Julio Ríos | @julio_rios | 30 de mayo de 2017
Los políticos están muy preocupados por los procesos electorales de 2017. Estos podrían sentenciar, o por lo menos apuntalar, una tendencia ya identificada en los procesos electorales de 2015: es decir la caída del PRI.
Los partidos políticos han prestado una especial atención al Estado de México debido a que se trata del Estado de la República con la lista nominal más grande (11 millones 317 mil personas, según el Instituto Nacional Electoral). Pero también habrá elecciones en Coahuila (2 millones 065,694) y Nayarit (815 mil 124), en los que se definirán gubernaturas. En Veracruz, (5 millones 578, 825, sólo se eligen munícipes). En total, según el INE, se gastarán 4 mil millones de pesos.
Todos, tienen un común denominador: han sido golpeados por gobiernos corruptos. Y en todos los casos, las encuestadoras volvieron a desbocarse. En vez de irse con cautela Vemos ejercicios muy distintos. Por ejemplo en Coahuila, algunas calculan que ganaría Riquelme, y en otras, diametralmente opuestas, va arriba Guillermo Anaya. ¿A quién le creemos?
En Nayarit, ya se tuvo un capítulo de alternancia en la gubernatura, no así el Estado de México o Coahuila. Precisamente, el padre de Antonio Echavarría, ganó en 1999 la gubernatura con las siglas de una alianza PAN-PRD.
Esto demuestra, tal y como lo han dicho politólogos como Mónica Montaño o Antonio Elvira, que en los estados pequeños se sigue dando una política de familias.
Otros puntos de interés, es que en aquella entidad, Movimiento Ciudadano está experimentando su plan de expansión nacional, con Jalisco como pilar. El candidato es el ex alcalde Tepic y ex senador, Raul Mejía y la publicidad reza algo así como “Si quieres que aquí haya gobiernos exitosos como Guadalajara, vota por MC”. Sea cuál sea el resultado para los naranjas, suma y es benéfico para su causa.
Mención aparte las caricaturescas candidaturas independientes que se apuntaron en Nayarit: sobre todo el vergonzoso caso de Hilario Ramírez “Layin” polémico expresidente municipal de San Blas. De Antonio Ayón y Víctor Manuel Chávez, solo podemos decir que ambos están sin experiencia política. Es decir, no todos los independientes son puros, o inmaculados.
Lo que si se ve venir, es que Nayarit, sería la treceava gubernatura que pierde el PRI, pues Echevarría tiene 22 puntos de ventaja.
En Coahuila, la atención estará puesta en ver qué ocurre con los Moreira y si por primera vez hay alternancia luego de los escándalos del ex gobernador, que hoy busca una diputación por el Partido Joven. Y con todo, todo parece indicar que será el PRI el que va a triunfar en Coahuila.
De Veracruz no se puede decir mucho, tras el gobierno de Javier Duarte, el PRI sabe que la tiene perdida.
Pero la cereza en el pastel, o como dicen, “la madre de todas las elecciones”, está en el Estado de México. Es ahí donde los pronósticos son reservados.
Toda la maquinaria del PRI está en Estado de México. Es el único reducto del grupo Atlacomulco. Ante una muy posible derrota del PRI en lo federal ahí se va a ir refugiar todo este grupo.
Leí a José Cárdenas decir, que no habrá mejor venganza de la maestra Elba Esther Gordillo que inclinar la balanza en contra de su ahora odiado enemigo, Enrique Peña Nieto. Ese factor hay que seguirlo de cerca.
Ahora, habrá que ver si el PRI, o mejor dicho el grupo Atlacomulco, de verdad deja soltar el único refugio que le queda.
Aún así, aunque parezca difícil, es posible que gane el PRI. Pero su desgaste va a ser mayor del que esperaban.
Mención aparte el papel del PRD y el PAN, que le hicieron juego al tricolor. Está claro que si se hubieran aliado desde el inicio, esto sería una contienda de tres, e incluso podrían ganarla. Pero no. Prefirieron partirse para beneficiar al PRI y perjudicar a Morena, en este juego de concertacesiones.
No se atendió el llamado de Andrés Manuel López Obrador para que el PRD declinara. Si lo hizo el PT. Suena a poco, pero a estas alturas, todo suma. Y con el apoyo de los profesores podría inclinarse la balanza.
El domingo, todos esperan que la estructura que tiene el PRI para movilizar el voto (un eufemismo para no decir compra del sufragio) le pueda dar la diferencia en su favor. Es una maquinaria, vieja, oxidada. Pero aún funciona.
Sin embargo, lo que sorprende es que con cuatro años de vida, Morena les está haciendo ver su suerte a los tricolores. Y todo indica que Morena, va a salir fortalecido. Pase lo que pase.
Si gana Delfina Gómez, Morena ya no sólo tendría la mayoría legislativa en Ciudad de México y algunas de las principales delegaciones sino también el Gobierno del estado de México, un panorama inmejorable para López Obrador, quien por cierto, debería atemperarse, sobre todo en su trato a la prensa.
Y si pierde, la sospecha de que el alicaído PRI solo podría ganar por medio del fraude va a cobrar más fuerza. Y eso, fortalece sin duda a Morena.
Y si el PRI viene en picada, ni que decir de Josefina Vázquez Mota, de quien todo parece indicar, estamos atestiguando el final de su carrera política.
(Muchas gracias a mi amigo Gabriel Alejandro Pérez, por sus reflexiones)