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Francisco Jiménez Reynoso | @jimenezabogado | 08 de marzo de 2018
Ya tenemos alertas a nivel internacional por la inseguridad que se vive en nuestro país: México.
Un análisis del INEGI nos da como resultado que la ciudad con mayor percepción de inseguridad es Reynosa, Tamaulipas, en el noroeste de México y con el 95 %; le sigue Fresnillo, con 94 %, luego aparece Zacatecas, con 90 %.
Lejos de pensar que los grandes centros metropolitanos están al margen de esa percepción, en la Ciudad de México 89% de su población se siente insegura. En Cancún es de 84 %, y en el Puerto de Acapulco es de 83 %. En estos destinos turísticos emblemáticos para el turismo local e internacional, apreciamos prácticamente un empate técnico.
Colima reporta un 77% de percepción de inseguridad. Llama la atención el caso de Ciudad Juárez, hace menos de una década y a raíz del escandalo internacional por la desaparición y asesinato de mujeres, fue considerada una de las ciudades más peligrosas del mundo. Esa urbe cuenta con una percepción de 75 % de su población que se siente insegura, por debajo de la ciudad de León, en Guanajuato, en donde el problema observa un registro de un 77%.
En la ciudad de Guadalajara 71 % de quienes la habitan se sienten inseguros. En Manzanillo el rango es del 69 % de la población se ve afectada por esa misma sensación de inseguridad.
Según el INEGI con cifras de interesante estudio en materia de inseguridad, se publica lo siguiente.
Uno de los puntos que más vale la pena destacar de esta encuesta es que, desde junio de 2015, el porcentaje de personas que han escuchado “disparos frecuentes con armas” cerca de sus viviendas, subió 16.6 puntos, al pasar de 21.2 a 37.8%. También es importante remarcar que más de la mitad de los encuestados han cambiado sus hábitos de llevar cosas de valor, permitir que los menores salgan de las casas, y caminar de noche cerca de sus viviendas.
El problema en seguridad que estamos padeciendo los mexicanos, en mi opinión es multifactorial y debe atacarse desde diversos ángulos.
En primer término debemos destacar el análisis de la problemática actual: el cambio de sistema de administración y procuración de justicia, es un verdadero descalabro para la ciudadanía en términos generales, y es que no se tomó en serio desde el pasado 18 de junio de 2008, donde se contó con una vacatio legis de 8 ocho años con la finalidad de preparar a nuestra entidad para un cambio violento y profundo en cuanto a administración pública y justicia se refiere.
Como antecedente, podemos argumentar que la corrupción, impunidad e ineficiencia, son las características principales del acontecer diario de un sistema de justicia (acusatorio adversarial) que navega como un barco a la deriva prácticamente en todo el país. Además de no contar con personal capacitado debidamente y que reúna el perfil idóneo para ese tipo de tareas, además de la carencia de infraestructura y de las inercias que en lo político operan contra el sistema.
Ante esto, en contraste tenemos violencia e inseguridad en todo el país sin precedentes, que va en aumento, como lejos de disminuir. Lo anterior podríamos clasificarlo en los efectos de una mala planeación de estado para atender un evento que muy remotamente logra ver una generación, un cambio de sistema de administración y procuración de justicia.
Aunado a lo anterior, la clase política no ha estado a la altura de las circunstancias. Con una decena de ex gobernadores presos (en el que el común denominador es que son aprendidos en el extranjero), y otro tanto de los mismos con problemas con la justicia, por vínculo con la delincuencia organizada, lavado de dinero, desvío de recursos, entre otros… viene a generar una percepción generalizada de que vivimos en un país donde impera la impunidad.
ncias Sociales y Humanidades. jimenezabogado@gmail.com