de octubre, el papa Francisco dio a conocer que las cenizas de los muertos deben estar en un lugar sagrado. El también arzobispo, Robles Ortega negó que se trate de una medida recaudatoria.
«Eso es ingenuo decirlo. En este caso, imagínense en manos de quien han estado por años los panteones. Pues de las autoridades. La Iglesia ofrece nichos y la adecuación de esos espacios requiere inversión, eso sí, pero no es un negocio, esa es una falsa lectura de estas medidas y de la intención de la iglesia de salvaguardar la dignidad y el valor de las personas aún después de muertas», aseguró el arzobispo a reporteros de medios jaliscienses, incluyendo a Kiosco Informativo.
La iglesia católica prohibía la cremación hasta 1963, cuando el Papa Pablo Sexto la aceptó. Con esto también se normalizó la practica de conservar las cenizas en los hogares, o incluso repartirlas en varias urnas o esparcirlas en el mar.
«Los muertos no son propiedad privada, no son cosas. Es un cadáver al cual se le aceleró su proceso de descomposición (por medio de la cremación), los restos de las personas no se pueden tratar como si fueran cosas u objetos, en ese sentido ha habido muchos abusos y por eso se da a conocer este documento disciplinar», agregó el Cardenal.
Según el credo católico, las cenizas no podrán ser transformadas en objetos como anillos, colgantes u otros artículos. Tampoco podrán ser esparcidas en el mar o al aire, ni divididas entre familias, pues esto no deja descansar en paz a los difuntos, aseguró el púrpurado.
