Francisco Jiménez Reynoso| @jimenezabogado | 08 de mayo de 2017
En los últimos años, en México hemos visto una transformación social sin precedentes. Misma que ha reventado los esquemas de gobierno y sociales tradicionales.
La explosión demográfica ha jugado un papel relevante. Somos un país de más de 110 millones de habitantes, y con ello se multiplican los servicios que demanda la sociedad.
Lo anterior tiene que ver con vivienda y servicios, educación, trabajo, cultura, seguridad y un largo etcétera.
Uno de los problemas más graves que enfrentamos en este país es el de la inseguridad.
Por décadas se nos enseñó a los ciudadanos que había tres poderes de gobierno, trípode de poder que consiste en la división entre: Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Además de contar en materia de fuerzas armadas y seguridad con Fuerzas Armadas como es el Ejército y la Marina, y Policías en los niveles Federal, Estatal y Municipal (por mencionar lo básico).
Poco a poco, ese comportamiento relativo Estado-Sociedad, se ha venido alterando. La falta de oportunidades de estudios para la mayoría de los mexicanos, falta de oportunidades de trabajos dignos, la falta de llevar una vida digna, una cultura deficiente, falta del fomento de valores. Y en contraste, tener un gobierno que en ocasiones arrebata el poder en las elecciones que distan mucho de ser objetivas y verdaderamente democráticas; gobiernos corruptos, que anteriormente eran de una doble moral, pues se preocupaban del que dirán al menos. Hoy se han vuelto cínicos y ladrones al grado de rayar en lo ilógico.
Todo lo anterior, y muchas cosas más… han formado un caldo de cultivo en el que el pueblo, en algunas regiones del país, se ha revelado contra sus autoridades.
Con base en el vacío que hay en algunos estados de autoridad en materia de seguridad, y que en otros estados incluso, están coludidas autoridades con la delincuencia, es que se han conformado grupos sociales que se han autonombrado: autogobiernos, policías comunitarios y autodefensas, entre otros calificativos. Lo anterior, en mi opinión gramaticalmente tiene un alcance, estos grupos trabajan en beneficio de su comunidad brindando seguridad a ellos y los suyos, mientras que al mismo tiempo, las policías de los tres niveles de gobierno en teoría también “trabajan” para el mismo objetivo.
Sin embargo, me llama la atención de un grupo que opera en Jalisco en el Municipio de Tonalá, que se autodenomina Rancho Antigobierno. Considero que el alcance incluso gramatical va más allá de los calificativos antes mencionados. Pues quieren decir que ellos están integrados contra la voluntad del gobierno constituido “legalmente”. El hartazgo es mayúsculo en algunas colonias incluso de la zona conurbada de Guadalajara.
Y es que resulta interesante la discusión argumentativa por parte de ambos interesados: Rancho Antigobierno y Gobierno mismo. Digno de llevarlo a la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación, para leer su sentencia. Por una parte, las autoridades “constitucionales” han pedido a los integrantes de esta singular agrupación que: retire unas lonas en las que amenazan a los delincuentes de que no los entregarán a las autoridades, sino que ellos harán justicia.
Como sabemos, se vulnera con esa intención lo que establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 17 primer párrafo: “Nadie puede hacer justicia para reclamar su derecho”… la Constitución Federal también nos da la explicación del por que de lo anterior. Y es por que: “el estado brindará instituciones encargadas de brindar justicia a los ciudadanos”…
Por otra parte, los vecinos de Rancho Antigobierno argumentan: “nosotros hemos estado abandonados por el gobierno, pedimos y no nos dieron: alumbrado, alcantarillado, seguridad entre otros servicios…
¿Quién es el verdadero autor de la creación de estos grupos subversivos?, llegue usted sus propias conclusiones estimado lector (a).