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Eduardo Castellanos | @KisocoInfo | 26 de julio del 2017
Los niños del grupo de teatro tardaron en salir a escena. Un concurso de ajedrez del maestro de origen portugués se prolongó entre jaques y mates, entre torres, alfiles, caballos y peones. En las mesas instaladas bajo el techo en los portales de la plaza cívica, había nuevos jugadores, los que ya sabían, los que iban a aprender.
La versión adaptada de “La telaraña de Charlotte”, de Evelyn White, fue la historia que cerraría las actividades de la octava edición de la Semana Cultural en Temacapulín. Infantes vestidos de toros, de gansos, de rata, de araña y de cerdo, iban desde de la cabecera Municipal, Cañadas de Obregón, para representar la historia con un dramático final feliz, en donde la araña bonachona tiene que morir para dar vida a otros arácnidos.
La actividad en las mesas y tableros se detuvo para que los niños pudieran iniciar con la presentación. Después del primer acto una lluvia ligera obligó al público a refugiarse bajo el techo del portal. Los actores siguieron con la obra.
María Alcaráz, que previamente había repartido un costal de churros de harina aderezados con salsa de tomate, apenas pudo destapar una charola con gelatinas de colores cuando estas desaparecieron de la bandeja, algunos se quedaron con ganas de probar el manjar.
En la plaza también estaban los de la lucha por la defensa del pueblo, Consuelo Carbajal y su hermana, “Don Ponchito”, Abigail, Imelda Limón y Gabriel Espinoza, el mismo que hace unas semanas increpó al Gobernador del Estado, Aristóteles Sandoval, mientras anunciaba “la desaparición del pueblo”.
El Padre Gabriel, como todavía algunos lo conocen estaba sereno y contento. Él fue el encargado del discurso de clausura. Habló de la experiencia diaria de regresar al pueblo, de que cada vez es una experiencia diferente, que no hay algún día igual.
“Siempre encuentra uno cosas nuevas que nos enriquecen y en ese aspecto lo que decimos las personas que cada cabeza es un mundo y que cada persona es única e irrepetible en toda la historia”, dijo.
Durante una semana los pobladores y visitantes, leyeron a Alfredo R. Placencia y su “Cristo de Temaca”, a Juan Rulfo y su “Llano en llamas”, degustaron pescado en penca, escucharon a las Hermanas Jauregui, rezaron el rosario en el camposanto, siguieron “la ruta del agua”, fueron a misa a pedir por su pueblo y siguieron resistiendo, informando al que llegaba.
Espinoza motiva a la gente, tiene las palabras mágicas para despertarlos, espabilarlos y hacerlos parte de la celebración que está por concluir.
“Temacapulín, en este municipio de Cañadas de Obregón, es un pueblo único, hermoso y hoy queremos decir que como Temacapulín no hay dos, por eso Temaca vive (todos responden la lucha sigue) y el Río verde es único e irrepetible, por eso Ríos para la vida (No para la muerte, responden) y sí a la vida, sí a la justicia, sí a la paz y que sigamos conviviendo en esta región y que todos seamos campeones en la vida, aquí lo que importa es que nadie pierda y que todos ganemos, eso lo admiramos en esta obra de teatro, la telaraña de Carlota. Aun cuando nos extingamos, aún morimos, sin embargó, lo que escribamos, lo que hagamos, lo que sembremos eso servirá para las próximas generaciones”, concluyó.
