Staff Kiosco Informativo | 08 de marzo de 2023
Tepatitlán de Morelos.- Mujeres, hijas, madres, hermanas, abuelas, amigas, compañeras, vecinas, feministas. Un tejido diverso y vibrante se congregó en las calles de Tepatitlán, y hoy, nadie pudo detener su paso. A pesar de las mentadas y de las miradas que prefieren ignorarlas.
El centro de la ciudad llenó de una ola morada en honor al Día Internacional de la Mujer Trabajadora, pero también como un grito de resistencia, un llamado a la acción. El movimiento feminista, que ha estado latiendo en el municipio durante años, encontró su voz una vez más en las calles de Tepatitlán.
Cerca de 200 mujeres formaron el contingente que avanzó con determinación por los casi mil metros que separan el Parque del Peregrino de la Plaza de Armas. Allí, las madres, niñas y jóvenes se reunieron para exigir un alto a la violencia que las aqueja en todas sus formas.
Bajo el lema «Florecemos desde las resistencias», las calles se inundaron de cacerolazos, consignas feministas contra el feminicidio, la violencia y el acoso. Las banderas moradas ondeaban en el aire, los pañuelos verdes se alzaban con determinación y las pancartas transmitían un mensaje claro y contundente de protesta y exigencia.
Entre el mar de mujeres, se levantaron cartulinas denunciando a presuntos acosadores, un acto de valentía que marca un punto de inflexión en la lucha contra el patriarcado.
El contingente no caminó solo.
Los peatones, trabajadoras y vecinas de la calle, desde sus distintos espacios se sumaron, grabando, alzando los brazos como señal de solidaridad. En cada esquina, en cada paso, la sororidad se manifestó como un vínculo irrompible entre todas las presentes.
Al llegar al final del recorrido, las mujeres entonaron con fuerza el himno nacional feminista, «Vivir sin miedo», escrito por Vivir Quintana. El centro resonó con su voz, con su fuerza.
En la manifestación también hubo espacio para la alegría en la resistencia. Las Alteñitas se transformaron en su versión feminista, una melodía de empoderamiento y lucha.
Y así, entre poesía y experiencias compartidas, la marcha culminó. Pero el eco de su voz seguirá resonando en las calles de Tepatitlán, recordándonos que, juntas, somos imparables.