jueves , 21 noviembre 2024
Foto: Eduardo Castellananos | Las ricas botanas Villaseñor

LAS TOSTADAS DEL TIANGUIS | CRÓNICA

Por: Jesús Vargas

Mi papá nos despierta temprano. Es su día de descanso del trabajo, al igual que nosotros de no ir al colegio, ayer también, fue sábado, pero hoy es el día familiar. Así empieza: “En familia con Chabelo” en la televisión. Mis hermanos y yo somos pequeños, vamos en primaria, pero hoy es un día que nos emociona, porque papá nos lleva a desayunar nuestro desayuno favorito de los días domingos: “Las Tostadas del Tianguis”, es un clásico para la familia los domingos asistir. Hoy mamá nos va a arreglar con nuestras mejores ropas; es algo tradicional en esta zona de los Altos de Jalisco, vestirte con tus mejores prendas los días domingos. La familia se arregla, se va a misa primero a la Parroquia de “La Sagrada Familia”, vivimos cerca, por calle Moctezuma, nos llevan a la de las diez de la mañana, y de ahí a desayunar.

Mientras veíamos en “Familia con Chabelo” nos cambiábamos. Uno o dos tres regaños por parte de mamá, nos alzaba la voz porque no queríamos ponernos la ropa que había seleccionado previamente para cada uno. Éramos una familia pequeña en esos tiempos, mis dos hermanos: Adriana, Roberto y yo. Renata aún no nacía. Estudiábamos en el Instituto Ana María Casillas. Éramos niños como cualquier otro. Buenos estudiantes.

Salíamos de misa, teníamos mucha hambre, yo ya imaginaba mis tostadas. La escuela también estaba por aquel rumbo, al igual que el tianguis en la explanada del “Auditorio Miguel Hidalgo”, entre las calles Morelos y Niños Héroes, se instala todos los domingos y los jueves. Venden muchas cosas: ropa, zapatos, frutas, verduras, etc. También se pone el mercado de animales: gallos, conejos, perros, palomos y otras mascotas. Por otra parte, los señores venden cosas de segunda mano: relojes, herramientas, pilas, televisores, y demás cachivaches, todo expuesto en lonas en el piso, afuera de la entrada principal del auditorio, el cuál ha sido testigo de grandes eventos. Ahí puedes comprar de todo usado: videojuegos, radios, herramientas, es un pequeño mundo revuelto de todo.

Como vivíamos cerca, mi papá no movía su coche, tenía un “Bocho”, así se le llamaban a los Volkswagen, era verde, pero íbamos caminando al tianguis. A mí me emocionaba mucho visitar mi puesto favorito: “Las Tostadas del Tianguis”, así se le conoce, pero su nombre formal es: “Ricas Botanas Villaseñor”, pero todos nos referimos así a ese negocio, y así se ha hecho famoso. Se instala en la explanada, en una de las esquinas del bazar. Esa parte siempre les corresponde. Se instalan temprano, cinco o seis de la mañana. Mi papá me contaba que ellos ya se estaban instalando a esa hora, ya que en ocasiones mi papá trabajaba de mesero en eventos los sábados por las noches y salían en la madrugada. Contaba que los veía poner sus lonas a esas horas.

Ponen grandes mesas rectangulares, tablones, uno pegado al otro en fila. Se hace una gran línea de mesas, con sillas de un solo lado, no hay espacio para más, ya que del otro lado se atiende. Es algo difícil conseguir una silla para comer sentado si vas después de las diez de la mañana, asiste una multitud. Empiezan a vender a las ocho de la mañana.

Cuando íbamos en aquel tiempo yo buscaba sentarme solo, no a lado de mis papás, que aparte de difícil conseguir sillas juntos, me gustaba sentirme independiente y pedir lo que yo quisiera, así que siempre esperaba de pie una silla donde pudiera ganarla y sentarme a desayunar, mientras el tumulto de gente detrás de mi pedía sin control.

Son muchas mujeres las que atienden tal vez diez o quince, todas ofreciendo un buen servicio. Unas muy rápidas para servir, con bastante experiencia, otras más chicas de edad, pero siempre atentas. Algunas señoras que ahí trabajan tienen muchos años en el puesto. Recuerdo que había una muchacha que siempre me gustaba que me sirviera mis tostadas cuando era niño. Era muy bonita, tenía unos ojos verdes y sus manos me gustaban, usaba anillos y sus dedos eran delgados y bonitos. Siempre la buscaba a ella, aunque en ocasiones no me tomaba atención. También estaba una señora que su función era re surtir los contenedores de ensalada, de salsas, de lechuga y tostadas para que las muchachas que estaban al frente no dejaran de atender. No sé si aún trabajan, ya que actualmente existe este negocio, pero tengo mucho tiempo sin ir.

Se preguntarán:

– ¿Botanas de qué? –

Pues bien, les explicaré a lo que me refiero cuando digo botanas o tostadas.

En las mesas que comentaba, ponen grandes contenedores de acero inoxidable, son muchos, los ponen al igual que las mesas, en línea, uno al lado del otro. Son quince o veinte o un poco más, no sé exactamente, en verdad son muchos, en cada uno de ellos se sirve una ensalada.

(Para definir ensalada debo de hacer un paréntesis, ya que me he dado a la tarea de investigar y en muchas partes una ensalada es algo muy diferente a lo que son aquí, las ensaladas en esta Región de los Altos son combinaciones, de curtidos de cerdo: Cueritos y lengua como ejemplo. Embutidos como la salchicha y jamón. Variedad de verduras con pollo, y algunos ingredientes como picante, chipotle, aderezo y crema natural, o al menos, estos son los que usan ellos en general).

Yo siempre he tenido mis favoritas desde que era niño hasta la fecha, pido siempre las mismas, ya he probado todas, pero me quedo con esas por sabor y gusto.

“¿Ya te atienden?” es la frase con la que te reciben las chicas. Junto con un saludo.

“Me puedes servir dos tostadas de jamón rallado”- les contesto. Esta ensalada es una de las favoritas en general, es una combinación de jamón rallado, lechuga y crema natural. Es de las dos que más venden, junto con la de salchicha con crema, que es preparada igual que la otra, solo sustituyendo el jamón por la salchicha. Después de esas dos, hay una gran lista, por ejemplo:

*De verduras con crema.

*De verduras con pollo y crema.

*Seis o siete combinaciones diferentes entre salchicha, jamón, cueritos, pepino y cebolla.

*Algunas picosas. Pero siempre combinando los ingredientes que mencioné líneas arriba, es sorprendente llegar y ver más de veinte ensaladas:

¡Totalmente diferentes una de la otra!

Bien, después de mis dos tostadas de jamón rallado con crema, sigue mi protocolo de años, ahora pido una bolsa de tacos dorados de papa, (también venden estos, bolsas con 5 tacos pequeños, o se puede pedir por individual taco grande, es un buen complemento).

“Me preparas una bolsa de tacos en un plato, me les pones mayonesa (la mayonesa es muy utilizada aquí en Tepatitlán, en este tipo de platillos y en mariscos se usa mucho. Es algo que sorprende a muchas personas de otros lugares, a comentarios de ellos) y me pones dos cucharadas de ensalada, (se sirve sin tostada) una de salchicha, pepino y chipotle y otra de cueritos”

“¿Lechuga y salsa?”   Esta es la segunda pregunta que siempre te hacen cada qué pides algo, ya que complementan tanto las tostadas y los tacos, con lechuga fresca picada en tiras delgadas y una salsa de jitomate sin picante. Es un excelente complemento, yo siempre digo que sí. De la misma forma como complemento extra de todo esto tienen varias opciones de picante el cual tú mismo le pones a la comida. Estos ya están montados de lado de los contenedores de las ensaladas.

Hay:

– Salsa Mexicana (cebolla, jitomate, cilantro y chile serrano picado)

– Salsa Habanera (Cebolla con chile habanero)

– Limones

Estos anteriores, montados en molcajetes pequeños.

– Salsa picante de chile de árbol natural.

– Salsas picantes en botellas de marcas famosas.

Con eso uno crea combinaciones maravillosas que el paladar agradece. Todo esto acompañado con un refresco o un agua fresca de arroz o jamaica natural que ellos preparan.

 

***FAMILIA VILLASEÑOR***

Los creadores de esta tradición tepatitlense gastronómica llevan por apellido Villaseñor. Recuerdo que el propietario del puesto de botanas siempre estaba atento a sus clientes, preguntando si ya nos atendían o moviendo a sus colaboradores que atendieran rápido. Él, junto con sus hijos. Su función es y ha sido, servir bebidas y cobrar. Tengo el gusto de conocer a los hijos en persona y ser buen amigo de dos de ellos:  Juan y Gerardo Villaseñor.

No sé bien cómo empezó este negocio, ni cuantos años, (si no mal recuerdo Gerardo un día me dijo que más de veinte años).  Un día platicando con Juan le pregunté cómo había iniciado. Me comentó que la que había comenzado este proyecto era su mamá y no su papá e hijos como yo creía. Pero que un día me iba a platicar toda la historia completa. Prometo próximamente investigar más del inicio de este y si me dan la oportunidad, entrevistar a la creadora e iniciadora de tan rico manjar.

Bien, continuando con mi anécdota de cómo era para mí y cómo es hoy en día mi experiencia con esto. Hoy la familia Villaseñor se encuentra mucho más activa de cómo inició, ahora ya no solo están en el Auditorio, ya tienen sucursales que los hijos han expandido por Tepatitlán.

Juan Villaseñor tiene su sucursal en la Central Camionera, un buen punto a mi criterio ya que alrededor se encuentran algunas dependencias del gobierno de Tepa con mucha gente laborando, además de todos los viajeros  y visitantes que llegan a nuestra Central Camionera. Que por cierto ahí venden otra maravilla gastronómica de Tepa: Los lonches de carnitas, pero de esos escribiré después .

Gerardo Villaseñor, con su sucursal en el Parque del Agua, así conocido este parque con muchos años de existencia,  por la calle Vallarta, una de las calles más importantes de la ciudad. Hay otras sucursales: una por la calle Porfirio Díaz, otra en la Glorieta de las Colonias, una más entre las calles H. Garza y Lerdo de Tejada.

Sin dudar, sé que ellos junto con su negocio forman parte de la historia y tradición del municipio en muchos aspectos, pero sin duda; el más representativo es el gastronómico. Desde su inicio, siendo una pequeña idea, después siendo un puesto y ahora con varias sucursales. Un negocio local y sobretodo familiar que ha forjado una historia en los paladares de muchas generaciones, y a mí, está de más decir, desde mi infancia, después mi adolescencia y ahora como adulto, me sigue gustando ir. Han sido parte de mi historia, de mi familia, crecimos comiendo esto y lo seguiremos haciendo supongo. Pido lo mismo desde hace años, de vez en cuando probando alguna otra ensalada que se me antoja; y es que ver tanta variedad sí que es difícil decidir.

Todo habitante de Tepa o la  mayoría saben de lo que les escribo, estoy seguro que al menos un día han visitado esos puestos, algunos en locales fijos y algunos bajo lonas montadas en la madrugada  y desmontados por las tardes. Pero siempre y en todos, ofreciendo ese rico manjar acompañado de amabilidad.

Con respeto y dedicación.

A la Familia Villaseñor.

 

 

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