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El árbol de los enamorados de Arandas | Leyendas de Jalisco

Rafael Hernández Quiroz | @KioscoInfo | 27 de marzo de 2019

Hace muchos años vivía una familia de gran riqueza en un rancho ubicado en la carretera que separa a Betania de Arandas. Los únicos integrantes eran el padre, un hombre de conocidos actos bruscos y temperamento fuerte que se dedicaba al cultivo de agaves y su hija, quien era querida y consentida por toda la comunidad, debido a su gran hermosura, buenos y refinados modales que le favorecían para relacionarse con los demás.

La casa que donde vivían, representaba los aspectos más ricos y presuntuosos que estaban en pleno auge durante esa época, aunque en la actualidad son más comunes de encontrar, aún así han pasado a representar la belleza y esplendor de tan distante época; suelos de mosaico pulido, paredes lisas y limpias, techo abovedado, habitaciones de grandes dimensiones y otros recursos arquitectónicos que provocaban la envidia de quienes soñaban con tener por lo menos la mitad de ese esplendor en sus hogares.

Además de las tierras que trabajaban los que estaban al servicio de su padre, al lado de la casa se encontraba un pequeño lago de dimensiones tan pequeñas que en estos tiempos apenas sería considerado un charco, pero en sus mejores días era todo un espectáculo.

Cerca de esta masa acuática, un árbol de gran tamaño crecía de manera constante, dando a sus ramas el aspecto de brazos que deseaban alcanzar el cielo.

Por la serenidad y belleza de este entorno natural, la muchacha había pasado la mayor parte de sus días disfrutando de una paz que no podía tener en su casa, donde su señor padre hacía lo posible por controlar todos sus actos y decidir de qué forma viviría.

Un día, descansando junto a su árbol favorito, llegó a encontrarse con uno de los trabajadores de su padre; un muchacho de buen aspecto y forma física que, a pesar de las horas pasadas en su trabajo, no podía ser considerado del todo feo. Además, actuaba de manera muy diferente a la esperada de su rango o nivel social; trataba a todos con paz, tolerancia y buenos modales.

Los dos al verse cara a cara, no pudieron evitar que sus sentimientos florecieran y, sin darse cuenta al inicio, empezaron una relación que cambiaría por mucho sus formas de vida. Cada día se veían en el mismo árbol y disfrutaban de muchos minutos de paz, donde sólo se necesitaban el uno al otro para sentirse completos.

Con el tiempo, los enamorados llegaron a formar un lazo tan estrecho que les fue imposible permanecer más de mediodía separados, y siempre buscaban la forma de escapar de sus responsabilidades para encontrar seguridad en los brazos del otro. Por desgracia, esto no pasaba inadvertido por el padre, quien sentía gran aversión contra todos sus trabajadores, ya que no los consideraba sus iguales. Para evitar que la vergüenza llegara a manchar su nombre y apellido de alcurnia, prohibió expresamente a su hija volver a verse con el chico, llegando incluso a serias amenazas.

La muchacha, heredera de la testarudez de su padre, no permitiría que alguien se interpusiera en su romance. Habló con el muchacho y acordaron que a la noche del día siguiente se verían en el mismo árbol donde se vieron por primera vez y se enamoraron, para escapar y juntos buscar un nuevo hogar e iniciar su propia familia.

Sin embargo, muy ocupados en sus planes, no se dieron cuenta de la presencia de otro trabajador que oyó su conversación y, esperando obtener algún provecho, delató todo el plan de la pareja a su patrón, quien enojado por la desobediencia de su hija y temiendo las consecuencias que atraerían sus acciones al buen nombre de su familia, decidió ponerle punto final a esta relación.

Esperó al día siguiente y, hasta el atardecer, fue a buscar al muchacho al pueblo para evitar que mancillara su orgullo. Pronto ambos aumentaron el conflicto hasta llegar a una pelea, en la cual el padre aprovechó una distracción y, sacando una pistola de un bolsillo oculto, acabó con la vida del joven.

La muchacha en ese momento, esperaba en el árbol la llegada de su querido para iniciar una nueva vida, ignorante de lo que sucedía en el pueblo. No fue hasta el día siguiente que su padre fue personalmente a decirle lo que había ocurrido, amenazándola de darle un castigo severo si se atrevía de nuevo a desobedecerlo.

Esta noticia causó gran impacto en la muchacha, quien nunca había sufrido una pérdida tan grave. La tristeza y añoranza por su joven amado, hicieron que ella decidiera acabar con su propia vida, porque no se consideraba capaz de volver a amar. Al día siguiente, el padre y los trabajadores, la encontraron colgada de una de las ramas del árbol junto al lago, donde antes había descubierto el amor y ahora sólo estaba la muerte.

Desde entonces, se dice que aquellos que visitan “el árbol de los enamorados” a la medianoche, podrán ver la sombra de la muchacha cubierta con un velo, todavía esperando la llegada de su amado para poder descansar en paz.

 

Las narrativas, historias, relatos y/o leyendas que en este espacio se dan a conocer, son productos de aprendizaje del curso-taller “Expresión Oral y Escrita” impartido por el Mtro. Pablo Huerta Gaytán a estudiantes del Centro Universitario de Los Altos, de la Universidad de Guadalajara.
Hay quienes ven a la leyenda como resultado de hechos reales a los que se agregan interpretaciones de enseñanzas válidas y hacen que la historia resulte más interesante. Pueden existir muchas versiones ligeramente diferentes de una misma leyenda porque su transmisión inicial ha sido oral.
Este es un espacio de rescate cultural de las leyendas más tradicionales de Los Altos y de Jalisco, para recuperar parte del vasto y rico patrimonio cultural mexicano. Las narrativas que aquí se dan a conocer, son colaboraciones exclusivas, pero al tratarse de la historia oral de las comunidades, Kiosco Informativo se deslinda de las mismas.

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