Por: Cinthya Gómez | @escriboenlaluna
Foto: Ayuntamiento de Tepatitlán
4 de marzo de 2016.- Cada administración tepatitlense le ha llamado diferente, Día ciudadano, En Confianza Contigo, El presidente en tu colonia, pero la finalidad es la misma, convocar a la ciudadanía a entablar dialogo con sus autoridades y que expresen sus inconformidades, necesidades y urgencias.
Con resultados o no, estas prácticas están bien definidas y son usadas por los gobiernos, para consensuar, medir su popularidad y a veces con fines electorales.
El académico argentino Francisco Scarfó, de la Universidad de la Plata, ponente en el primer Congreso de Análisis Criminológico realizado en el Centro Universitario de Los Altos, señala que no importa que tan bien intencionados sean los gobiernos, si las peticiones no llegan más allá y se ven reflejadas en la realidad.
“La política pública más allá del impulso y de la buena intención que tengan los gobiernos (…) tiene que generar más posibilidad de participación de la comunidad, o sea generar instancias de participación más diversas porque a veces construyendo una mesa de representantes, sociedad civil, no alcanza. Es una buena decisión pero no suficiente”, señala el académico.
Según Scarfó, se necesita diversidad e inclusión de todos los sectores de la sociedad para alcanzar un nivel necesario de equidad social.
“Una de las grandes medidas para que las políticas públicas tengan más alcance y más participación de la comunidad es que sean más diversas. Que haya foros, asambleas, que puedan hacerse foros temáticos con todos los niveles y sectores diferentes. Eso me parece que favorece. Una diversidad en la participación de la gente y en los temas, hacen la resolución de los conflictos que tenga la comunidad”, agrega.
En los últimos años, la denominada participación ciudadana se ha convertido en tema de “agenda” de todos los niveles de gobierno. Desde Congresos locales, federales, ayuntamientos, gobiernos estatales, todos le apuestan a “involucrar” a los ciudadanos en la toma de decisiones.
“Generalmente cuando aplicas las políticas públicas, generas una agenda de convivencia y de participación. La agenda (de temas) sale de ahí. Mas que llevar una agenda de estado, centralista, esta agenda lleva lo que la comunidad necesita y demanda. Y para que la comunidad pueda decir lo que necesita, debe de organizarse, generar mecanismos diversos donde pueda generar la palabra que haga que esa demanda se transmita y se haga escuchar”.
Para que haya una reacción por parte de los gobiernos, antes debe de haber una acción en forma de movilización social, recalca Scarfó.
“Los consejos comunales, una bancada de concejales vecinos que exponen los problemas de los barrios. Donde la gente organizada, propone a un concejal y presentan los temas que quieran. La organización en la comunidad, es saludable, hay demanda a los políticos, de las condiciones de las escuelas, de modo que todo esto está para fortalecer a las comunidades, todo se basa en la democracia, en lo que quiere el pueblo”.
Y para responder a esas solicitudes, el investigador argentino ve con buenos ojos la implementación de los presupuestos participativos, como una forma de atraer participación ciudadana efectiva en los mecanismos de toma de decisiones municipales.
“Los llamados presupuestos participativos, un monto del presupuesto de la comunidad, los mismos vecinos lo votan a qué obra quieren para su comunidad y barrio. Es una misión de estado ofertar instancias de participación (…) que generen movimiento en la comunidad, desde todos los ámbitos, estado, educación misma, crear concienciencia de que si participo puedo transformar”.
Sin embargo la corrupción, la inseguridad y otros temas negativos afectan la forma en la que los ciudadanos perciben a sus gobiernos, desmotivándolos de la participación. Tema, que no es privativo de Tepatitlán, una región de Jalisco o México. “Es la gran tarea que tenemos en Latinoamérica, cómo hacer para que las personas, un trabajador, una ama de casa se comprometan más con la vida pública” puntualizó.