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Cinthya Gómez | @escriboenlaluna
27 de abril de 2016.- Lo primero que sintió Juan Pablo después de haber caminado tres horas, no fue el rigor en los músculos o el cansancio merecido tras el tramo recorrido, sino una pistola cortando cartucho justo sobre su pecho.
Primero, los asaltantes les hicieron plática para “ganar su confianza”, pero luego asestaron el golpe en plena oscuridad.
“Nos los vamos a quebrar hijos de su…” amenazaron los ladrones. A él y a los dos amigos que lo acompañaban les pidieron sus pertenencias. Las pocas que traían y sus teléfonos móviles.
No tuvieron de otra más que soltar los celulares, el dinero que traían para cenar y las chamarras que cargaban para protegerse del frío durante la madrugada.
Eran las diez y media de la noche y la autopista Guadalajara, a la altura del Cortijo de Los Fernández parecía un camino en el desierto. No pasaba nada ni nadie que pudiera socorrerlos. Ni una patrulla o ningún otro peregrino que pudiera dar aviso a la policía.
Todo pasó en menos de un minuto. La experiencia religiosa que estaban emprendiendo comenzó mancillada por un asalto.
Diez minutos después pasó una patrulla; pero, aunque se esforzaron gritando y haciéndoles señas con la única lámpara que les dejaron, la misma no se detuvo por ningún motivo. Media hora les duró el miedo. Después se rieron de la experiencia como respuesta natural y como manera de armarse de valor.
Tras el agresión, los tres peregrinos avanzaron lo más rápido que pudieron para llegar a la Autopista de la Joya. Ahí, fueron los elementos de la Policía Federal quienes “atendieron” el reporte y emprendieron la búsqueda de los sospechosos.
Además no solo el asalto fue la amarga experiencia de ese viernes por la noche. Al llegar a Zapotlanejo durante la madrugada un conductor también estuvo a punto de atropellarlos al echarles voluntariamente su vehículo. Tras eso, los peregrinos decidieron abandonar su cometido para salvaguardar su integridad.
Y es que no fueron los únicos con la misma suerte, al siguiente día, el sábado, también otros peregrinos fueron asaltados por la autopista Guadalajara muy cerca del mismo tramo donde a Juan Pablo y a sus amigos los agredieron.
Año con año miles de fieles recorren la tradicional caminata del Señor de la Misericordia desde Guadalajara hasta Tepatitlán y ninguno está salvo de sufrir un asalto como el de Juan Pablo y sus amigos.
Este grupo de peregrinos alertaron en redes sociales sobre el peligro de hacer la caminata de noche y en grupos reducidos y exhortaron a no portar cosas de valor y guardar el dinero en un lugar seguro y llevar una vestimenta de bajo perfil, así como estar alerta en todo momento.
