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Juan Eduardo López Morales | @EduardoLopezM | 24 de marzo de 2020
El lunes salí de mi casa para comprar los suministros de la semana. Acudí al mercado Felipe Ángeles, un tradicional mercado al oriente de Guadalajara, en lo que denominan algunos «de la Calzada para allá», una frase que suele usarse de manera “despectiva” para decir eres de “bajos recursos”, como si eso fuera todo en la vida.
En estos tiempos en que debemos estar en casa, claro, si somos de esos afortunados que podemos trabajar desde casa y podemos aislarnos para cuidarnos y cuidar de los nuestros, no debemos olvidar que, frente a esta pandemia de Coronavirus, existen en nuestro México 52.4 millones de personas que viven en la pobreza, se trata de casi la mitad de la población y casi el 60% de los que trabajan en la informalidad asumen con terror al hambre.
Según cifras de un reportaje del periódico El país, de España. «Los otros» forman parte de los más de 52 millones, aquellos que trabajan y no dependen de otro salario, otra fuente de ingreso para subsistir, así les tocó vivir, así es su vida, ganar cada día, el sustento del día, para seguir viviendo.
Los olvidados son aquellos mexicanos que nos recuerda la brecha social, económica, laboral, educativa que existe en en nuestro país.
Ayer, como cada vez, que voy al Felipe Ángeles, me encontré a Guadalupe, la señora a la que regularmente le compro nopales frescos. Su puesto se encuentra justo al lado de una de las puertas del mercado. Guadalupe es una señora con rasgos indígenas, no sé, si lo sea, pero ella forma parte de esta población mexicana de «Los olvidados». Ayer que la veía atendiendo a otra persona, me pregunté que pasaría sí parara por completo la economía, y el pronóstico no fue alentador: sería lamentablemente una de las afectadas, ya que vivir al día y no tener recursos para sobrevivir, sería un golpe muy duro para ella, su familia y para miles de mexicanos.
Millones de mexicanos, enfrentan esta vulnerabilidad, no tener lo indispensable para enfrentar, esta contingencia, hoy más allá de lo político, de la oportuna intervención del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro y de la poca acción por parte del gobierno federal y de AMLO, debería de no ser el foco de atención de todos, independientemente de partidos, ideologías y sentimientos, lo que sí debería ser el foco de atención, son los marginados y olvidados de este país. Millones de mexicanos que salen a buscar día a día, unos cuantos pesos, para subsistir, para comprar lo del día, lo necesario, pagar la renta que mes con mes llega, pagar el transporte público, para ir a un trabajo que en ocasiones les lleva más de varias horas al día para llegar, comer lo mínimo indispensable.
Esa es la realidad de un México, que quizás no vemos, no queremos ver y/o simplemente nos hacemos de la vista gorda, para ignorar.
Hoy, más que nunca, nos falta más empatía, saber que los que podemos y tenemos la fortuna de estar en casa, sanos y con la seguridad de poder estar tranquilos, debemos ser la voz, de los olvidados, aquellos que quizás la vida por muchas circunstancias no ha sido tan fácil.
Los olvidados, forman parte de la nutrida desigualdad marcada que hay en México. Y mientras que existen algunos “personajes públicos”, que solamente se dedican a criticar, desde su “burbuja de cristal” como Thalia a nivel nacional y a nivel local, todos aquellos que pretenden sacar ventaja política, social, económica, mediática, cuestionando las acciones de Enrique Alfaro, solamente habrá seres humanos que no ven ese otro México, ese que no puede parar, no puede refugiarse, porque si no trabaja, no come, si no trabaja no vive, si no trabaja no tiene para llevar el pan y la sal a sus hogares.
Esta columna está dedicada aquellos Olvidados, que hacen que México, pese a cualquier adversidad, se consolide, prospere y siga adelante, porque a pesar de miles de adversidades que hemos pasado como país, esos Olvidados, son aquellos que más aportan en lo social, en cualquier incidente, ahí están, ahí se les ve, sacando escombros, ayudando al prójimo y/o simplemente dando un plato de frijoles, al otro, a pesar de que no tengan lo suficiente para compartir.
Miembro de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas (AMECIP). Con interés en la Comuni
cación Política y los Medios de Comunicación.
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