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Eduardo Castellanos | @edcastellanos
12 de septiembre del 2016.- Por falta y cuidado del ciclo del agua, el campo podría estar en fase terminal, advierte especialista.
Las ciudades y su crecimiento han impactado al ciclo del agua, así lo explicó el investigador y Director General del Instituto de Investigaciones Tecnológicas del Agua (IITAAC), José Arturo Gleason Espíndola, quien ofreció la conferencia denominada El agua y la ciudad, la cual fue impartida en el Auditorio de la Casa de la Cultura de Tepatitlán.
De acuerdo a investigaciones del también ingeniero, la urbanización de los territorios ha contribuido a que el agua no pueda cumplir de manera ideal con su ciclo. Algunas ciudades sufren de inundaciones, ya que las cada vez más crecientes manchas urbanas han obstaculizado la filtración del agua a los mantos acuíferos.
“Desafortunadamente las ciudades han crecido sin tomar en cuenta el funcionamiento de este sistema natural ¿Cómo? Impermeabiliza a través de calles, techos, entonces el agua que llueve antes se infiltraba, ahora ya no corre por las calles, se acumula provocando inundaciones, dejando gravemente el acuífero o el agua subterránea mal parada porque las personas si extraemos agua del suelo, pero no la metemos”, señaló el investigador.
Según Gleasen, en la ciudades el concreto ha ganado terreno, hay más edificios que tiran aguas negras a los drenajes, éstos los desechan en ríos y lagos. El titular del IITAAC, advirtió también sobre otras consecuencias de modificar los ciclos del agua.
“ Si modificamos los regímenes de lluvia, entonces se desequilibra, luego tenemos falta de disponibilidad, escases de lluvia, esto está llevando al planeta a un proceso de desertificación. En el campo vamos en dirección de la desertificación y en la ciudad yo le he titulado desertificación urbana. Entonces tenemos un enfermo en fase terminal, en fase de muerte”, alertó Gleason.
“La ONU ha establecido un horizonte de aproximadamente cincuenta años para que podamos tener agua limpia. Si no actuamos ya el periodo de retorno para revertir esta situación cada vez se hace más lejano”
El líquido se puede reestablecer en medida que se le permita entrara nuevamente en el subsuelo, recargar los mantos acuíferos, recuperar masa forestal, aprovechar el agua de lluvia en lugar de desecharla a los drenajes, la regeneración de los ecosistemas y crear espacios abiertos para la convivencia, son algunas de las propuestas del investigador.
“Necesitamos una urbanización más sensible al agua, más sensible a la naturaleza, creo yo que es lo que debemos apostar, porque actualmente no se da eso. Tenemos algunos requerimientos legales, pero normalmente son rebasados por la voracidad de los intereses inmobiliarios”
La situación se podría revertir si todos los ciudadanos contribuyeran, haciendo efecto hormiga, educar en los hogares, cuidar el agua, sugirió Gleason Espíndola, quien además planteó la generación de políticas públicas de racionamiento en las casas y el interés de la gente por cuidar el líquido.
El ponente invitó a los tepatitlenses a “ponerse las pilas” y “no dormirse en sus laureles”, los instó a informarse y preguntar, a instalar sistemas de medición para que sepan cómo está su ciclo del agua y emprender una tarea de restauración inmediata.
