Francisco Jiménez Reynoso | @jimenezabogado | 10 de julio del 2018
Se acabaron las elecciones en México, en el caso de Jalisco tuvimos elecciones concurrentes. Sin lugar a dudas se trató de un proceso electoral de fuertes y marcados contrastes, en el que predominaron los ataques verbales e incluso se presentaron diversas denuncias penales. Y habrá que ver que es lo que sucede con las mismas.
Quienes fueron en su momento amigos y aliados: Andrés Manuel López Obrador y Enrique Alfaro Ramírez (ambos virtuales triunfadores, el primero Presidente de México y el segundo Gobernador de Jalisco). Han alcanzado sus anheladas metas. Dos liderazgos que arrasaron en el pasado proceso electoral. AMLO obtuvo más de 53 por ciento, y Enrique Alfaro alrededor del 40 por ciento.
Para nadie fue desconocido el enfrentamiento entre ambos aspirantes en su momento. Pues ambos encabezaban (dentro de sus respectivas competencias) dos proyectos distintos como oferta política. No obstante lo anterior, es menester encontrar la reconciliación entre Andrés Manuel López Obrador y Enrique Alfaro Ramírez. Por el bien de México y sobre todo de Jalisco, debe imperar la armonía y coordinación en dicha relación. Sabemos que los problemas en Jalisco son diversos y algunos de ellos graves. Por citar algunos, la inseguridad: que en el caso de Jalisco se sigue complicando cada vez más. Mucho se ha hablado de las intenciones de pacificar la situación en México. Ahora falta ver cómo se va a llegar a cumplir dicha promesa. Pues no serán suficientes buenas intenciones. Habrá que dar un viraje drástico en cuanto a políticas públicas se refiere, para conseguir los resultados anhelados.
En mi opinión el problema de la inseguridad que atraviesa México es multifactorial: la delincuencia organizada ha crecido a niveles tan graves que en algunas regiones tiene de rodillas a las autoridades. Y es que, o se subordinan a cumplir sus órdenes, o los están ejecutando. Gran tarea tienen las próximas autoridades para evitar se siga propagando y multiplicando el dominio de la delincuencia organizada.
Aunado a lo anterior, es menester transformar a nuestras presentes y futuras generaciones. Generando condiciones para que puedan estudiar un mayor número de niños y jóvenes.
Será necesario cambiar el modelo económico que por el momento es un verdadero fracaso. El encarecimiento de la vida diaria, que deja fuera del alcance de un gran número de mexicanos la canasta básica, es otro de los factores que genera inseguridad en nuestro país.
Las autoridades electas, próximas autoridades tienen el deber y la obligación de encontrar la fórmula para detener el alza de los combustibles, que dispara la inflación en nuestro país, y con esta medida sin duda alguna también es un factor importante generador de inseguridad y violencia en México.
Liderazgos los hay, solo falta coordinación y armonía institucional así como personal (en la medida de lo posible) para tener condiciones óptimas para hacer frente a los múltiples problemas que vivimos en México.
Francisco Jiménez Reynoso, quien es escribe esta columna es Doctor en Derecho e Investigador de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. jimenezabogado@gmail.com
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