Oscar Miguel Rivera Hernández | 13 de febrero de 2024
Jalisco, México.– En tiempos de elecciones, las encuestas se convierten en la brújula que guía nuestras decisiones. Nos dicen quién está arriba, quién está abajo y quién tiene más posibilidades de ganar. Sin embargo, ¿Qué pasa cuando esas encuestas son falsas?
Recientemente, hemos sido testigos de la proliferación de encuestas falsas que buscan tergiversar la realidad y manipular al electorado. Estas encuestas a modo son como espejismos en el desierto político, mostrando una imagen distorsionada de la verdadera situación y eso que no han iniciado oficialmente las campañas.
¿Pero por qué los políticos recurren a estas prácticas engañosas? La respuesta es simple: poder y manipulación. En un juego donde el poder está en juego, cualquier táctica es válida para alcanzar la victoria, incluso si eso implica recurrir a la mentira.
Las encuestas falsas son una herramienta utilizada para influir en la percepción del electorado. Si el equipo de campaña de un candidato difunde una encuesta que lo coloca como líder absoluto, ¿no es natural que los votantes se sientan inclinados a unirse al supuesto ganador? Es un efecto psicológico bien conocido: la gente tiende a apoyar a los que perciben como ganadores.
Pero no solo se trata de crear una ilusión de victoria. También hay casos en los que las encuestas falsas se utilizan para sembrar dudas y desconfianza sobre los adversarios. Si un candidato rezagado difunde una encuesta que muestra un empate técnico, ¿no es eso una manera de minar la confianza en el favorito? Es una estrategia sutil pero efectiva para socavar la credibilidad del oponente.
Entonces, ¿cómo podemos distinguir entre una encuesta legítima y una falsa? Aquí es donde entra en juego la importancia de la metodología y la trayectoria de la empresa encuestadora. Una encuesta seria se basa en un riguroso proceso de recolección de datos y análisis estadístico. Además, las empresas encuestadoras con una larga trayectoria y reputación son más confiables que aquellas que han surgido de la noche a la mañana con propósitos propagandísticos.
Es esencial que los ciudadanos seamos críticos y analíticos al evaluar las encuestas que nos presentan. No debemos tomarlas como verdades absolutas, sino como una herramienta más en nuestro arsenal de información. Debemos preguntarnos quién está detrás de la encuesta, cuáles son sus intereses y qué metodología han utilizado.
En las próximas elecciones, insto a todos los votantes a no dejarse engañar por las encuestas falsas. No permitamos que la manipulación y el engaño dicten nuestro voto. Seamos conscientes de nuestro poder como ciudadanos y tomemos decisiones informadas y responsables.
Para concluir, las encuestas falsas son una lamentable realidad en el mundo de la política. Son herramientas de manipulación utilizadas por aquellos que buscan obtener o mantener el poder a cualquier costo. Sin embargo, nosotros, como ciudadanos, tenemos el poder de discernir la verdad de la mentira y de tomar decisiones basadas en información veraz y objetiva. No permitamos que nos engañen.