Martha Durán | 1 de marzo de 2025
San Juan de los Lagos, Jalisco.- San Juan de los Lagos es una ciudad cuya actividad más importante, por la tradición y arraigo que datan de las primeras décadas del siglo XVII, y porque de ella depende el comercio y los servicios a lo que se dedica la mayoría de sus habitantes, es el turismo religioso (Fernández Poncela, 2007). La Basílica de Nuestra Señora de San Juan es el segundo templo más visitado en México, anualmente recibe la visita de cerca 7 millones de personas y su central de autobuses es la segunda más grande del estado, únicamente después de la de Guadalajara, lo que también nos habla del gran número de visitantes que recibe y la mayoría son peregrinos que visitan al a virgen (Ruezga Gutiérrez y Martínez Cárdenas, 2011; Martínez Cárdenas y Reynoso Rábago, 2019).
Con la pandemia de Covid19 tanto la entrada de trasporte púbico como la de peregrinos disminuyó drásticamente, al grado de que sus calles principales aledañas a la basílica lucían desiertas, en esa época se levantaron los puestos semifijos y los vendedores ambulantes dejaron de circular, las autoridades municipales aprovecharon para enjabonar, tallar y enjuagar esos espacios públicos que estaban impregnados de olores y hedores a humanidad y comida, a decir de Pedro Ezequiel Cuellar Padilla, originario de San Juan “La ciudad lucia tan hermosa que daba gusto recorrerla”. A la fecha tanto la entrada de autobuses de trasporte público como los de peregrinos han vuelto a sus normalidades, y por sus calles atestadas, los días festivos y fines de semana, los romeros nuevamente bullen incesantemente.
Las autoridades municipales conscientes de la importancia del turismo religioso para la economía de la ciudad, desde 1996 empezaron a planear construir alguna estructura monumental, que diera la bienvenida a sus mejores clientes, los peregrinos. Lo primero que se les ocurrió hacer fue un arco del triunfo en alguna de sus entradas principales, igual que lo han hecho otras ciudades y pueblos, pero el arquitecto Víctor Manuel Sánchez Ramírez y su socio el arquitecto Erick Alejandro Pérez Silvestre, que se enteraron del proyecto, pensaron que ese era un recurso muy sobado, por lo que fueron a proponer alguno de sus proyectos, los cuales no encajaron porque los funcionarios estaban pensando en algo que fuera muy representativo de San Juan.
Fue entonces cuando Víctor Manuel Sánchez Ramírez puso manos a la obra y diseñó la escultura de la silueta de la virgen de San Juan, pero esta no se pudo concretar por falta de presupuesto, sino hasta noviembre de 2015 en que dio inicio la construcción y fue inaugurada el 20 de mayo de 2016, el costo total de la obra fue de $4,166,166.67, aportaron el Fondo Complementario para el Desarrollo Regional (FONDEREG), programa del gobierno del estado, El Fideicomiso de Turismo de San Juan y el Ayuntamiento: $2,500,000.00, $1,400,000.00 y $ 266,166.67 respectivamente (Lara Flores, 2016).
La idea de crear una escultura con la silueta de la virgen de San Juan que recibiera a los peregrinos le surgió al arquitecto Víctor Manuel Sánchez Ramírez, porque él pensó que no hay nada que represente mejor a su ciudad y por lo que sea más conocida que la venerada imagen. La realización estuvo a cargo de la empresa “Estructuras González” de Tepatitlán, Jal., esta escultura tiene como base un cono truncado de concreto, la moderna escultura, tan distinta de las tradicionales de bronce o de cantera a las que estamos acostumbrados, consta de cuatro brazos metálicos recubiertos con lámina pintada de color blanco y tiene una altura de 12 metros, en la base se grabó una frase de la autoría de José de la Cruz Cornejo: “Por tus manos, están abiertas mis manos a todos los caminos” (Sánchez Ramírez, 2021).
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El lugar seleccionado para instalar el monumento fue la glorieta que en otros tiempos se conoció como “Glorieta de las boyas”, es un crucero en donde confluye la entrada y la salida a la ciudad, por allí se llega de Guadalajara, Tepatitlán, Jalostotitlán y Valle de Guadalupe y va a San Miguel el Alto, Encarnación de Díaz, Lagos de Moreno, Aguascalientes, León y Ciudad de México, la silueta de la Virgen está sobre la carretera 80, que se puede decir que Conecta a San Juan de los Lagos con el mundo, Desde allí la virgen da la bienvenida a sus fieles y comerciantes con negocios fijos, semifijos y ambulantes, hoteleros y restauranteros y autoridades municipales mandan sus mensaje de recibir con agrado a todos los visitantes.
Los monumentos que se erigen con el afán de conmemorar y sacralizar santos, personajes, héroes, batallas y más recientemente actividades económicas (Arias et.al. 2023), van conformando el espacio público y dando identidad a los pueblos, pero no de la manera solemne en que lo proyectan quienes los conciben. La gente de a pie los usa como puntos de referencia y los nombra de forma distinta a como fueron bautizados originalmente, y cuando eso sucede es que, para bien o para mal ya se los han apropiado. La modernista escultura dedicada a la Virgen de San Juan, que marca un importante cruce de caminos ahora recibe el nombre popular de “la licuadora”, de esta manera a pasado a ser parte del paisaje de esta importante ciudad y del imaginario de sus habitantes.
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