Francisco Jiménez Reynoso | @jimenezabogado | 22 de enero del 2018
Hablar de corrupción en México, es hablar de algo complejo de estudiar y tener estadísticas serias y objetivas.
En nuestro país, lamentablemente conviven diariamente millones de mexicanos (as), con el concepto práctico de la corrupción… Ministerios públicos, magistrados, jueces… juegan con la necesidad y preocupación de las personas, pidiendoles lo que en ocasiones no tienen, con la finalidad de torcer la justicia. Lo mismo sucede en otras áreas gubernamentales como vialidad, obra y construcción, y una lista larga de instituciones en las que predomina el concepto en comento.
La corrupción es una corrosión que carcome a nuestra sociedad mexicana, en la que no va sola, siempre la acompaña la impunidad. Practicamente son muy pocas las autoridades corruptas que son sancionadas, algunas pierden la conciencia de lo bueno y lo malo, y normalizan sus conciencias practicando una y otra vez este concepto que lacera a nuestra sociedad en general.
Hubo una época en la que los criminales amenazaban a las autoridades en turno, con plomo o dinero. Hoy, practicamente todo es dinero…
A nivel nacional, México no tiene un fiscal anticorrupción, y es muy probablemente que cuando lo tenga, se vea obligado (a) en volcarse con quien hoy ocupa la presidencia de México.
En Jalisco, estado donde se ha sentido por décadas el nepotismo, el amiguismo, compadrago e influyentismo entre otros conceptos que tanto han perjudicado a nuestra sociedad jalisciense, se ha designado como fiscal anticorrupción a Gerardo de la Cruz Tovar, (compañero de diversas entrevistas en medios de comunicación, así como en pasillos universitarios como en la UP Universidad Panamericana), ardua tarea tiene que hacer en nuestra entidad, con la finalidad de que con su actuar se recupere la credibilidad ciudadana que sin duda se ha perdido en sus autoridades…
Nuestros gobernantes, aún suspiran con seguir controlando a todo tipo de autoridades, incluso a las que en teoría deberían de ser “autónomas e independientes”. (ver integrantes de los comites y su dependencia política y económica, para saber como se desempeñaran). Esperamos los jaliscienses, no tener más demagogia con un problema que lastima a millones de mexicanos.
La Ley del sistema anticorrupción del estado de Jalisco, señala en su artículo 2, los objetivos de la Ley, y enfrentamos los primeros problemas, pues esta señala que Jalisco debe: I. Establecer mecanismos de coordinación entre los diversos órganos de combate a la corrupción en el Estado y los municipios, armonizándose con el Sistema Nacional; II. Establecer las bases mínimas, para la prevención de las faltas administrativas y los hechos que la ley señale como delitos en materia de corrupción…
Y la pregunta es ¿cómo podrá Jalisco coordinarse si no cuenta México a nivel nacional con un fiscal anticorrupción, y es que su primer tarea sería sancionar y castigar al primer mandatario todavía en funciones por haber cometido delitos de esta índole (comenzando por la casa blanca, entre otros)…
Algunos otros escándalos tendrían que ser resueltos por el fiscal anticorrupción Federal: el caso de Veracruz, estado de México, Chihuahua y el de la empresa brasileña Odebrecht, en relación a una malograda presidencia que esta por concluir.
La pregunta clave es: ¿cuándo lograremos tener fiscalías verdaderamente independientes y autónomas? En la que hagan su trabajo de manera objetiva, honrada y eficaz. De lo contrario, todo seguirá siendo solo demagogia.
Arduo trabajo le espera al Fiscal Anticorrupción en turno. Solo esperamos los jaliscienses, que el interés colectivo y social, este siempre por encima, del interés político y económico.
Francisco Jiménez Reynoso, quien es escribe esta columna es Doctor en Derecho e Investigador de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. jimenezabogado@gmail.com
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