Por: Julio Ríos
Cuando en 1985, dos jovencitos tepatitlenses, Guillermo Sepulveda y Pepe Jiménez, jugaban a ser estrellas de rock con una batería improvisada, hecha de botes de plástico y manteles de mesa, jamás se imaginaron que su sueño se prolongaría hasta inicios del Siglo XXI, con un proyecto que se quedó en la nostalgia y el cariño de los seguidores de la música en Tepatitlán y la región de los Altos.
Ese sueño tuvo un nombre: IV IMAGEN. Una historia con ocho protagonistas en distintas etapas: Pepe Jiménez (Guitarra y Voz), “Mailo” González (Batería), Hugo Valenzuela (Teclados), Cuco Pérez de Loza (Bajo), Guillermo Sepulveda (Guitarra y Voz), “Chuy Ramírez (Guitarra), Enrique Jiménez (Trompeta) y Miguel Aguilera (Saxofón)
A finales de los ochenta, y durante toda la década de los noventa, la tierra roja de Los Altos se estremeció al ritmo del rock en españoll, que vivía su etapa dorada. En Tepatitlán, quienes volvieron a encender la chispa, fue ni más ni menos esta banda, conocida en aquellos ayeres, como la mejor de la región, sobre todo cuando amplió sus horizontes a diversos ritmos y géneros.
IV IMAGEN apareció en el momento histórico adecuado, en una región que en aquel entonces era árida para el rock en español. Sembraron una semilla que se convirtió en un árbol de muchas ramas, pues inspiraron a grupos que aparecieron posteriormente, como La Cruzada o Los Súper Clásicos. Sentaron las bases para nuevas generaciones que, a diferencia de ellos, tienen la posibilidad de grabar y difundir sus propias melodías.
Aunque no era el único foro en el que se presentaban, pues hicieron gala de su talento en diversos municipios de Los Altos de Jalisco, El Bajío y la Zona Metropolitana de Guadalajara, el bar Pancho´s fue su catedral, tal y como lo rememoran sus seguidores, quienes con nostalgia en pleno 2023, a más de 22 años de su disolución oficial, se preguntan: ¿Será posible un reencuentro de esta gran banda?
Sembrando la semilla
El rock and roll estuvo proscrito en México y en varios países de Latinoamérica durante casi 20 años. Dictaduras en Argentina, Chile y España, ejercieron una censura brutal en contra de las juventudes y sus diferentes formas de expresión, incluyendo la música.
En el caso de México, durante los gobiernos de Díaz Ordaz y Echeverría, el cabello largo era motivo de detención policiaca. El rock tuvo que refugiarse en los “Hoyos Funky”, es decir, bodegas, sótanos o lotes baldíos olvidados en las periferias. Incluso, algunas bandas llegaron a tocar en las alcantarillas de la Ciudad de México para esconderse de la represión.
Llegó la década de los ochenta y en España, bandas como Toreros Muertos, Radio Futura, Alaska y Los Pegamoides y Hombres G, fueron una válvula de escape para el desahogo luego de la siniestra etapa del franquismo. Lo mismo en Argentina, a la salida del cruel dictador Jorge Rafael Videla, con artistas como Virus, Charly García, Miguel Mateos o Soda Stereo.
En nuestro país, grupos como El Tri, Javier Batiz o los Dugs Dugs se mantuvieron tocando de forma clandestina en los setenta. Ya en los ochenta se dio mayor apertura, gracias a programas nocturnos como “En Vivo”, del periodista orgullo de Tepito, Ricardo Rocha. Aquella emisión se transmitía de madrugada y contaba con bandas de rock. A los seguidores no les importaba desvelarse pues era la única manera de ver a sus grupos favoritos, que batallaban para sobrevivir y encontrar foros.
Poco a poco, los ejecutivos de las disqueras se dieron cuenta que había potencial económico, comenzaron a contratar bandas mexicanas y a importar música de España y Argentina, con ello generaron una estrategia comercial llamada: Rock en Tu Idioma.
En Tepatitlán, durante varios años, el rock fue prácticamente inexistente. Luego de The Strombers, banda pionera de la ciudad, formada en 1966, aparecieron otras como Ruidos Extraños y La Fe. Sin embargo, a mediados de los 70 prácticamente ya no había grupos de rock tocando en la región alteña. Los pocos que existían tocaban baladas gruperas al estilo de Los Yonic´s o los Freddys.
“Precisamente, al venir yo de tocar en la zona de Tijuana yo sí tenía ganas de continuar con algo parecido aquí, pero no había ni el gusto, ni los músicos para eso. Si estaba completamente apagado el rock, estaban los grupos versátiles pero no había nada más y IV IMAGEN comienza a mover los hilos en ese aspecto”, recuerda el guitarrista Jesús Ramírez, quien venía de tocar en una banda de heavy metal en la zona fronteriza.
Fue así, como Pepe Jimenez y Guillermo Sepulveda comenzaron a ensayar junto al bajista Armando Ibarra. Al inicio ni siquiera tenían instrumentos adecuado y se conectaban a un estereo común y corriente, y a las guitarras les ponían audífonos para mandar el sonido a su equipo rudimentario. Fue el doctor Ignacio Ponce quien les prestó algunos instrumentos y luego Antonio Sepulveda, hermano de Guillermo, les prestó dinero para poder comprar lo necesario.
La banda adecuada en el momento adecuado
Las primeras invitaciones para tocar fueron a festivales escolares en el Colegio Chapultepec, el Salón Parroquial (que en ese entonces era un gran foro de expresión cultural) y a Prepa Tepa, además de algunas kermeses. La respuesta de la juventud fue sensacional, pues la música que tocaban era de moda y fresca y en Los Altos de Jalisco no existía ningún proyecto similar, y mucho menos con esa calidad.
“Empezamos a hacer el movimiento y yo sentía que los covers estaban frescos y se fue ampliando el repertorio dentro del rock en español” recuerda Jesus Ramírez, quien tocaba en IV IMAGEN de forma intermitente, por su dinámica de ir y venir a la zona fronteriza.
“Posteriormente llega Ismael, mejor conocido como Mailo, en 1987 y ahora sí tenemos un baterista de verdad. Ya para el 88, se suma Hugo Valenzuela en los teclados y es cuando ya se conforma el grupo de verdad. Le pusimos IV IMAGEN porque éramos cuatro”, recuerda Guillermo Sepúlveda.
“Yo aprendí piano con el maestro Jaramillo, tenía una formación más clásica, más académica y tocaba en festivales para las madres en el Colegio Morelos, de donde egresé. Ahí es donde empecé a ver a Pepe, Armando y Memo, quiénes también tocaban y lo hacían muy bien. Ahí comenzó la plática: por qué no sacamos un repertorio y así empecé a meterme a ese otro tipo de música que no tocaba, pero que me hizo adquirir otra visión de cómo se concibe la armonía”, apunta Hugo Valenzuela.
“Mailo”, uno de los miembros más queridos del grupo, radicó en Estados Unidos, donde participó en una banda de heavy metal con músicos guatemaltecos. Ya en Tepatitlán ensayaba esos géneros con el guitarrista Jesús Ramírez. “En ocasiones la policía llegaba a callarnos”, recuerda “Chuy” entre risas.
“Yo traía una mezcla de influencias interesante. Y en ese inter, antes de integrarme a IV IMAGEN estuve participando con Chuy por la afición que teníamos al heavy metal, que en esa época estaba en su apogeo, aunque aquí en Tepa había si acaso 10 o 20 aficionados y dos músicos. Las ganas de tocar eran muchas, por eso optamos por este género musical del rock en español, que venía empujando muy duro”, explica “Mailo”:
Comenzaron a presentarse con éxito en el restaurante El Campanario, y luego en el recién inaugurado video bar Cocktail, gracias a la invitación de la familia Hernández. También amenizaron algunas graduaciones de la preparatoria. Era el momento adecuado y la banda adecuada, pero aún les faltaba una pieza para completar el legendario combo.
“Conocimos a Cuco, un día, cuando estaba tocando con sus hermanos, en el Mariachi Pérez de Picachos y él tocaba con demasiada soltura el bajo. Le preguntamos si quería tocar con nosotros y le dimos un cassette para que se pusiera a estudiar las canciones que estaban de moda, de Hombres G, de Caifanes, de Soda Stereo, de La Unión, de Hit. Todos los grandes grupos, que existían en los 80. En una semana regresó, dijo que aceptaba y que ya había sacado el bajo de seis melodías y fue con lo que comenzamos”, relata Guillermo Sepúlveda.
Cuco Pérez, quien forma parte de la dinastía de los Pérez de Picachos, comenta que siempre tuvo la inquietud de incursionar en otros géneros y por eso aceptó la invitación a IV IMAGEN.
“La verdad si me fue difícil porque no estaba experimentado en el rock, me pusieron músicos de a deveras, porque Mailo es un excelente baterista y todos son grandes músicos. Era complicado en ese tiempo aprender, no es como ahora que en internet encuentras las tablaturas, tenías que poner el cassette y regresarle como diez veces para aprender las notas. Yo recuerdo a mi mamá que me decía: ¿qué vas a estudiar hijo? ¿Esa canción? ¡Pues ya apréndetela, porque ya me tienes bien enfadada!”, relata Cuco, entre carcajadas.
Así con músicos que provenían de géneros tan diversos como el new wave, la balada, el mariachi o el heavy metal, se amalgamó el combo que marcaría la etapa dorada del rock en español en Tepa en bares como Cocktail y Pancho´s y en la discothèque Le Chateau.
“Precisamente esas diferencias que había de gustos e influencias, nos dieron ese estilo único, eran músicos que en Tepa son muy reconocidos, como Cuco, como Ismael o como Hugo, obviamente eso provocó que la banda fuera afianzándose en el gusto de la gente”, recuerda el vocalista Pepe Jiménez.
La etapa dorada: León, Guadalajara y las noches de Pancho´s
Pronto, comenzaron las oportunidades para la banda. Fueron los artistas estelares en el primer certamen de Mezcala y se presentaron en distintos municipios de Los Altos de Jalisco, como San Miguel, Jalostotitlán o San Julián.
“Estábamos en San Julián y a Memo se le fue el rollo y dijo: ¡Buenas noches, Jalostotitlán! Volaron los bolillazos, cucharas y vasos”, ríe Pepe Jiménez al recordar la anécdota.
Otra de las oportunidades importantes la recibieron en 1990, al abrir un concierto de Mijares en Tepatitlán, con un equipo de sonido impresionante en una velada aún recordada. “Nos tenían confianza a pesar de que éramos nuevos”, evoca Pepe Jiménez.
Luego fueron convocados a bodas importantes en Guadalajara y Zapopan. En una de ellas, en el conocido salón “El Polo Norte”, surgió una invitación formal para ser la banda exclusiva del bar Hard Rock en Puerto Vallarta, pues su repertorio era tan amplio que ya no se limitaba al rock en español, sino también cantaban en inglés, con un catálogo que incluía material de Queen, Chicago o U2, interpretado con alta calidad en la ejecución instrumental. Aquella oferta les hizo reflexionar cuál era el camino que debían seguir.
“Platicamos que si la cosa iba en serio, si nos íbamos a Vallarta, yo estaba dispuesto a dejar la medicina, yo si quería seguir en la música, siempre me ha encantado la música. Pero todos tenían otros compromisos y rechazamos la oferta. Al no tomar la oportunidad me voy a México a estudiar la especialidad en 1992 y me separo de IV IMAGEN”, describe Guillermo Sepúlveda quien hoy es un afamado neurólogo.
Enriquecen su sonido con metales
Se acercaba la segunda mitad de los noventa y nuevos vientos soplaban en el panorama del rock. Bandas de ska como Maldita Vecindad o Los Fabulosos Cadillacs, ofrecían un sonido en el que instrumentos como la trompeta, el saxofón y el trombón tenían gran protagonismo. El baterista “Mailo” González comprendió este cambio y propuso a los demás integrantes sumar estos sonidos a IV IMAGEN.
“En 1994 recibí la invitación de Mailo y de Pepe. Yo tocaba en la banda municipal desde 1982 pero escuchaba y admiraba a IV IMAGEN, que ya en ese tiempo todo mundo decía, en Tepa y en otros municipios, que no había mejor grupo en toda la región”, narra el doctor Enrique Jiménez Valle, trompetista de la banda.
Con Enrique en sus filas, fue posible interpretar canciones como Matador, de Fabulosos Cadillacs o Tren de Largo Recorrido, de La Unión, además de la sección de mariachi en La Celula que Explota y algunas otras de Maná.
“Pudimos además arreglar diversas melodías. Esto hizo crecer el sonido de IV IMAGEN y ya podíamos también diversificar el repertorio y tocar música versátil para participar en fiestas y obtener mayores recursos”, agrega Enrique Jiménez.
Otro artista que enriqueció el sonido de IV IMAGEN fue el saxofonista Miguel Aguilera, figura legendaria de la música en Tepatitlán, pues también formó parte de Histeria, que luego se convertiría en La Cruzada y fue fundador de la Banda Tierra Alteña, la cual hizo historia en la región en este género sinaloense.
“Los de Histeria íbamos mucho en ese tiempo a ver a IV Imagen, al Campanario. Porque era el grupo que nosotros admiramos y recuerdo que nos pirateamos los tonos de las canciones que tocaba Pepe, los anotaba en una servilleta porque no había internet como ahora. En Histeria estaban Sergio de la Torre, Moisés Barajas, Chava Peña, y un servidor, pero duró muy poco y luego me invitaron a tocar a IV IMAGEN en 1995”, relata Miguel Aguilera, forjado en el seno de la Banda Municipal de Tepatitlán.
Miguel Aguilera añade: “Yo estoy muy agradecido de haber formado parte de ese grupo, porque ahorita en la actualidad, no hay uno que le llegue a su calidad. Independientemente de lo que tocábamos los metales, la base, el maestro Hugo, Mailo, Cuco y Pepe, era de primer nivel. Si llegara un momento en que IV IMAGEN volviera a tocar, para que la juventud de hoy escuchara la calidad que tenía el grupo, se quedarían con la boca abierta”.
Con ese combo de músicos de primer nivel, IV IMAGEN además se abocó a componer material propio, como las baladas rockeras “Esta Noche” y “No Puedo Arrancarla de Mí”. Sin embargo eran épocas complejas y no existía la facilidad de hoy en día para grabar y difundir la música a través de las plataformas digitales.
La banda celebró su décimo aniversario en un concierto especial en el Auditorio Miguel Hidalgo, con un repertorio preparado para aquella ocasión. En esa velada, Pepe Jiménez, adelantado a su tiempo, apareció ataviado con un gaván, tal y como lo harían años después, figuras del rock mexicano como León Larregui o Juan Cirerol.
Pero el lugar en el que más se le recuerda a IV IMAGEN, es el bar Pancho´s, ubicado en la calle Hidalgo, en la zona centro de Tepatitlán, tal y como lo reconocen con nostalgia los ex integrantes de la banda.
“Todo mundo relaciona IV IMAGEN con Pancho´s., fue una amalgama que se hizo muy interesante, también fue el bar que más tiempo nos proporcionó el foro de expresión. Muy agradecidos con el bar, con el público, con Heriberto Camarena, quien nos hizo el favor ahí de apoyarnos. Creo que esa época y esa generación con el grupo. Quedó marcada con ese bar en particular”, explica “Mailo”.
Cada viernes, se volcaban a ese legendario bar los jóvenes de Tepatitlán, pero también de la región, e incluso desde Guadalajara, que se habían enterado de la estupenda reputación musical de esta banda.
El clímax de esos conciertos llegaba cuando IV IMAGEN tocaba melodías como “La Célula que Explota”, o “La Balada” de Cuca, con los espectaculares redobles de “Mailo” que hacían estremecer el lugar, unidos a las gargantas del público que coreaba las melodías desde el fondo de su corazón. Aquellas noches de Pancho´s son recordadas con cariño y nostalgia por toda una generación de tepatitlenses.
El truene y el panorama actual
Llegó el nuevo siglo y con ello, nuevos ritmos musicales. Pero sobre todo, se modificaron las dinámicas profesionales y familiares de estos artistas. Ya no era posible sostener el ritmo de presentaciones, que implicaba estar alejados del hogar de jueves a sábado, o a veces, hasta domingo. Eso llevó a los integrantes de IV IMAGEN a acordar su separación.
“La banda se desintegró en el año 2000, fue quizá porque cada quien tenía una idea distinta para seguirle y el ciclo se cerró. No fueron pocos años, sino 12 o 13, pero no quedamos con rencores de nada. Aunque sabemos que los problemas siempre se presentan, nunca dejamos de hablarnos, ni nada de eso”, platica Pepe Jiménez.
Cuando IV IMAGEN se separó, la estafeta la recibió La Cruzada, que también escribió su propia historia en el mismo bar, que por cierto cambió su domicilio, y con ello su nombre, a Señor Pancho.
Pepe Jiménez se incorporó a Testadura una banda de fugaz existencia, en la que coincidió con otros destacados músicos de Tepatitlán, como el bajista Emmanuel Santana, el guitarrista Gil Mora y el baterista Freddy Mora. El proyecto duró apenas seis meses y desde entonces, Pepe se retiró definitivamente de la música.
La familia de Pepe ha estado activa, dos de sus hermanos también se dedican a la música. Emmanuel, mejor conocido como “El Papel” es ingeniero de su propio estudio de grabación y Rodrigo, el famoso “Machelo”, ha formado parte de bandas de grunge y rock alternativo. Las hijas de Pepe son cantantes y quizá algún día tomen el camino del cuarto arte.
“Mailo”, sigue tocando en varios proyectos, incluyendo el propio, llamado “Relive” y en la banda Hits, junto a Jorge Villaseñor y Gil Mora. Cuco continúa tocando magistralmente con el Mariachi Pérez de Picachos, y Jesús Ramírez fundó la interesante banda denominada “La Loca de Arriba”, además de que su hijo también tiene su propio grupo, con toques de vanguardia.
Hugo Valenzuela es un respetado profesor de piano, quien además ofrece recitales en eventos privados para un público conocedor. Miguel Aguilera fundó la banda del género sinaloense “Tierra Alteña”, en la que permaneció doce años y la cual continúa activa. Guillermo Sepúlveda y Enrique Jiménez están retirados de la música pero con éxito profesional en la práctica privada de la medicina.
Hasta la fecha, cuando recuerdan la etapa de IV IMAGEN, solo agradecimiento y buenos recuerdos vienen a su mente. “En esta banda formamos una hermandad”, considera Hugo Valenzuela.
¿Habrá reencuentro?
Es común que cuando los fans de IV IMAGEN se encuentran a alguno de estos músicos, la pregunta obligada sea: ¿Cuándo harán un reencuentro?.
“Si le preguntas a todos los de nuestra generación van a decir: ¿Cuándo habrá un reencuentro de IV Imagen? Porque se les quedó grabado. Si alguien conocía rock en tu idioma, aquí en Tepatitlán o incluso en inglés, era gracias IV IMAGEN pues en esos tiempos no había internet y en el radio no era común que programaran esa música en la región. Fue un grupo que tuvo mucha repercusión a nivel de la música en Los Altos de Jalisco”, explica Enrique Jiménez.
Hasta ahora, lo más cercano a un reencuentro fue una tocada para el cierre definitivo del Bar Señor Pancho, pero en aquella ocasión no pudieron reunirse todos los ex integrantes. También han tocado en eventos privados, algunos ex integrantes, solo para sus familias, pero nunca se ha logrado el reencuentro completo.
“Pues es que siempre lo hemos querido, nada más que los tiempos de todos han sido complicados”, afirma Pepe Jiménez.
“Me he encontrado a muchísimos amigos que me dicen: porque no tocan otra vez para recordar buenos tiempos. Y ahora que nos juntamos para la entrevista, estábamos hablando de eso, que sería bueno reunirnos, al menos de hobbie. Claro que sí nos gustaría”, indica Cuco Pérez de Loza.
Ismael González «Mailo» también suscribe la idea: “Si los demás compañeros están de acuerdo, vamos a armar un reencuentro. Hacer un repertorio, primero alguna reunión familiar y si es posible, presentarnos en algún lugar especial para que recordemos, gocemos. Ahorita que estamos todos gracias a Dios con vida, y demos esa felicidad a amigos, conocidos y clientes que por tantos años nos apoyaron, nos siguen recordando con cariño y a quienes queremos agradecerles”
En 2023 se cumple el 35 aniversario de IV IMAGEN, tomando en cuenta que en 1988 se completó su primera alineación clásica con la llegada de Hugo Valenzuela. Es una fecha muy especial para el reencuentro. Sin embargo, cualquier momento será ideal para que estos músicos vuelvan a hacer vibrar a sus fans, y por qué no, a las nuevas generaciones y con eso, echar a andar la maravillosa máquina del tiempo que es la música.
Porque algo es seguro. Así como la música de los ochenta y noventas sigue viva, el cariño de sus fans y el talento de estos artistas, siguen intactos.
Es IV Imagen, la banda que mantuvo viva la llama del rock en Tepatitlán.