Elba Gómez Orozco
La tarde de este sábado 3 de junio se llevó a cabo un evento poético literario que reunió una nutrida asistencia en el auditorio de la Casa de la Cultura José de Jesús González Martín en la ciudad de Tepatitlán. Los alumnos del Taller de Poesía y Narrativa, bajo la dirección de Esmeralda López Lupercio presentaron un espectáculo donde la Lírica maridó con el Pancrasio. Bajo el lema “Ring Poético”, dos bandos, Los rudos de los versos y Los técnicos de la metáfora, se enfrentaron en un duelo de letras. Una lucha libre de máscaras contra verso libre; y poesía contra cabellera. Un encuentro no apto para cardiacos. El auditorio estaba de bote en bote, la gente loca de la emoción, el Charro, el Dinosaurio, la Lupe y el Chuyón.
Comenzó la madre de las batallas literarias. Arriba en el ring, la contienda subía de tono y mantenía al respetable al borde de sus asientos y apoyando a su luchador favorito. Había máscaras, lentejuelas, espejos y tirantes; pero sobre todo sensibilidad en la prosa. La pelea de dos caídas de tres sin límite de tiempo hacía que rudos y técnicos sacaran sus mejores figuras retóricas, para que, en un descuido del oponente, dejarlo tirado en la lona con la aplicación de una llave hipérbole.
Los dos bandos, sin mediar edad ni género, llegaron al cuadrilátero con meses de preparación para dar su mejor pelea en la contienda. Fogueados y acicateados por su entrenadora (maestra Esme), los pupilos arribaron a la arena prestos a defender, si era preciso, su poesía con la Huracarrana o el Tirabuzón. La algarabía del público no se hacía esperar. Gritos, porras, aplausos y rechiflas para el contendiente que mejor pudiera vencer a su contrincante con un limpio martinete tipo oxímoron. Después de un duelo a muerte todos salieron vencedores, aunque el cinturón simbólico se lo llevó el Charro representando a los técnicos de la metáfora.
Estos 16 luchadores y su manejador, (léase alumnos y maestra) llevaron a las cuerdas, siempre metafóricamente, a la idea de que la poesía es tediosa o difícil de entender. Este “Ring Poético” ha demostrado lo contrario. Con esta puesta en escena, por cierto, excelente adaptación y caracterización de cada uno de ellos, se abre un abanico de oportunidades para que este espectáculo no solo se quede intramuros. Ojalá las instancias públicas hicieran lo conducente y llevaran esta propuesta cultural a los barrios y a las delegaciones.