Por: Jorge Leonel Conchas Beltrán
En un rancho llamado Nacimiento, ubicado en el municipio de Arandas, Jalisco, existe una capillita vieja y abandonada que, según se dice, oculta muchos secretos que muchas personas han tratado de descubrir.
Cuenta la leyenda que en dicho lugar, generalmente con aspecto desagradable durante el año, pero que en Semana Santa a partir de las 12:00 horas de iniciada, cambia de aspecto a una capilla moderna y reluciente que abre una gran bóveda de su interior, donde se dice que hay una gran fortuna; pero, para que se muestre en todo su esplendor deben cumplirse ciertos requisitos…
Deben ser varias personas, entre ellas un hombre fuerte, un niño, un doctor, una mujer y dos parientes de alguno de ellos, las que vayan en busca del mismo objetivo. Además de todo esto, para poder ver y tomar esa fortuna, no debe haber envidias, ni rencores entre ellos mismos.
Se dice que el camino para llegar a dicha capilla es largo y obscuro, que al ir en dirección a la capilla se presentan diversos obstáculos o dificultades para que no cualquiera pueda saquearla; se escuchan muchos ruidos y pasan cosas extrañas, por ejemplo, escuchar golpeteos en láminas, se anula la señal, dejan de funcionar el teléfono móvil o relojes, sólo funcionan linternas y el buscador de metal, además se escuchan pasos y murmullos, lo que provoca en las personas tener miedo y hace que regresen por donde llegaron.
Pero, ¿Cómo empezó esta extraordinaria capillita y todos sus misterios y riquezas escondidas?. La historia comienza hace aproximadamente 40 años, cuando en este rancho existía un gran número de ganaderos y gente humilde que allí vivían, al crecer notablemente la población, se decidió construir una capilla a donde las familias pudieran acudir y los niños tener mayor espacio para jugar y al mismo tiempo disponer de un espacio donde todo fuera más bonito.
Con el paso de los años fueron creciendo más y más las poblaciones en las ciudades y ese rancho se quedaba cada vez con menos gente, al mismo tiempo quedaba abandonada la capilla, desgastada por el tiempo y sin mantenimiento. Al interior de la capilla había un compartimiento muy amplio donde se ponían ofrendas y artefactos raros que se encontraban alrededor de la capilla.
Existió una familia con una gran fortuna, fue muy conocida y respetada por la gente, se trataba de cinco personas, “los Rivera”. En accidente automovilístico murieron la mujer y dos hijos de José Rivera, poseedor de dicha fortuna, el hijo que sobrevivió tenía una enfermedad crónica. El Sr. Rivera de edad avanzada, angustiado se preguntaba ¿Qué pasaría con él, con su hijo y con su fortuna?
Con todas esas dudas en su cabeza, decidió llevar toda su fortuna a la capilla que ya nadie visitaba por estar muy deteriorada, entró a la bóveda que había y dejó todas sus pertenencias, incluyendo las cenizas de sus familiares fallecidos, en ese momento el viejo comenzó a llorar y sólo pensaba en que allí estaría protegido lo que más amaba.
Al poco tiempo de lo sucedido su hijo murió a causa de una enfermedad cerebral; sabiendo que llegaría su turno, dejó un testamento donde pide que sus cenizas las lleven a aquella capilla abandonada y las esparzan por todo el lugar; murió durante una semana santa y cumplieron su voluntad.