Staff Kiosco Informativo | @KioscoInfo | 7 de octubre del 2018
La torta ahogada. Orgullo tapatío. Aportación de la gastronomía de Guadalajara al mundo. Birote salado, frijoles, salsa de chile de árbol, cebolla desflemada y carnitas. Si son de Tepa, mejor…¿No?
¿Y qué tal si este platillo típico de Jalisco, pero sobre todo de Guadalajara, hubiera sido inventado por un tepatitlense? ¿Te lo imaginas?
Quizás tú que estás leyendo este texto seas muy joven para saberlo. O si tienes cierta edad seguramente recuerdas haber escuchado esta singular historia.
Existe un mito que afirma que la torta ahogada fue inventada por una persona de Tepa, quien radicaba en Guadalajara y vendía carnitas de estas tierras alteñas. Mejor conocido como «El Güero», cuyo nombre era don Luis de la Torre y ofrecía sus alimentos en el Jardín de San Francisco.
Esta leyenda, obviamente no tiene rigor histórico, por ser precisamente eso: una leyenda, pero era muy conocida, sobre todo entre los adultos mayores de Tepa que la han transmitido de forma oral por varias generaciones.
Según el romántico relato, un viejo equipo de fútbol solía ir a comer carnitas al establecimiento de «El Güero». En aquellos tiempos la supervisión de la dieta alimenticia de los deportistas era una utopía.
Algunas versiones hablan de que los jugadores que acudían a este local eran los del equipo Oro, ya que ahí militaba el legendario Rogelio González Navarro, quien por supuesto extrañaba las carnitas de Tepa y por eso llevaba a sus compañeros a comer con «El Güero».
En aquel día épico, los jugadores tenían el tiempo medido, pues saldrían a jugar a un partido en otro Estado y por eso querían llevarse una buena provisión de carnitas. El camión se estacionó junto al establecimiento del famoso «Güero».
Al no haber suficientes carnitas para atender a los jugadores porque ese día había sido de buena venta, a uno de los jugadores se le ocurrió que podía dárselas metidas en un birote, y para ahorrar tiempo el famoso «Güero» literalmente las ahogó en la salsa para que se la pudieron ir comiendo en una bolsa.
Días después los jugadores regresaron y le dijeron: «Güero, hoy no tenemos prisa, pero nos gustó mucho esa torta, como ahogada, danos unas iguales»
Los demás comensales vieron como los futbolistas devoraban felices el bolillo bañado en chile y con carnitas de Tepa adentro. Y así se habría extendido, poco a poco, el gusto por este bocadillo, pues cada vez más clientes pedían la torta.
Torta que, por cierto, en ese tiempo si era ahogada pues se sumergía en la cazuela de la salsa hasta que soltaba burbujas. Hoy prácticamente casi nadie las pide con esa preparación ya que queda muy enchilosa (palabra que solo se usa en Tepa y la región, pues en otros lares dicen, picosa o picante). Siendo estrictos con los términos, ahora más bien se trata de tortas bañadas.
Además en ese tiempo el birote no era salado. Al irse popularizando la torta, los vendedores de este bocadillo obviamente solicitaron a los panaderos un birote que no se desbaratara ni se aguadara.
Uno de los que solía relatar esta historia, era el profesor Ramón Gutiérrez Gómez, mejor conocido como «Ramoncito», o «El Prefe», jubilado de la Preparatoria Regional de Tepatitlán, donde fue prefecto durante muchos años y quien también gusta de escribir. Impulsor del periodismo, fue fundador de varias revistas que se editaron en la década de los 70, 80 e inicios de los 90.
Entre los detractores de esta leyenda aseguran, qué Don Luis no era de Tepa, a pesar de ser güero. «No todos los de ojo azul son de allá», refutan.
Asimismo otros que sí creen en qué las tortas fueron inventadas por un tepatitlense, matizan diciendo que el jugador que llevaba a sus compañeros a comer las carnitas de Tepa no era Rogelio González, pues él jugó en El Oro en la década de los sesentas y este bocadillo habrá sido inventado antes.
Lo cierto es que esta leyenda se pierde en la oscuridad de los tiempos y es complicado comprobarla o desmentirla. Y es que Don Luis de La Torre murió hace varios años y actualmente en Guadalajara hay muchos qué se ostentan como los herederos del legado el famoso Güero y nadie sabe quien de verdad es pariente.
No obstante considerando que las carnitas más sabrosas de todo Jalisco son las de Tepatitlán, entonces tiene mucha lógica que el establecimiento donde se inventaron las tortas ahogadas ofreciera las carnitas al estilo de estas tierras rojas.
Los tapatíos quizá se desgarren las vestiduras al conocer esta leyenda. Pero considerando que el mejor chile de árbol es de Yahualica, que el birote salado solo puede hornearse en Guadalajara y que las carnitas más sabrosas son de Tepa, entonces lo más sensato es pensar que este platillo, no representa solo a los de la capital, sino que es paradigmático de nuestra gastronomía Jalisciense.
¿Por qué no? ¿O tú qué opinas?