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Para muchos una de las mejores etapas de la vida fue la infancia… para otros fue la peor.
Todo depende de las circunstancias en que la haya vivido.
Lamentablemente son cada vez más los niños que son víctima de la violencia. No solo de violencia física. Pues a un niño se puede violentar de forma: psicológica, explotación laboral, sexual… tan solo por mencionar algunas.
También son víctimas de violencia cuando se les arrebata de su vida la inocencia y la oportunidad de desarrollarse integral y plenamente en todos los campos que la vida nos ofrece. Uno de los casos de violencia contra los menores es la explotación laboral.
Cada vez “todos” somos testigos de cómo se multiplican los niños en los cruceros de nuestras calles en busca de una moneda. Se acentúa la presencia de grupos de Pueblos Originarios. Es evidente que algo pasa en sus tierras, hay un silencioso, pero permanente desplazamiento de diversas comunidades étnicas entorno a Jalisco y estados colindantes como lo son al menos: Nayarit, Colima, Michoacán y Zacatecas.
Ante la indiferencia de autoridades y sociedad en general, pareciera que estas familias son inmunes a cualquier enfermedad, incluyendo el mismo coronavirus. Ellos permanecen ahí en nuestras calles. En las noches en no pocos casos toman por hogar las alcantarillas.
Expuestos a todo tipo de riesgos: vejaciones, humillaciones, indolencia social, e indiferencia. Y las más graves: pueden enfermar con facilidad, los pueden atropellar, incluso levantar para diversos fines que opera la delincuencia organizada como la prostitución infantil o el trafico de órganos, esclavitud entre otras.
Aunque algunos se rasgan las vestiduras por el maltrato animal, no muestran el menor interés de alzar la voz para defender la dignidad de cientos de menores que deambulan por nuestras calles de la zona conurbada.
Pareciera que ser niño es un pecado, uno de los golpes psicológicos que recibe un menor y lo marcará de por vida es la violencia sexual. Los datos duros son terribles y nos dan evidencia de cómo los niños han sido violentados sexualmente de forma exponencial en los últimos años.
El Instituto de Información Estadística y Geografía de Jalisco, señala que el Delito de abuso sexual infantil va a la alza en un 30 por ciento comparado con los últimos años.
En el año 2019, en el primer trimestre en Jalisco hubo 611 casos, en el que 60 por ciento se cometieron en el área metropolitana. Son prácticamente 6.7 casos al día de niños que son víctimas de abusos.
Con la finalidad de apreciar como se está agudizando este grave problema, contrastemos los siguientes años. 2013 con 1,277 casos. 2014 fueron 1,456 casos, 2015 se perpetraron 1,571 delitos de esta naturaleza. 2016 fueron 2,345 asuntos. 2017 fueron 2,321. 2018 fueron 2,229.
Tan solo entre el año 2013 y 2018, se incrementó este delito hasta un 68 por ciento.
Y es importante estar atentos de lo que sucede en nuestras casas, y creer lo que los niños nos pueden advertir, ya que según los datos duros, el 75 por ciento de casos de abuso sexual infantil se llevo a cabo por un familiar de la misma víctima. Un 20 por ciento este delito lo comete un conocido o una persona cercana a la víctima.
Lastimosamente es un circulo vicioso que requiere atenderse a tiempo para romper el mismo, pues el 70 por ciento de quienes cometen este delito antes fueron abusados.
El fondo de las Naciones Unidas UNICEF en México, señala que 60 por ciento de las víctimas, se trata de niños o niñas entre 1 y 14 años.
Si bien es cierto tenemos altos índices de violencia en Jalisco, lo mas probable es que desde hace algunas generaciones se están vulnerando los derechos más básicos de los menores, que estos mas temprano que tarde serán adultos. Y quizás desarrollen un resentimiento contra un gobierno y sociedad que permanecen indiferentes ante estos atropellos.
