Enrique Espejo Águila |@El_Esagui | 21 de septiembre del 2017
Aunque estas líneas puedan aparecer al inicio del texto, son las últimas que he escrito. Veo en el procesador de textos la cantidad de palabras creadas y me doy de topes, asustado, porque esto pueda alejarlos a ustedes lectores. Sin embargo, en mi defensa, debo decir que me apasiona la historia, me encantan los libros, y cuando logro fusionarlos me explayo demasiado, no por placer, sino porque quisiera, de múltiples maneras, contagiarlos con esa pasión tan extraña.
Por eso, desde estas primeras palabras les doy libertad de “escanear” el texto, identificar aquello que llame su atención y despreciar lo que crean es simple paja. No importa, tengo la seguridad de que seré capaz de al menos en algún punto de este largo texto llamar su atención, y si eso es desencadenante para que lean un libro, sabré que hice bien mi deber con la patria. Sí, así de peculiares son mis celebraciones.
Francisco Martin Moreno y porque debería evitarse.
- México mutilado
Fue el primer libro de historia nacional que adquirí y leí de principio a fin. En su momento logré conseguir la firma del autor en ese libro y me llenaba de orgullo por ello. Hoy, no tengo la menor idea de donde está ese libro y no me interesa.
Después de sus varios libros de México esto, México aquello, México por allá, y su trilogía sexosa, la cual no tiene fundamento pero sí mucho sexo y morbo, lo comencé a aborrecer como a pocos.
Me daba la impresión que Martín Moreno “sabía demasiado”. Él como narrador o sus personajes siempre estaban en el lugar exacto para escuchar o presenciar ese aspecto clave de la historia. En su trilogía “Arrebatos carnales” lo dejó claro: él estaba debajo de la cama en todos los encuentros amorosos. De otra manera no se explica cómo es posible que describa tan a detalle lo dicho y acontecido ahí.
Si a su prolífica imaginación para ilustrar ciertos hechos añadimos sus constantes quejas ante el villano común (la iglesia, los gringos), se vuelve un autor que aburre ante los reiterados lamentos, que curiosamente son parte del mexicano común: “Nosotros somos inocentes, los extranjeros y los malos gobiernos nos han jodidos. Oh, pobres de nosotros”.
No. No creo que eso sea lo que necesitamos en este país, seguir regodeándonos en nuestros lamentos no nos ha llevado a ningún lado en cientos de años, es momento de cambiar. Por eso, no solo no reseñaré ningún libro del autor, les pido encarecidamente lo eviten en lo posible. Aunque su narrativa no es mala, es pésimo historiador y solo confundirá más al de por sí mexicano que apenas conoce su historia.
Trilogía Zunzunegui
Luego de la advertencia de malos historiadores, me vuelco sobre uno que, aunque también tiene sus críticas sobre su trabajo (que me parece es más por el hecho de hacer historia novelada), sus libros además de entretenidos tienen fundamento histórico aceptable, lo que los hace un puente perfecto para aquellos que apenas se adentran en la historia nacional y no quieren un libro lleno de fechas, nombres, zona geográficas y acontecimientos a memorizar.
Con El misterio del Águila arranca una historia de amor entre una mestiza y un criollo (les dije que era muy novelada su manera de escribir) durante uno de los momentos históricos más importantes para nosotros: La independencia Mexicana.
Aunque este primer libro está un poco cargado de fechas y nombres es solo porque esta novela será la primera de una trilogía, la cual servirá como fundamento, para en futuras entregas relajar un poco más el aspecto de ficción. También se puede pensar que cae en el cliché de un amor entre dos personas separadas por la clase social, sin embargo, se puede considerar que en esa época era un escenario común, y lo más importante; ya no hay historias “originales” en este mundo.
La trama transcurre entre párrafos de amor-odio entre los protagonistas y fragmentos de los capítulos más remarcables del movimiento de 1810.
En La Diosa y la Serpiente la narración se vuelve caótica, con saltos al pasado prehispánico, tiempos del férreo control Español y después volver al tiempo de la narración en el auge independentista hace que todo sea un poco confuso y difícil de seguir. Aunque necesario para desentrañar más de los secretos establecidos en el primer libro, y dejando bajo la luz nuestro propio pasado confuso y convulso. Mantenerse activo en la lectura se vuelve una complicada tarea, aunque convierte a esta saga en una narración capaz de abarcar gran parte de nuestros inicios en la historia nacional.
Claro, como todo aquel que se sumerge a hacer una saga de libros, también encontraremos muchos cabos sin atar, asunto sin resolver que darán pie a un libro más. Nos quedamos en suspenso. Miguel y Sofía (los protagonistas de la historia) están separados, la guerra de Independencia está destrozada, el “misterio del águila” parece no tener solución, y todos los insurgentes están muertos: Morelos, Matamoros, Galeana.
Para La caída del Dragón eran necesarios tres cierres: para la historia de la Independencia, la historia romántica de Sofía y Miguel, y el misterio que se remonta a los orígenes de la Nueva España con Hernán Cortés
Sin embargo este libro se concentra demasiado en la historia real de los hechos post independentistas, y no es precisamente que esto sea malo, al contrario, para una sociedad como la nuestra, tan acostumbra a tener la versión de los hechos que cuentan en los libros de educación primaria, no está demás tener un punto de vista alterno, en este caso concreto, ver desde otra perspectiva a Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu… mejor conocido como Agustín de Iturbide, primer emperador de México. Fuera de entrar en controversias sobre la veracidad de los hechos o la manera en cómo se nos presentan, el libro lleva una narrativa bastante interesante, mostrándonos aspectos que pocas veces vemos o analizamos de los personajes históricos; sus puntos flacos, puntos fuertes, dudas, incertidumbre, se muestra tal cual, como un ser humano con dudas, virtudes y errores que siguiendo sus ideales intentando hacer lo mejor por el país.
Mientras nosotros, con el pasar de las páginas y los libros, nos vamos sumergiendo en la historia, desde el pasado prehispánico y la lucha del sincretismo por forjar una nueva cultura/religión, hasta lo que culminaría como una nación independiente de la mano del primer Emperador de América.
Noticias del Imperio de Fernando Del Paso.
Con Noticias del Imperio tenemos un enorme salto de Emperador a Emperador. Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena, mejor conocido como Maximiliano de Habsburgo, o “El Maxi” pa los cuates.
Si tomamos la historia muy en serio comentemos el error de estar como nos enseñó la SEP; solo aprendiendo nombres, fechas y lugares.
Noticias del Imperio es un libro difícil de reseñar por no tener una estructura definida, por variar de personajes constantemente, aunque mantiene como eje central los personajes reales de la historia del Segundo Imperio en México. Además de aderezarlo, casi al final, con reflexiones directas del autor, sin otro vehículo que sus propias palabras. Una gran manera de dar conclusión a tan grande obra… bueno, eso y la locura de Carlota que enamora.
La lectura presenta múltiples interlocutores, con diferencias marcadas desde la geografía, posición social, cultura y la visión de los hechos que logra abarcar. Contamos entre ellos al maestro de Español de Maximiliano quien además de mostrarle el idioma descubre ante él las grandes riquezas de lo que pronto serán sus territorios. Cartas de hermanos separados por el gran mar; uno en México combatiendo del lado Francés mientras el otro expresa su punto de vista “Europeo” sobre la gran aventura de Napoleón en América. Además se cuenta la aventura de la plebe; personajes de la idiosincrasia nacional que muestran esa visión de una población que apenas entendía lo que sucedía en su tierra pero que intentaba sacar todo el provecho posible ya sea vendiendo sus conocimiento a alguno de los bandos, a ambos, o, simplemente, siendo los carroñeros después de la batalla. Ellos, los mejores narradores de historias.
Lo anterior intercalado en capítulos con los episodios de locura de Carlota. Texto que reflejan una certeza absoluta de… ¡nada! En momentos llena de lucidez dejando tras de sí un rastro de engaño a sus captores y a quienes leen esas letras. En otro momento es ella la que parece ser la engañada y comienza la perdida de razón para dar un largo viaje, de lado a lado del Atlántico, volando, imaginando, navegando, conduciendo ¡la locura es el límite!
Carlota nos narra toda su vida, en un desorden absoluto pero que a lo largo de las páginas cobra un poco de sentido ¿acaso nos habremos contagiado de esa locura?
Es necesario un valor estoico para poder mantener el ritmo de sus desvaríos. Tenerse en pie con esos jalones de geografía y tiempo, mezcla de personas, pasajes y sin sentidos al fin y al cabo, que, sin embargo, mantienen cierta coherencia a la distancia, entre más se profundiza más somos capaces de escoger un bando. Y es que Del Paso logra dejar todo en la balanza personal del lector; ¿loca o astuta? Será nuestra decisión ponerle un adjetivo, y sin embargo ambas pueden cuadrar en diferentes partes del libro, el veredicto final lo tendrá el lector, con mucha ¡mucha! Ayuda y paciencia para poder elegir sabiamente.
Mientras a mí me parece que el autor se queda sin tomar partido, deja que sean las líneas y los personajes los que se puedan declarar en algún bando, mientras permite que otros puedan llegar y confrontarlos. Otros historiadores comentan que ese es precisamente el problema de Del Paso: “mitificar y hasta hacer de Carlota una figura romántica, cuando fue ella parte fundamente del atraso que nos dejó el Segundo Imperio”.
Puede que tengan razón, sin embargo con Maximiliano me ocurrió algo similar, a lo largo del libro me vi pensando que era un completo idiota, al final creo que no lo era del todo, incluso puedo ser capaz de vislumbrar algunos de sus motivos ocultos que lo orillaron a tomar la decisión de venir a México.
Nunca lo sabremos a profundidad, así como tampoco seremos capaces de dilucidar qué hubiera pasado de haber tenido éxito, sin embargo, Noticias del Imperio es un buen ejercicio que nos documenta lo suficiente como para permitirnos tomar nuestras propias reflexiones y sustentarlas. ¡Eso es lo que convierte a un libro en grandioso y digno de todos los reconocimientos que ha obtenido a la fecha!
Patria I de Paco Ignacio Taibo II
Paco Ignacio Taibo II es uno de los mejores historiadores que tiene este país, quien además de prolífico recorre una diversidad de temas y personas, siempre en beneficio de la patria, el pueblo.
Bajo una inquietud de poder realizar un compilatorio sobre la intervención Francesa y el Segundo Imperio Mexicano, decidió por fin reunir todos esos textos y notas acumulados después de años de investigación, tanto colateral como específicamente sobre el tema. “El problema es quedó un machote demasiado grande, el cual sería muy costoso para el público. Yo le dije a mis editores <<ese no puede ser el precio ¡nadie lo va a pagar! O lo reduces o lo reduces>>. Así se llegó a la conclusión de sacar tres libros, a buen precio, y dando la oportunidad a los lectores de que lleven la lectura relajada por un mes, tiempo que los distanciaría en su publicación”
¿Cómo no querer a Taibo II? Y aquí quiero hacer un pequeño paréntesis para dar a conocer una excelente dinámica realizada por él y su grupo para acercar la lectura al pueblo (en una de esas alguien se interesa por el movimiento y pueda mover palancas para traerlos a la ciudad).
Para leer en libertad es un movimiento que solo requiere una plaza o lugar público para instalarse y llevar un mar de libros y algunos autores para dar conferencias y ofrecer, a precio muy bajo, ejemplares que las librerías ya no pudieron vender y, en lugar de destruirlos como marca la ley, son vendidos a precio de remate. Dejo los videos para que se den cuenta del potencial que puede tener esto en la ciudad, su ejemplo habla mejor que mis palabras.
Volviendo a la literatura. Patria I no es tan fiel al estilo de Taibo II, nos encontramos con un libro de mucha información histórica, plagada de datos y lugares, y poca narración que pueda hacer más ligera la lectura. Sin embargo son puntos específicos que de evitarlos provocarían una confusión mayor al intentar seguir un episodio tan convulso como fue la guerra de reforma. Y es que, personajes brincan de bando como si fueran políticos de nuestro siglo brincando de un puesto a otro… momento, quizá desde ahí viene el “chapulinazo”.
La lectura aunque muy técnica permite sumergirnos mejor en ese episodio cada vez más olvidado: aquel donde, en definitiva, se marcó la separación entre Iglesia y Estado. Cuestión que nos costó muchos muertos, nos debilitó ante un enemigo que nos invadió y nos controló en el denominado Segundo Imperio Mexicano.
Y aunque ahí termina la primera novela, parece que el mexicano no aprendió, pues nosotros como “locales” fuimos testigos de un episodio igual de sangriento con la guerra cristera. Mientras que en la actualidad, a nivel nacional, seguimos viendo cada vez más injerencia de la Iglesia en asuntos que no le corresponde, todo lo que este fuera de sus edificios no les corresponde, pese a ello muchos siguen apoyando y fomentando esa intromisión ¿acaso necesitamos más muertos? Prefiero apostar a la lectura y esperar que el lector inteligente aprenda del pasado.
La sucesión presidencial en 1910. Francisco I. Madero
Se dice que los espíritus ayudaron a Madero a escribir este libro. No voy a entrar en detalles al respecto, solo es para señalar la calidad de personaje que era ese chaparrito.
Fuera de ese destello de desprecio, para finales de 1909 (año en que se publicó el libro, las siguientes elecciones serían en 1910) la presidencia de Porfirio Díaz aún seguía vigente desde aquel 1876 donde tomó el poder por primera vez. Manteniendo un orden y paz que no se había visto desde la época de la corona Española. Pues desde el fin de la guerra de Independencia Mexicana (en el año de 1821) el país se había sumergido en múltiples enfrentamientos tanto externos (guerra contra Francia dos veces, y una guerra contra Estados Unidos donde perdimos la mitad del territorio) como internos a mano de caudillos producto de los múltiples enfrentamientos. El militarismo en México y la lucha de los cabecillas del ejercito por el poder de la nación fue prácticamente exterminado con la mano de hierro del general Díaz a base de su popular “pan o palo”, es decir mantener a los enemigos o personajes que complicaran su situación en el poder bien vigilados, en casos de fuertes sospechas entonces darles elegir; permitirles la colocación de un buen puesto en el gobierno del cual podrían cobrar excelentes sueldos y vivir una buena vida bajo la sombra del dictador, o en su defecto “palo” bajo su también popular “Ley fuga”, ley que permitía a la autoridad hacer uso de la fuerza letal en caso de sospecha o acto de huir de la autoridad. Todo un personaje Don Porfirio ¿no?
Madero veía en Díaz una figura importante y vital en el gobierno, tan es así que había vislumbrado el potencial de su aportación a la nación, considerando que la historia lo juzgaría en su justo nivel y lo colocaría en lo más alto de los héroes nacionales. Así fue y aún más, recordemos que su periodo en la historia se llama El Porfiriato si esto no deja clara su importancia, no sé qué más lo pueda hacer.
A manera de clases de historia el autor nos explica como a lo largo del tiempo el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, alababa el excelente trabajo de Díaz, pero era tiempo de darle la libertad al pueblo. México estaba listo para la democracia como lo dejó dicho el propio Díaz en la mítica entrevista Creelman. Lo que hizo creer a todos que el cambio estaba cerca. Y ese cambio estaba en Madero, es importante recalcar que el autor nunca se menciona como líder o posible candidato (yo esperaba lo contrario), fiel a sus ideales, la historia nos muestra que fue elegido democráticamente.
El análisis de Madero es muy acertado respecto al gobierno de Díaz, apoya y da todo el crédito donde debe darlo y critica lo poco que puede, centrándose únicamente en problemas laborales en fábricas y los derechos de los Yaquis y otros grupos. Al final entiende los sacrificios y “pecados” que tuvo que realizar al principios de su gobierno, pues en las fechas en que el libro se escribió la economía era envidiable, existían cientos de empresas a lo largo del país, la ciudad de México se había modernizado a la altura de las más grandes ciudades de Europa y la nación generaba ingresos suficientes como para pagar los intereses de los préstamos a las naciones e incluso un poco más. No había nada que reprocharle al dictador, solo se pedía un cambio suave de gobierno; no dejar a alguien que con seguridad (como analiza el autor) se eternizará en el poder dejando así un absolutismo que a la larga nos hundirá. Era necesario un paso a la democracia. ¡No! ese cambio debió esperar un poco más.
Al libro y al autor le hace falta más y mejor análisis de la situación. Contestándome a mí mismo, el libro trata sobre la sucesión, cuestiones políticas y la transición de un gobierno de más de 30 años. Bajo esos tintes hace un buen trabajo, exagerado en las clases de historia, muy lambiscón (aunque sí lo hizo consciente, fue excelente) y plagado de ideales por todas las páginas.
Se extraña o al menos yo esperaba un análisis más profundo del México de ese entonces, pero debo admitir que Madero al menos en lo teórico hace un buen trabajo, hubiera sido un excelente líder siempre y cuando no hubiera sido tan ingenuo e idealista. Sus grandes pecados fueron no rodearse de grandes hombres fieles a él, dejando a toda la estructura porfirista, que nunca entendió en toda su magnitud. Demostró que a este pueblo del que tanto se jactaba de entender, nunca pudo comprenderlo totalmente, se necesitan hombres fuertes para controlarnos y esa mano de hierro era la de Díaz.
Díaz sentenció: “Madero ha soltado al tigre, a ver si puede domarlo” y Madero metafórica y literalmente no tuvo el tamaño para hacerlo.
¿Lectura obligada para todo mexicano? No está de más, pero no la veo vital. Si se siente simpatía por el chaparrito y se quiere comprenderlo mejor, es una excelente herramienta.
Respecto a los temas democráticos (pilar fundamental del libro) sí lo comprendí y en ese sentido sí lo recomiendo, aunque no terminé de entender si México no está preparado para la democracia o ella no está preparada para nosotros.
Temporada de Zopilotes de Paco Ignacio Taibo II
Y aquí quiero jugar diferente. No solo quiero mostrar el “estilo de Taibo II” para narrar historias (tan ausente en Patria). Quizá no es tan acertada la palabra “mostrar”; hablaré poco del libro, en lugar de eso dejaré que el mismo Taibo II lo narre. Poco puedo hablar de la lectura ya que se dedica a narrar de manera amena un triste hecho en nuestra historia nacional, y lo hace tan bien que atrapa, tan, TAN bien que el canal History Channel decidió apostar por él y hacer un documental narrado por el autor. Sirve esto para dar carta abierta a Taibo II a ampliar más la información y mostrarla de una manera más relajada y dicharachera, así como él es en persona y, por más que intenta, le cuesta ponerlo sobre el papel.
Así que me limito a marcar este libro como un referente para el estudio de La decena trágica y les dejo el link a Youtube donde pueden ver el documental completo. Ambos, documental y libro, valen mucho la pena. Espero se animen a darle una oportunidad en cualquiera de sus formatos.
México Bárbaro de John Kenneth.
Las naciones del mundo veían impresionadas el renacimiento de un país que cobraba reconocimiento e igualdad ante las más grandes. Su prestigio, poderío y elegancia eran envidiables, considerando el poco tiempo en que se logró. Visitar México significaba ver la ciudad de México impresionado bajo los monumentales edificios de reciente inauguración, el orden y el progreso que generaba el puño de hierro de Don Porfirio Díaz. Las reuniones, cenas, tertulias se deshacían en elogios al gobernante. ¡Todo era magnifico!
Pero no todos lo creían así, no todos compraban esa visión, John Kenneth era uno de ellos.
México era un país que daba la bienvenida al extranjero llenándolo de elogios y consideraciones, transportándolo por rutas previamente establecidas para que apreciara con sus propios ojos la magnificencia del país, dejando fuera la marginación y los horrores a los que se enfrentaba a diario el mexicano común, común y pobre qué eso era lo realmente común.
La desigualdad social era un hecho imposible de negar, se comprobaba desde el mismo centralismo, o siendo certeros, el mal federalismo que instauro Díaz. Los mejores edificios, servicios, burocracia, toda la modernidad se establecía en el centro del país. La ciudad de México durante este periodo llegó a ser considerada a la par (si no es que mejor) que las grandes ciudades de Europa. Lo que sirve como primer ejemplo de la desigualdad; mientras en el resto del país la modernidad todavía era un sueño, una promesa de campaña, la ciudad de México daba la bienvenida a todos los avances tecnológicos de la época.
Lo anterior tenía que ser sostenido por algo, tomando en cuenta la aversión de las clases altas al trabajo, es normal entender que quién debería pagar serían los desprotegidos, aquellos “indios” buenos para nada, que gustan de la bebida y la flojera, a ellos que si no se les aplicas mano dura para ponerlos a trabajar no harían absolutamente nada. Ellos son los responsables del trabajo, sudor, sangre y sufrimiento necesario para hacer las tareas requeridas para sacar adelante el privilegiado estilo de vida de estos importantes señores.
Esto era muy complicado de demostrar (aunque era simple de ver para cualquier nacional o de padecerlo si veías “de más”), los extranjeros tenían pocos asuntos que hacer fuera de la ciudad de México, no les interesaba ver más allá de lo “hermoso” y aquellos que se atrevían eran controlados, ya fuera por el gobierno estatal, local o incluso la policía de la zona, las ordenes bajaban de nivel al ritmo que el visitante fuera adentrándose en el país. Es por eso que Kenneth tuvo que jugar la farsa de ser un posible inversor para tener acceso a los lugares, personajes y secretos que guardan la otra vida de México.
En zonas remotas, obligados a trabajar alrededor de 13 horas diarias, con dos o una comida al día, durmiendo apretados rodeados de 4 paredes y un techo si corren con suerte, sobre un suelo duro, los más afortunados un pedazo de petate comprado en la tienda de raya; lugar donde tendrían que gastar los pocos centavos obtenidos por sus jornadas, comprando productos con precios elevados hasta un 400% en comparación con los precios de la ciudad más cercana, logrando con esto que el trabajador tenga que endeudarse aún más y así hacer imposible pagar con su labor diaria, una esclavitud bastante controlada.
Gracias a la farsa de la posible compra de propiedades, haciendas o fábricas Kenneth logra relatar de manera fiel lo que sus ojos algunas veces se niegan a creer o le cuesta ver por las lágrimas que lo invaden, son relatos plagados de una furia impotente. Sangre, dolor, tristeza, desolación, esclavitud… en lo personal, en muchas ocasiones mientras leía me sentía leyendo sobre el holocausto Nazi y sus abusos. Es tan cruel qué… carajo, ya se sabía esto pero los libros de historia aunque lo evitan o lo tratan muy encima nos hacen propensos a un fuerte impacto ante estas letras tan desgarradoras.
Me parece aquí radica la importancia de este libro, ese hueco en la historia es tan profundo y negro que merece llevar luz sobre él, necesitamos aprender de la historia para no repetirla como tristemente está pasando hoy en día. El libro es magnífico en ese aspecto, plasma de manera cruda las atrocidades más crueles desarrolladas ante los ojos del periodista, no solo eso, da a conocer nombres, lugares, puestos políticos y relaciones de las distintas personas involucradas, así como las consecuencias de aquellos que antes que él, intentaron o hicieron ejercicios similares. Expone un sistema que no solo aprueba y fomenta las atrocidades, también silencia a las voces que pretenden dar a conocer al mundo la pesadilla en que se ha convertido el país.
Un libro bastante recomendable, como dije ya, más ahora que la historia se está repitiendo y no cabe duda que no aprendimos, ya sea porque solo se cuenta la historia por encima o no se dice nada de ella. Un capitulo triste en la historia nacional, pero con la frente en alto tenemos que afrontar nuestro pasado y hacernos responsable de él, pues nosotros somos los hijos de ese pasado, los hombres que vivimos este presente y seremos los padres que cultivaremos a los hijos que seguirán con la construcción de esta nación.
Los de abajo de Mariano Azuela.
Revolución mexicana, acontecimiento en el cual inevitablemente mi mente acude a este video.
Un periodo histórico convulso y confuso, como todos los enfrentamientos de esta nación. Para fortuna de los amantes de la historia, este evento, en comparación con el anterior de gran importancia (la independencia), la revolución gozó de grandes capturistas de esa historia; desgarrante, triste y lastimera. Aquí a diferencia de las lecturas “comunes” se dejan de lado a los grandes caudillos, las figuras icónicas del país para por primera vez, al menos para mí así lo fue, darle voz y peso a “la bola”; ese grupo amorfo, unidos solo por un delgado hilo: venganza.
Revancha contra el gobierno que los dejó sin comida al paso del ejército por su pueblo, contra la leva por desmembrar las familias, contra el patrón y sus abusos sobre los cientos de jornaleros a su disposición.
La novela goza de una sencillez idónea que la convirtió en un clásico, en ella se lee un lenguaje claro y familiar entre los mexicanos, lleno de tintes de comedia y tragedia vestidas con el humor negro que nos caracteriza. Por algo somos el único pueblo que se mofa de la muerte y hasta fiesta le hacemos porque “la muerte nos pela los dientes”.
Los de abajo maneja una historia rápida y sencilla. Nos narrar las aventuras de Demetrio, sus inicios orillado por la violencia de los tiempos. Continua por ese camino porque no hay de otra y eso es lo único que se puede hacer por esos días en todo el país. Añadamos que descubre su prodigiosa puntería y le fascina el hecho de que su “historia” llegue antes que él a los pueblos que visita, con añadidos y aderezos por cada boca que cuenta sus grandes hazañas militares.
Ser bueno en algo, que lo reconozcan y engrandezcan por ello ¿quién no se dejaría llevar?
Sus aventuras lo llevan por distantes y peligrosos paisajes de México, mostrándonos que solo en el recuerdo es buena la vida del forajido convertido en luchador social.
En esos parajes extraños es donde nuestro héroe, el más bajo en el escalafón social, choca con la clase “educada”: un médico afiliado al gobierno de manera obligada ve en la deserción el único camino para enmendar las cosas e ir a donde su corazón clama; al lado de la justicia social.
El grupo de “revolucionarios” lo apresa, golpea e ignora sus habladurías para al fin, ponerlo preso junto a los cerdos, solo a la espera de su fusilamiento, su pronto fusilamiento.
Los libros, la educación, los ideales lo llevaron ahí, al centro de su soñada revolución social y, por primera vez descubre que la realidad huele a mierda, mierda de cerdo.
Sin embargo, su educación termina salvándolo al ser capaz de salvar a Demetrio de una reciente herida de batalla. Es ahí, en el vínculo de la lucha contra la muerte donde nace una amistad que florece con las palabras del “curro” (traidor), esas que dejan sorprendidos a todos en la bola y los convence de “lo bonito que es saber leer y escribir”
El libro pierde la línea narrativa concentrada en el personaje. Lográndolo de manera magistral el autor lo deja de lado para contar algo más importante, los conflictos dentro de una revolución en donde todos luchan pero no saben para quién o por qué, lo incoherente de la situación, como la gente lo acepta y el punto en que eso se descontrola al punto del quiebre final.
La lucha armada es un sueño de control y organización. La realidad es otra, y la realidad mexicana es incluso otra muy diferente; años de lucha sin control u objetivo, bajo los sueños efímeros de ideales y la sombra de los lideres a los que muy poco logran ver, pero de los cuales se enteran por la música, el medio popular de transmisión de noticias.
Con una lectura clara (en sus inicios) para los nacionales, tal vez un poco compleja para aquellos no familiarizados con los “mexicanismos”; esas palabras creadas solo para divertir o modificadas por esa, nuestra gente de a pie. Una historia sencilla y atrapante, que muestra la otra cara, la de la carne de cañón que fue mayoría en ese conflicto. Universal por lo ya mencionado pero sobre todo por lo profundo de su mensaje final. Libro ideal para todas las edades y que merece re-lecturas constantes, con el aumento de nuestra edad, madurez y visión de vida, seremos capaces de descifrar los distintos matices que nos presentan los personajes y la historia.
Una lectura ampliamente recomendada y, aunque es un mes de celebración a la independencia de la nación, es imposible mantenerse al margen ese otro gran acontecimiento icónico de este país; la revolución.
Ficciones de la Revolución Mexicana de Ignacio Solares
La idea básica de este libro es apoyarse en un contexto real y dejar volar la imaginación, liberar nuestras perversiones más absurdas o, por fin, leer lo que debió haber sido obvio ¡Huerta te iba a traicionar, carajo!
Lo siento, tiendo a un desprecio contenido (a veces) por el caparro de Madero y a las primeras provocaciones siempre sale a flote. Su personalidad tan bonachona o, si lo quieren denominar así, bondadosa, le jugó una mala pasada y le costó la vida. Situación que él debió haber sabido (hablaba con los muertos), aunque lo interesante a analizar aquí sería ¿sabría del trágico destino de su hermano?
Me estoy desviando, disculpen, siempre me pasa con temas que me apasionan.
En el libro encontraremos pequeñas narraciones de eventos o vidas acontecidas en la Revolución Mexicana, con una veracidad casi total, algunas veces se toma ciertas libertades para darle mayor credibilidad al final de ficción.
Lo interesante de la historia es contemplar a los personajes principales de la época desde distintos ángulos; ver a un Díaz atormentado por el pasado y correspondiendo a él en la actualidad, es decir, su psique. A Madero tan falta de pantalones, tomando decisiones importantes y trascendentales. U observando otra perspectiva, muy peculiar, el martirio buscado porque ¿así se lo deparó el destino? Un Huerta atormentado y perseguido por sus demonios, con una faceta algo extraña ¿realmente quería salvar al país al alejarlo de Madero? Difícil creerlo pero Solares hace un genial intento que te hace considerarlo.
Lo relevante del libro es que no se queda con esas mini historias inconexas y que encontrarían aquí su unión solo en el título del libro. No, se trata de ver desde distintas perspectivas, desde los otros personajes y/o motivaciones, en las cuales no podremos estar muy de acuerdo pero, están tan arraigadas en los personajes de carne y hueso que es necesario sumergirnos en ellas en busca de la compresión a sus actos.
Se logra maravillosamente; podemos leer sobre la espiritualidad en un relato, más adelante nos encontrarnos con los problemas familiares que nos sugiere el autor como motivación y, en otro más, encontrarnos con la perspectiva de otro personaje; el enemigo que lo llevará a la muerte y su posible opinión para estar en el bando en que se encuentra.
Ignacio Solares realiza un estupendo trabajo en este libro, convirtiéndose así en lectura obligada para comprender mejor la Revolución Mexicana. Aunque es necesario estar relativamente empapado de la historia “real” para así no cometer errores al tomar al pie de la letra todo lo aquí dicho, sobre todo, los finales, lugar donde generalmente se encuentra plagada la ficción.
En un intento de llenar de matices a nuestros “héroes” de la revolución, Solares nos entrega un libro ligero, lleno de anécdotas divertidas (recomendadas sobre todo las de Obregón), datos curiosos y una interesante comprensión de esos personajes que la escuela nos impone como blancos y negros, buenos y malos, sin los matices que los convierten en humanos y no simples personajes plasmados en papel. Solares les dio vida nuevamente, y supongo estarán volviéndose a pelear, todos juntos, en el monumento a la revolución.
De ficciones a biografías y recopilatorios.
Me parece ya he dejado claro que prefiero la novela a la historia apabullante llena de fechas y nombres, por ello quise rematar con el anterior libro que contiene dosis de ficción suficientes como para no alejarlos de la historia, pero tampoco como para aplastarlos con ella.
Aun así, se deben también dar la oportunidad a la historia para entrar de lleno en la mentalidad mexicana, y como la única manera que se me ocurrió es muy robusta, decidí cerrar esta nota con una recopilatorio de recomendaciones sin mayores referencias. Tan solo libros que el tío Esagui recomienda, los cuales podrán ser muy buena fuente para poder aprender más y mejor sobre la historia nacional.
Entre los más “relajados” podemos encontrar una serie de libros que conocí por primera vez en Guanajuato, en la Alhóndiga de Granaditas para ser exactos: Charlas de café con…
Narrando entrevistas con personajes relevantes de la historia nacional. Entre buenas tazas de café nos cuentan su historia, motivaciones, aciertos y errores durante el lapso en que marcaron la historia nacional.
Un acercamiento a esos personajes nacionales a los cuales hemos mitificado, pero que aquí, con el aroma del café dentro del libro, como espero los rodee a ustedes mientras leen, se les mostraran como personas que simplemente vivieron un tiempo convulso y se desarrollaron lo mejor posible ante lo que enfrentaron.
Dentro de las biografías más importantes e interesantes que he leído, además de ser las más recomendadas entre los conocedores de la historia, lo que garantiza que no ando tan perdido en mis recomendaciones, se encuentran las de dos enormes personajes de la historia nacional: Porfirio Díaz de la mano de Paul Garner y Pancho Villa con Paco Ignacio Taibo II.
Ambas, obras magistrales pero que al ser un poco técnicas pueden parecer de difícil lectura, destacar la segunda, ya que Taibo II se caracteriza por hacer enormes trabajos de documentación para todos sus libros, y al tratarse de una figura icónica en la cultura popular mexicana, aquí no se podía esperar menos. Un libro enorme en tamaño, que puede asustar al primer acercamiento, pero que es indispensable para poner luz sobre un personaje del que se conoce más por sus mitos y leyendas que por su propia persona.
Mientras que con Garner encontraremos una lectura un poco más ligera, donde logra mantenerse imparcial; no nos muestra al dictador, ni al anciano benevolente, conoceremos a un gobernante que tuvo que hacer lo que tuvo que hacer, para poder controlar a un país que no podía gobernarse por sí solo. Y es precisamente ese tipo de frases las que vienen constantemente a la mente cuando se comienza con la lectura de tan genial biografía. Una excelente manera de acercarse a la pregunta que al parecer rondará los siguientes años entre los mexicanos ¿deberían ser repatriados los restos de Don Porfirio Díaz a su natal Oaxaca? La lectura nos dará buen material para poder forjar nuestra respuesta.
Y como no los quiero dejar con densos libros, por último, algo para relajarse, novelas con un pequeño contexto histórico:
La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes
“Artemio Cruz ha muerto, estoy de luto.” Fue el tuit que hice en cuanto terminé el libro. Algo que ya esperaba, se venía venir, era inevitable, caray ¡lo dice el título el libro! pero yo no quería que muriera ese viejito cabrón.
Una aventura fenomenal que no se puede leer como una novela cualquiera, es compleja, la narrativa va de la mano de la mente desvariada de un anciano a punto de morir, lo que justifica los trozos de narración separados entre sí. Al menos así debemos de leerlo, de no hacerlo puede ocurrirles lo que a mí en “El otoño del Patriarca”: no entender ese estilo y abandonarlo por la difícil narración.
La narración no es sencilla pero solo necesita algo de empatía y paciencia. Me recordó mucho a mi madre: habla, habla, narra, cuenta, habla más, en 500 palabras te contó la historia de la casa de enfrente, cuando tú solo le preguntaste ¿de qué color es esa casa?
Una recomendación total, una de las mejores obras de Fuentes hasta el momento (hablo de los libros leídos por mí)
Requiere paciencia, pero cuando se entiende el estilo, cuando logramos la empatía con la manera de contarlo se disfruta de sobre manera, es un vistazo a la intimidad de las personas, de un viejo muy cabrón que nos narra cómo llegó a serlo.
Gringo viejo de Carlos Fuentes
Un libro que no es una historia, eso es secundario. El libro es una serie de frases, cientos de párrafos repletos de reflexiones sobre la vida, la muerte, el amor, la tristeza, la añoranza y más, una vida resumida en pocas páginas, un país dibujado fácilmente, su gente narrada magistralmente. Carlos Fuentes no solo nos deja con la sensación de haber creado un libro íntimo, donde nos confía muchos de sus pensamientos, es algo más, algo que no sé expresar pues para mí tuvo un significado particular y tengo la seguridad que cada lector encontrara un mensaje diferente. En definitiva, un libro que debe leerse.
Gringo viejo, siendo redundantes, trata sobre un gringo en los últimos años de su vida, dejando la jovialidad y pasión por la vida que se fue con la muerte de sus hijos y mujer; la muerte le arrebata la felicidad y lo deja preparado para lo que viene pero ¿qué sigue? Una enfermedad, un accidente, morir en la calle cubierto de sus propios orines inmundos ¡no! No es para él. En plena revolución mexicana considera más honroso morir frente a un pelotón de mexicanos furiosos y tal vez, con un poco de suerte, ser mandado fusilar por Pancho Villa.
Un libro recomendado ampliamente. Así como llegará el momento de poner un balance a nuestra vida; considerando los pros y contras de nuestro paso por el tiempo, de la misma manera deberemos considerar en leer este libro antes de ese momento. Nos ayudará a entender cómo debemos hacerlo, nos facilitara recordar muchas cosas y generará estupendas ideas para un buen y genial final a nuestra camino.
Fue un camino complejo hasta llegar aquí. Tuve que dejar muchos libros en el tintero, además de muchos otros que se adelantan a la historia nacional. Ya pasada la Revolución Mexicana, toca analizar un poco sobre la guerra cristera y la actualidad nacional. Con ello espero, en este mes patrio por excelencia, lograr un buen repaso por la historia, motivarlos a tomar uno de los libros aquí recomendados, y que sean estos la puerta a más satisfactorias lecturas. Francamente espero haberlo logrado, repito, es mi peculiar manera de celebrar a México: entregándole mejores mexicanos.
¿Alguna recomendación para las próximas recomendaciones? ¿Leyeron algo ya recomendado o acaso algo de lo aquí mencionado les causo curiosidad? ¿Discrepamos en opiniones? Por favor hagan sus comentarios tanto aquí como en mis redes sociales. La retroalimentación es de vital importancia cuando se tratan estos temas, sobre todo cuando se intenta fomentar la lectura.
Nos vemos a fin de mes.
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