Fabian Huerta | @fabianmisraim
17 de julio de 2016.- Aceites, alcohol, plantas de árnica, huipate, sábila, olivo, además de vaselina y alcanfor son los ingredientes utilizados por “Leo” para preparar sus «menjurjes», con los que por más de 40 años ha masajeado infinidad de piernas en el balompié mexicano.
En sus manos se observan las marcas del tiempo. Un rostro siempre alegre acompañado de una sonrisa sincera, y un cabello rojizo que se desvanece y se tiñe de blanco. A sus 68 años de edad José Leónides Tejeda Valadez, inicia su jornada a las 6:00 de la mañana; su primer destino es la Parroquia del Espíritu Santo donde cada mañana agradece a Dios la bendición de la vida, y de la salud para seguir dedicándose a lo que siempre le ha apasionado.
La segunda parada de “Leo” como todo el gremio deportivo lo conoce, es dedicar todo el día a lo que él denomina su vida, “Atender a los muchachos del futbol es mi vida, les doy masajes a causas de dolores de tobillos, o desgarres, además les quito contracturas que traen en los músculos, aquí me la paso, esta es mi vida, el estadio es mi casa”.
José nació en 1947 en la ciudad de Tepatitlán. Como cualquier niño de la época, su única obligación era ir a la escuela y cumplir con sus tareas; su madre y su hermana se dedicaban a sobar gente, cosa que a él le llamaba la atención por lo que decidió aprender.
“Todo empezó viendo a mi amá y a un hermana sobar gente en la casa, las personas iban y las buscaban cuando tenían algún malestar, ellas me iniciaron en esto, desde niño me gustó y dejé de estudiar para dedicarme a sobar”.
A sus 23 años inició su vida como masajista en el balompié mexicano, por la pasión al oficio y su insaciable sed de conocimiento sobre los huesos y malestares, “Leo” fue a la capital del Estado en busca de recursos que enriquecieran su conocimiento.
“En aquellos años en 1973 fui a una librería a Guadalajara, compré un libro de masaje que trae todo ahí, instrucciones de huesos y de todo, ahí aprendí como los indios se curaban en aquellas épocas las enfermedades a puro masaje, se quitaban la fiebre a puro masaje, también que cada dedo del pie compone una parte del cuerpo, ahí te explica todo, sea de lesiones de meniscos o de huesos”.
La herramienta principal para que Leónides pueda realizar su trabajo son sus infusiones, todas, orgullosamente de su autoría. “Yo hago unos aceites y pomadas, los invento con aceite, alcohol, vaselina, alcanfor y muchas plantas”.
Equipos, experiencia e historias de sobra
El masajista novato, tuvo su primera oportunidad con las reservas del equipo de Tepatitlán, en donde se comenzó a dar muestra de la buena mano que tiene para sobar piernas, ahí mismo la pasión de “Leo” por el oficio creció junto con las ofertas de trabajo, mismas que aceptó para comenzar su aventura con equipos de renombre.
“Todo inició aquí con el “Tepa”, después estuve en Ocotlán de tercera, en Salamanca de segunda, luego fui a Querétaro de primera y a Atlas de primera, después fui al equipo Jalisco 10 años, acabó mi etapa con el Jalisco y en 1990 me fui a Estados Unidos, allá estuve en equipo de la Gran Liga de los Ángeles, en el Douglas, uno de los equipos más grandes de aquellos entonces, ahí jugaron dos, tres de Tepa, también jugadores de Atlas y de Chivas, de ahí me fui a Tijuana con el Inter de Tijuana de segunda, después con Xoloitzcuintles de primera A, también con Chivas Tijuana de primera A, después llegué a San Luis, estuve 10 años, mi última experiencia en primera fue con San Luis, de ahí regresé a Tepa y aquí sigo”.
Innumerables son las personas que han pasados por las mágicas manos de Leónides, sin embargo, para él han sido entrañables ciertos personajes que han jugado en la Liga Mexicana. “Tuve la oportunidad de sobar al “Ratón” Ayala, al “Pata Bendita”, a Héctor Prieto, a García Rulfo, a Alberto Ordaz, a Oscar el “Conejo” Pérez, al “Chango” Moreno y a muchísimos jugadores de mucha calidad, mexicanos, argentinos y brasileños”.
Junto al mejor del mundo
Su rostro se ilumina cuando cuenta su mejor experiencia en el gremio, ya que tuvo el honor de darle un masaje al que él denomina, «el mejor Jugador del mundo».
“También me tocó darle masaje a Messi en Cancún, de esto hace cuatro años, fui a hacer pretemporada con el equipo de San Luis de primera, y allá hicieron un partido amistoso de los amigos de Messi contra una Selección de aquí de México, me ofrecieron que les ayudara, porque no traían a sus masajistas”.
El masajista experimentado, destaca la humildad del astro del futbol en su encuentro:
“Messi es un personaje muy noble, es una persona humilde, sencilla y educada, recuerdo que todo lo que pedía a cuerpo técnico, compañeros y demás era solicitado por favor, él es un jugador que no es creído, hay personas de ligas inferiores aquí en México que se creen más que él; él es el mejor jugador del mundo, no solo por lo que hace con el balón dentro de la cancha, a él lo hizo grande y el mejor, su nobleza”.
Con un indescriptible brillo en los ojos, y una carcajada que se desvanece lentamente, “Leo” recuerda sus grandes experiencias en el futbol:
“Me acuerdo de muchas anécdotas de futbol, recuerdos muy bonitos, de cuando se llega a una la liguilla, los ascensos, el futbol es bonito y es sufrido, porque hay victorias y derrotas, todos los que viajamos por trabajo sufrimos, pero para llegar a ser alguien se tiene que sufrir”.
Ni la edad detiene a la experiencia de sus manos
Las anécdotas que tiene Leónides son muchas, de las cuales resalta una lesión fuerte que lo dejó sin poder caminar un tiempo.
“En Zacatepec en una Liguilla, yo trabajaba con San Luis, tuve una lesión fuerte corriendo a atender a el portero, me caí a media cancha y en lugar de llegar a atender al jugador yo fui sacado en una camilla, me desgarré y no pude caminar.
El sobador expresó que es muy importante que los masajistas estén muy bien preparados, ya que si no se tiene el conocimiento se puede dañar más a la persona. “Los que saben, con la mirada entienden de lo que se trata”, presumió.
“El que no conoce no sabe; por lo tanto, el que si conoce se da cuenta de que tipo de lesión puede tener la persona o el futbolista, si están fracturados o solo es algún problema de inflamación, dolores de muslo, hombro y como proveniente de un golpe; de afuera se dice que no hay mucho problema; la realidad es que no se tiene conocimiento hasta que se ve a la persona”.
En el trascurso de su vida como masajista, Leo ha sido galardonado con trofeos, reconocimientos y con muchos regalos:
“Muchas cosas buenas he recibido de agradecimiento, pero mi gran recompensa es cuando los jugadores no tiene problemas en lo que respecta al masaje. Si no hay calambres o desgarres por decir algo, uno se siente a gusto de que se trabajó perfectamente, me llena de orgullo que la gente sepa lo que hago y se sienta bien con eso, que la gente me vea en la calle y me salude y me agradezca por mi trabajo”.
Con la sonrisa que lo caracteriza desvanecida, con los ojos un poco nublados, y la voz quebradiza, el especialista de los “menjunjes” cuenta los muchos capítulos de su vida, mientras hojea un álbum fotográfico de donde revive y saborea cada instante disfrutado haciendo su trabajo.