Francisco Jiménez Reynoso | @jimenezabogado | 21 de febrero de 2018
El pasado viernes 16 de febrero, tuve la oportunidad de desarrollar el tema del consumo de drogas, ante una audiencia de más de 60 doctores (médicos) organizado por el Gobierno del Estado de Jalisco, y la Secretaría de Salud, en el Diplomado de «Enseñanza, investigación, capacitación y ética», esto en el hospital General de Occidente. La invitación fue por parte del Dr. Raúl Villaroel Cruz, quien se desempeña como Jefe de enseñanza, Investigación, Capacitación y ética.
Resulta ocioso hablar de legalizar las drogas, ya que estas han sido legalizadas en el gobierno que encabezó Felipe Calderón Hinojosa. Recordemos que la Ley General de salud fue reformada y cuenta con una tabla que especifica las cantidades que puede portar un consumidor para su uso personal.
En este momento, en mi opinión ya no está a debate si se legaliza o no la droga. Más bien debemos estar atentos a observar que es lo que pretende el gobierno con la insistencia de “legalizar” las drogas.
En mi opinión, no hay inteligencia gubernamental para generar recursos y financiar las actividades y responsabilidades que corresponden a los respectivos gobiernos: federal, estatal y municipal. Todo o en gran medida esta soportado con los combustibles.
No dudo en lo más mínimo, que la intención de las voces que insisten en “regularizar” el consumo de las drogas tiene otras intenciones. Entre ellas, ¡el cobro de impuestos!… imagine usted, apreciable lector, ¡los ingresos!
Agradezco a todos los Médicos su atención y participación en tan importante tema que tratamos, sin duda alguna fue una experiencia inolvidable. De la misma manera agradezco la invitación a mis primas, quienes fueron el conducto directo para invitarme.
Cierta es la frase trillada de que cuando a Estados Unidos de Norteamérica le da un resfriado, a nosotros nos da pulmonía, por ello, nuestras autoridades tienen que estudiar científicamente, cuales son las repercusiones que traerán a nuestro país el hecho de que se haya legalizando la marihuana en el vecino país. En mi opinión se encienden los focos rojos para México y el Sur del continente americano. Ya que si Estados Unidos permitirá el consumo de marihuana y se convierten en autosuficientes en su producción, entonces México y el Sur de América, corren el riesgo de disparar aún más el número de consumidores de droga por la sobreproducción que tenemos y que ya no habrá compradores como antes.
La legalización de las drogas es uno de los modelos propuestos por activistas e instituciones pro que están a favor de los derechos humanos, así como de los derechos individuales, para la modificación de las leyes que prohíben la tenencia, el consumo, suministro y producción de ciertas drogas. El argumento central está basado en el derecho primario de que cada persona tiene el derecho a elegir como quiere llevar su vida, lo que incluye la obligación del estado de respetar la decisión del ciudadano sobre las sustancias que decida utilizar. Otros partidarios de esta medida basan su defensa en la creencia de que sería un medio importante para erradicar las bandas del crimen organizado relacionadas con el trafico de drogas.
A continuación, dejo a su consideración apreciable lector, algunas razones y argumentos que punzan a favor de la legalización de las drogas: La legalización pondría fin a la parte exageradamente lucrativa del negocio del narcotráfico. La legalización reduciría dramáticamente el precio de las drogas, al acabar con los altísimos costos de producción e intermediación que implica la prohibición. Legalizar las drogas haría que la fabricación de dichas sustancias se encuentre dentro del alcance de las regulaciones propias de un mercado legal. El narcotráfico ha extendido sus tentáculos en la vida política de los países.
Legalizar las drogas acabaría con un foco importante de corrupción, la cual aumenta en todos los niveles del gobierno debido a que una substancial cantidad de policías, oficiales de aduana, jueces y toda clase de autoridades han sido comprados, sobornados o extorsionados por narcotraficantes, creando un gran ambiente de desconfianza por parte de la población hacia el sector público en general.
Los gobiernos dejarían de malgastar miles de millones de dólares en el combate de las drogas, recursos que serían destinados a combatir a los verdaderos criminales. Con la legalización se acaba el pretexto del Estado de socavar nuestras libertades con el fin de llevar a cabo esta guerra contra las drogas.
Legalizar las drogas desactivará la bomba de tiempo en la que se ha convertido Latinoamérica, especialmente países como México, Centroamérica, Ecuador, Bolivia y Colombia. En una sociedad en donde las drogas son legales, el número de víctimas inocentes producto del consumo y la venta de estupefacientes se vería reducido substancialmente.