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Eduardo Castellanos | @KioscoInfo | 7 de octubre del 2017
Entre los límites de Tepatitlán y Atotonilco hay una ladera desde donde se observa a lo lejos el Cerro Gordo. En este paraje se puede contemplar y disfrutar una bella estampa de la naturaleza. A unos cientos de metros está un río con árboles a los costados que divide los dos municipios.
La quietud del campo y el olor a yerba que se mezcla con el de leña ardiente envuelven a La Violeta, un restaurante campestre cuyo platillo principal son ranas: al mojo de ajo, a la mantequilla, empanizadas, en salsa verde, zarandeadas o la diabla.
En entrevista para Kiosco Informativo, Evangelina Contreras, miembro de la cooperativa La Violeta, aseguró que además de ofrecer el exótico anfibio, también tienen como plus, tranquilidad para sus visitantes, que regularmente llegan de Tepatitlán, Atotonilco o Guadalajara.
“Creemos que el éxito de nuestro negocio es que la gente se relaja porque está en el campo y no hay ruidos, ni carros, ni nada que los estrese, aparte el paisaje desde aquí es muy hermoso. Aparte la gente viene a probar un platillo exótico que antes nadie había probado”, apuntó.
El lugar es un espacio acondicionado en una casona de adobe rodeada de plantas de ornato, medicinales y para la gastronomía. Cuenta con un puente de madera que conecta dos áreas del restaurante, que por la necesidad e incremento del número de visitantes tuvo que ampliarse.
Algunos animales de granja como gallinas, burros, vacas, borregas y aves exóticas terminan de componer la estampa que los citadinos buscan para el disfrute.
Además de ranas, los comensales pueden disfrutar de unas deliciosas gorditas de masa rellenas de frijoles refritos con queso, chicharrón prensado o rajas con queso. Esta pieza de origen prehispánico puede acompañarse de una rica salsa de tomate.
El bagre que también es cultivado en el lugar, puede ser servido a las brasas, frito, en filete o hasta en un fresco ceviche.
La rana como negocio
Desde hace poco más de ocho años, la cooperativa La Violeta se ha dedicado al cultivo de la rana toro que es ofrecida como un platillo exótico.
Los miembros de la cooperativa aseguran que el 99 por ciento de las personas que llegan a probar este platillo con sabor a pollo, pero sin grasa y lleno de proteína, salen convencidos de que la rana es un alimento de buen sabor.
Gracias al apoyo, supervisión y vigilancia de la Secretaría de Desarrollo (SEDER), la cooperativa inició con la cría cien anfibios, actualmente hay aproximadamente 18 mil en sus criaderos, afirmó Evangelina Contreras, miembro de la agrupación.
“Ibamos a cursos, por lo de los bagres ahí nos dijeron que las ranas se comían, que se criaban en cautiverio, de ahí nació la inquietud. Empezamos con cien renacuajos para enseñarnos. Actualmente tenemos alrededor de 18 mil ranas, nada más crían una vez al año, durante ese año las mantenemos. Al cultivo de la rana se le llama ranicultura”, indicó Contreras.
Desde hace algunos años, la familia Navarro, miembros de la Cooperativa se mudaron a San Francisco de Asís, delegación de Atotonilco el Alto, con la esperanza de iniciar un negocio que les fuera redituable, relató Lucía Navarro.
“Éramos de San José de Gracia, delegación de Tepatitlán, pero ya somos de San Francisco de Asís. Somos vecinos, solo nos divide el río. Nosotros éramos siempre de Tepa, nomás que nos vinimos para acá porque le vimos algo de futuro a este negocio”.
Cooperativa La Violeta inició el negocio de la acuicultura cultivando bagre. Gracias cursos a y talleres a los que todavía asisten, y la recomendación de sus visitantes, el restaurante se ha mantenido como uno de los más visitados en la región.
“Antes de que empezáramos con las ranas ya estábamos más o menos aclientados, a partir de que llegaron las ranas aumentó el número de visitantes. Los primeros clientes llegaron por coincidencia. Los conoció el Presidente Municipal de Atotonilco y él invitó a algunas personas y de ahí se fue de boca en boca, eso ha sido un éxito”.
“Al cliente le vendemos cincuenta por ciento la vista y el otro cincuenta las ranas, aunque todavía no hay la cultura de comerla, de hecho ahorita venimos del Foro Internacional de Acuacultura en Guadalajara y ahí se habló mucho sobre eso”, agregó Navarro.
El restaurante ha causado sensación, medios nacionales y estatales han realizado trabajos periodísticos sobre este peculiar lugar, en donde el principal objetivo es promover el consumo de la rana toro.
“Nuestro reto y objetivo es enseñar a la gente a comer ranas, todo el mundo le tiene miedo, pero es algo que si no se animan a probar, nunca van a descubrir lo sabroso que es, sabe a pollo, no tiene una gota de grasa, no tiene colesterol y tiene mucha proteína, más que el pescado. Es muy digerible, más que otra carne. Hay que difundir más la cultura de la rana”, afirmó.
La Violeta está ubicado a poco más de cincuenta minutos de Tepatitlán, saliendo desde la cabecera municipal por la carretera a San José de Gracia.
El restaurante abre sus puertas de lunes a domingo 9:00 de la mañana a 7:00 de la noche. Sus precios son accesibles.
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